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ANÁLISIS

Trump 2.0: un comienzo huracanado con un final de año zancadilleado en tribunales y las calles

Del récord de 100 órdenes ejecutivas en su primer día a la legislación unificada sobre la IA, el primer año del presidente en su regreso a la Casa Blanca se ha caracterizado por la intensidad de las reformas y un mayor protagonismo internacional.

Donald Trump en el American Business Forum

Donald Trump en el American Business ForumAFP.

Israel Duro
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Donald Trump bromeaba antes de la toma de posesión de su segundo mandato con colocar un despachito en las escalinatas del Capitolio y comenzar allí mismo a firmar órdenes ejecutivas. No llegó a tanto, pero la actividad legislativa del presidente batió todos los récords existentes con un arranque de legislatura arrolladora en todas las áreas, con especial atención a la frontera, la economía y la guerra contra el wokismo. Un ritmo que fue atemperándose con el paso de los meses, pero que la oposición aún no sabe cómo frenar -ni siquiera con el shutdown más largo de la historia- salvo con recursos en los tribunales y la movilización de la extrema izquierda en las calles.

La figura que puede representar este casi primer año de mandato es el fútbol americano. Con un quarterback que sería el propio Trump lanzando un pase largo que él mismo recogería y avanzaría sorteando rivales y arrastrando a quienes tratan de derribarlo, frenando sin conseguir detener su arrollador avance. 

Entre medias, Trump ha tenido tiempo de sacudir los cimientos del orden mundial en su regreso, tanto con los archiconocidos aranceles recíprocos o punitivos como con los acuerdos surgidos de esa amenaza con múltiples países -aliados o rivales- para cuadrar la balanza comercial estadounidense. En este apartado también pueden encuadrarse todos los acuerdos de paz que ha logrado incluso en conflictos enquistados, el ataque a Irán para terminar con el enriquecimiento de uranio que les acercaba a la bomba atómica o la guerra contra el narco en el Caribe.

El esprint de las órdenes ejecutivas

Aunque hay discrepancias sobre el número de órdenes ejecutivas exacto firmado en los primeros días por Trump, dependiendo de si se consideran exclusivamente las formales o si también se incluyen las proclamas y los memorandos presidenciales relacionados, el número final superó las 140 durante los 100 días iniciales. De hecho, sólo durante la primera jornada alcanzó ya el centenar.

Entre las más destacadas de ese día tocó temas como la inmigración, con la Declaración de Emergencia Nacional en la Frontera Sur, que  permitió el despliegue de militares, reanudó la construcción del muro y reinstaló la política Quédate en México. Además, firmó el fin de la ciudadanía automática por nacimiento para hijos de inmigrantes indocumentados.

Otro de los aspectos clave fue la definición de género y el fin de programas DEI en el Ejecutivo. Con su nueva orden, el Gobierno federal pasa a reconocer "dos sexos, masculino y femenino". En lo referente a los trabajadores federales, el presidente ordenó el fin del teletrabajo y congeló las contrataciones.

También rubricó la retirada de EEUU del Acuerdo Climático de París. En el aspecto de cambio climático y energía, Trump declaró la emergencia para eliminar restricciones al petróleo y gas natural, prometiendo eliminar el arrendamiento de parques eólicos y el mandato de vehículos eléctricos.

Indultos por asalto al Capitolio. Trump anunció la emisión de indultos y conmutaciones para personas condenadas o acusadas por el asalto al Capitolio de 2021.

En estos primeros compases de la legislatura, los titulares eran compartidos con el DOGE, liderado por Elon Musk, que comenzó con énfasis su cometido de recortar el tamaño del Gobierno.

Un Partido Demócrata desnortado y radicalizado

Su ímpetu contrastaba con un Partido Demócrata absolutamente desnortado, sin un líder claro y sin un programa al que aferrarse para tratar de capear el temporal. Ni siquiera eran capaces de ponerse de acuerdo en establecer una estrategia común para colaborar con el nuevo presidente o presentar una resistencia a ultranza, propiciando una fractura que sigue vigente ahora -como ejemplo, la traición de ocho senadores moderados para poner fin al cierre de Gobierno más largo de la historia-.

​Una situación que ha permitido el auge de nuevos líderes dentro del Partido Azul mucho más radicalizados, como el socialista Zohran Mamdani, alcalde electo de Nueva York, o un discurso cada vez más izquierdista de los legisladores y gobernadores demócratas para tratar de marcar territorio ante Trump y sus propios votantes. Un ejemplo claro es el del líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, que pasó de estar a punto de perder su puesto por evitar el primer cierre de Gobierno de Trump a recibir un duro castigo interno por prolongar el segundo a pesar del coste para los ciudadanos.

"La frontera más segura de la historia"

La inmigración irregular era la gran batalla de Donald Trump para llegar a la Casa Blanca. Con el récord de ilegales entrando y siendo liberados dentro de las fronteras por el catch and release de Biden, el presidente se comprometió a una política radical de deportaciones y cierre de fronteras que viene aplicando desde el minuto cero.

Así, Trump presume de haber logrado "la frontera más segura de la historia", con varios meses en los que apenas se producen entradas de ilegales y, sobre todo, sin que uno solo haya sido soltado en territorio nacional en los últimos seis meses. Los datos de encuentros, además, se mantienen en torno a un 90% por debajo de los que ocurrían durante el pico de entradas con Biden.

Además, de la mano del zar de las fronteras, Tom Homan, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, el ICE ha lanzado una serie de campañas y redadas de deportación en las principales ciudades del país que se han saldado con la detención y expulsión de más de medio millón de inmigrantes irregulares con antecedentes penales y la autodeportación de 1,6 millones de indocumentados.

La economía, más fuerte, aunque hay dudas sobre el impacto de los aranceles en los precios

La economía, una de las claves que lo llevaron a la Casa Blanca de nuevo, ha sido una de sus prioridades, y los resultados de sus medidas han sido objeto de un profundo análisis. Según los cálculos de la Casa Blanca, EEUU ha conseguido billones de dólares (trillion) en inversiones de empresas y países. Además, muchas compañías han anunciado que trasladarán la producción dentro de nuestras fronteras.

A pesar de las dudas iniciales, sobre todo sobre el impacto de los aranceles, la economía de EEUU ha continuado creciendo de manera constante y sólida, con un pequeño susto en el primer trimestre del año, con una contracción del 0,1%, que fue seguida de un rebote hasta el 3,8% en el segundo y un crecimiento del 3,9% estimado durante el tercero. La proyección anual es de un crecimiento de entre el 2 y el 2,5%, medio punto superior al año anterior.

Otro de sus principales retos era la inflación. Los anuncios de los aranceles hicieron que los críticos se apresuraran a anunciar una subida brutal de precios, que no se ha materializado. Hasta el momento, la inflación continúa controlada con una media de 2,7%, por debajo del 3,2% heredado.

De ahí viene una de las principales guerras de Donald Trump en el terreno económico: el recorte de tipos, que le ha llevado a una agria disputa con la Reserva Federal. Liderada por Jerome Powell, la institución ve con recelo la inflación, que está por encima del 2% que tiene fijado como objetivo, y por las presiones alcistas que prevé como consecuencia de los aranceles y ha seguido una política de tipos prudente. Sin embargo, Trump no para de exigir bajadas de tipos mayores y más rápidas, amenazando incluso con destituir a Powell.

En el empleo, las cifras de paro se han mantenido por debajo de la media histórica (desde 1948) del 5,7% y se han creado más de 670.000 nuevos puestos de trabajo, de ellos 400.000 en el sector manufacturero. 

Pero si hay un lugar donde se ha notado la llegada de Trump ha sido, sin duda, en los mercados. Los indicadores estadounidenses, contagiados en un primer momento por la dudas sobre la política económica de Trump, han roto en varias ocasiones durante el año sus máximos históricos. El auge de las compañías tecnológicas, sobre todo Nvidia, lideran las ganancias.

Guerra arancelaria

Dentro de su política de America First, Trump sacudió los cimientos del comercio internacional con el anuncio de aranceles a los productos de otros países que quisieran entrar en EEUU. El objetivo del presidente era doble. Por un lado, acabar con el brutal déficit de la balanza comercial, por lo que instauró las tarifas recíprocas para cargar a los bienes de otros países la misma tasa que recibían los productos estadounidenses. Por otro lado, estableció aranceles punitivos, como los implementados a China o México, como forma de presión para acabar con el tráfico de fentanilo que inunda las calles de EEUU y que provocó una grave epidemia de salud nacional.

A pesar de que su imagen ha sido objeto de burlas por los aparentes vaivenes en este apartado, lo cierto es que Trump siempre ha dejado claro que su objetivo con las tasas ha sido negociar con el resto de países. En muchos casos, los acuerdos han incluido aspectos políticos y sociales, y no sólo económicos.

Además, Trump ha establecido aranceles a productos clave y concretos, como son el acero, el aluminio, el cobre y derivados o automóviles y derivados. Los productos farmacéuticos se enfrentaban a un fuerte arancel asimismo a partir de septiembre, aunque se encuentra en suspenso mientras se negocia con las grandes farmacéuticas. En todos estos casos, aquellas empresas que comenzaran a producir en EEUU quedaban exentas o recibían fuertes descuentos. 

Guerra contra el crimen

Reducir la tasa de criminalidad era otra de las prioridades, y una de las razones para la campaña de deportaciones masivas lanzada por la Administración. De hecho, Trump comenzó el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en Washington DC ante la ola de crímenes que asolaba la capital. No obstante, Los Ángeles fue la primera ciudad en recibir tropas federales en el marco de proteger a los agentes del ICE de agresiones durante las redadas ante las violentas manifestaciones en la ciudad.

Tras el éxito del experimento, Trump amenazó con hacer lo propio en ciudades como Nueva York o Chicago, desatando una importante guerra dialéctica con líderes demócratas que se oponían a la medida y que llegaron a llamar a la desobediencia civil y a la resistencia contra las tropas federales.

Hasta ahora, las tropas han sido desplegadas en Portland, donde los jueces han ido cambiando la situación en varias ocasiones, Memphis y la propia Chicago, donde unos 300 militares participaron en la Operación Midway Blitz para apoyar y proteger a los agentes de inmigración nacionales frente a los manifestantes violentos.

"El presidente de la paz"

Este segundo mandato ha mostrado a un Trump con mucha más presencia en el terreno internacional que el anterior. Algo que no ha gustado a mucho de sus fieles y que ha provocado un debate fuerte dentro del entorno MAGA que ha puesto a varios de sus grandes aliados en contra.

​El presidente ha lanzado dos grandes campañas fuera de las fronteras nacionales. La primera, el bombardeo a Irán para frenar el programa nuclear del régimen de los ayatolás antes de que pudiera llegar a conseguir la bomba atómica. Antes, aviones y portaviones estadounidenses habían participado en la defensa de Israel de los ataques de Teherán.

​La segunda, que sigue activa en estos momentos, es la Operación Lanza del Sur, que busca acabar con el narcotráfico en el Caribe y el fin de la dictadura bolivariana de Maduro en Venezuela.

​Además Trump ha conseguido la firma de acuerdos de paz históricos, como el alcanzado entre Hamás e Israel, en riesgo ante los incumplimientos de los terroristas. Además, Armenia y Azerbaiyán (agosto); Tailandia y Camboya (octubre) y República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda (diciembre) alcanzaron acuerdos para cesar las hostilidades.

​El premio gordo, no obstante, se le resiste a Trump. A pesar de las visitas de su enviado Steve Witkoff a Moscú y de la llamada directa con Putin, la paz en Ucrania sigue sin estar rubricada sobre el papel, y las posiciones de los antagonistas siguen alejadas, a pesar de algunos acercamientos propiciados por EEUU.

Resistencia en los juzgados y en las calles

Con los demócratas fuera de juego, los juzgados han sido la única trinchera capaz de frenar a Donald Trump. No obstante, en muchas ocasiones se han sucedido una serie de apelaciones que han ido cambiando el signo de los fallos hasta llegar al Supremo, que, hasta ahora, ha fallado casi siempre en favor de Trump.

La otra pata de la resistencia ha sido la movilización de la calle, con dos grandes manifestaciones masivas No Kings contra el presidente a las que se sumaron numerosos políticos demócratas tratando de recuperar el favor de la calle.

Además, numerosos grupos de izquierda han salido a la calle de manera violenta, cargando contra los agentes del ICE y las redadas. El resultado ha sido el despliegue de los militares en las ciudades donde más situaciones violentas se han registrado y la denominación de grupos radicales como Antifa como organización terrorista.

Los números de Trump se tambalean, el presidente sigue firme en sus políticas

A pesar de que la aprobación de Trump ha caído notablemente desde los máximos históricos que consiguió al principio del segundo mandato, aún no ha alcanzado los mínimos que llegó a marcar durante el final de su primera estancia en la Casa Blanca. 

​Los hispanos, clave para su vuelta al poder, son uno de los grupos demográficos que han dado la espalda con mayor fuerza al presidente, sobre todo por la incertidumbre económica que perciben y el precio de los alimentos. Las deportaciones masivas, aunque han hecho cambiar de opinión a algunos, siguen siendo apoyadas por la mayoría. 

De hecho, de acuerdo con Real Clear Politics, los números de Trump están remontando en estos primeros días de diciembre, en los que ha conseguido reducir la media de desaprobación del 55,6% al 53,7%.
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