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Doha Forum: una enorme, terrible y alarmante bandera roja

El encuentro en Qatar exhibe una alianza de intereses que blanquea al terrorismo y busca aislar a Israel en la arena internacional. 

Panel del Foro de Doha

Panel del Foro de DohaMahmud Hams/AFP.

El Foro de Doha 2025, celebrado los días 7 y 8 de diciembre en Qatar, es uno de los eventos más inquietantes para Occidente y su futuro. El Foro reunió a varias personalidades, específicamente del espectro político árabe y, además, a políticos, burócratas e influencers de alto nivel de todo el mundo.

Este emirato, principal cajero y valedor de terroristas, financista de los movimientos de acoso antiisraelíes en las principales universidades y ciudades del mundo, fue descrito por el presidente Trump en 2017 así

"Desgraciadamente, la nación de Qatar ha sido históricamente un financiador del terrorismo a muy alto nivel. Y tras esa conferencia, las naciones se reunieron y me hablaron de confrontar a Catar por su comportamiento... Decidí, junto con el secretario de Estado, Rex Tillerson, nuestros grandes generales y militares, que había llegado el momento de pedir a Catar que pusiera fin a esa financiación. Tienen que ponerle fin. Y a su ideología extremista en términos de financiación".

El país está gobernado por una monarquía hereditaria absoluta cuyo primer artículo constitucional declara: "Qatar es un Estado árabe, soberano e independiente. Su religión es el islam, y la ley islámica (sharía) es la fuente principal de su legislación". Aún así, el lema de su fastuoso evento de este año fue: "Justicia en acción". Mubarak Ajlan Al-Kuwari, director ejecutivo del Foro de Doha, aseguró a Euronews que el tema "responde a una demanda popular". También explicó que una de las grandes preocupaciones del Foro es la brecha entre el norte y el sur global y sostuvo que esas desigualdades provienen de "sistemas construidos sin representación amplia".

Dicho así, parecería un mal chiste. Pero no: lo dijo completamente en serio.

El encuentro estuvo plagado de vistosos invitados, como por ejemplo la presentadora de CNN, Christiane Amanpour, que en 2023, describió el asesinato a sangre fría de tres mujeres israelíes como un "tiroteo". También estuvo la inefable Francesca Albanese, Donald Trump Jr, Hillary Clinton; Pierre Krähenbühl, director general de la Cruz Roja y ex comisionado general de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA ), de la que debió renunciar por mala conducta ética; y Mustafa Barghouti, secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina. Al convite se sumó Bill Gates ya que su Fundación y el Fondo de Qatar para el Desarrollo anunciaron una asociación para promover la salud mundial, la agricultura resiliente al clima y fortalecer la Alianza para las Vacunas. Otros oradores destacados fueron el exministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, y el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan.

Lo que sí se dijo en el foro: ataques contra Israel y sus defensores 

Más allá de las visitas vistosas, el tema que sí dominó las conversaciones fue la necesidad de que el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Gaza avance a una nueva fase. Por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores de Egipto, Badr Abdelatty, habló del rápido despliegue de una fuerza internacional de vigilancia del alto el fuego. Qatar también está impulsando la nueva fase, aunque el cuerpo de un rehén israelí permanece retenido por Hamás, y la nueva fase no puede comenzar antes de que todos los rehenes sean devueltos. Lo cierto es que las negociaciones para consolidar la tregua respaldada por Estados Unidos se encuentran en un momento crítico.

El enviado especial de Estados Unidos a Siria, Tom Barrack, hizo una de las declaraciones más ignominiosas, al sugerir que Israel no es una democracia. "Nunca hemos tenido una democracia [en Oriente Medio]... No veo ninguna democracia ", dijo Barrack, añadiendo que "Israel puede afirmar que es una democracia, pero en esta región lo que mejor ha funcionado, guste o no, es una monarquía benévola".

No se quedó atrás el autoproclamado presidente sirio, Ahmed al Sharaa, más conocido por su nombre de guerra Abu Mohamed al Golani, hasta hace poco líder terrorista vinculado a Al Qaeda por el que el Departamento de Estado ofrecía 10 millones de dólares. Golani acusó a Israel de aprovecharse del 7 de Octubre y de sus preocupaciones de seguridad. Curiosas declaraciones que se producen mientras las minorías sirias están siendo masacradas y las agencias internacionales, incluida la ONU, han acusado a las fuerzas de su régimen de estar atacando brutalmente a los drusos en Sweida y los alauitas en Latakia.

Una de las participaciones más reveladoras fue la de Manal Radwan, funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, que criticó duramente a Israel. Radwan elogió a la Autoridad Palestina y a Mahmud Abás. En un ejercicio falsario sin precedentes, condenó al Gobierno israelí por rechazar la solución de dos Estados e incitar a la violencia contra palestinos, árabes y musulmanes. Las opiniones de Radwan coinciden con las del príncipe Turki al-Faisal, exjefe de inteligencia de Arabia Saudita, que calificó a Israel como el principal peligro de la región, mayor que Irán debido a sus acciones tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Este recrudecimiento de las críticas ocurre en el contexto de la paralización de los Acuerdos de Abraham. La afirmación de Radwan pasa por alto el hecho de que la Autoridad Palestina lleva años sosteniendo el sistema de pago por asesinato, que otorga estipendios vitalicios a las familias de terroristas que atacan a israelíes, entre otros detalles de corrupción, violencia e ineficiencia del liderazgo de Abás.

"La orgía de cinismo, mentiras e hipocresía desplegada este fin de semana en Doha presagia una presión sobre Israel que ya está empezando a aumentar".

Arabia Saudita ha endurecido su retórica contra Israel por varios motivos entre los que destaca un cambio estratégico. Antes del 7 de octubre de 2023, la normalización parecía cercana debido al temor a Irán y a que los beneficios militares de EEUU dependían de ese acuerdo. Pero ese cálculo cambió tras la guerra del 12 de junio de 2025: los ataques israelíes debilitaron seriamente a Irán y la percepción saudí de amenaza. Para colmo, la cumbre con Trump de noviembre de 2025 también desligó las garantías de seguridad de EEUU de la normalización. Este giro encuentra terreno fértil en la opinión pública: encuestas recientes muestran niveles masivos de rechazo saudí a la normalización. A diferencia de los Emiratos Árabes Unidos, que impulsaron reformas educativas profundas y hoy gozan de relaciones florecientes con Israel, Arabia Saudita mantuvo intactas percepciones sociales muy negativas.

Otra de las declaraciones incendiarias del evento provino del primer ministro de Qatar, Mohammed Abdulrahman Al Thani, quien anunció que su país no pagará la reconstrucción de Gaza. La ironía es lacerante, el mismo país que durante años albergó a los líderes de Hamás y les sirvió de salvavidas diplomático ahora pretende desentenderse de su responsabilidad en el desastre. El Hamás protegido y financiado por Qatar convirtió a Gaza en una fortaleza de túneles, un arsenal de cohetes y una plataforma de lanzamiento para la masacre del 7 de Octubre.

Tucker Carlson sacudió el Foro de Doha al atacar abiertamente a Israel y a los defensores de Israel en Washington, profundizando la fractura dentro del Partido Republicano sobre la política hacia Oriente Medio y la tensión creciente en torno al antisemitismo en MAGA. Consultado por Doha News sobre AIPAC, Carlson afirmó que "algunos buscan someter a nuestra población a una esclavitud mental", mientras que, fuera de cámara, su amigo Neil Patel publicó fotos del presentador haciendo gestos groseros dirigidos a críticos conservadores. Las imágenes, junto con las declaraciones, se volvieron tendencia durante todo el fin de semana, alimentando la acusación de hipocresía: denunciar influencias extranjeras mientras se utiliza sin reparos la plataforma financiada por Qatar para difundir libelos judeófobos. Para coronar el escándalo, Carlson anunció que piensa comprarse una casa en Doha, agregando que no será con "dinero qatarí", sino con el suyo. Tratando de bromear con las acusaciones que muchos sectores le vienen haciendo, aunque lo cierto es que le fracasó la ironía.

Un sabotaje coordinado a las relaciones Washington-Jerusalén

Frente a este espectáculo, la respuesta del ministro israelí de la Diáspora y la Lucha contra el Antisemitismo, Amichai Chikli, fue categórica. Calificó al Foro como: 

"Doha, la capital mundial de la Hermandad Musulmana y el cajero automático de Hamás, inaugura este fin de semana su Gala Anual de Blanqueo del Terror, el @DohaForum. En el escenario, bajo candelabros de cristal, Ahmed al Sharaa, excomandante de Al Qaeda que inundó Siria de sangre, ahora maquillado como 'señor presidente'. @JZarif, ministro de Asuntos Exteriores del régimen terrorista iraní. @HakanFidan, el sicario islamista de Erdogan. Todos radiantes para @AlJazeera, el megáfono global de la Hermandad Musulmana...

¿Y quién vuela para bendecir este espectáculo? @TuckerCarlson. El Sr. Sólo Hago Preguntas, el hombre que describió a los yihadistas de Hamás como un 'partido político' y se preguntó '¿qué tiene de malo la sharía?', llega ahora con su séquito para inclinarse ante el primer ministro de Qatar en el escenario. Es la prueba moral más antigua conocida por la humanidad: ¿rechazar la tentación del poder, el dinero y el prestigio cuando se ofrecen al servicio del mal?... 

En Doha, no sólo fracasan en esta prueba, sino que lo celebran".

Acierta Chikli en señalar el oscuro momento moral del evento. La orgía de cinismo, mentiras e hipocresía desplegada este fin de semana en Doha presagia una presión sobre Israel que ya está empezando a aumentar. Las declaraciones de algunos miembros de la Administración Trump recuerdan los posicionamientos de los peores momentos de la Administración Biden.

Mientras tanto, lo cierto es que es muy difícil sostener que existe un verdadero alto el fuego en Gaza. Continúan las escaramuzas casi diarias a lo largo de la Línea Amarilla, y Hamás se atrinchera en las zonas que Israel desocupó tras el acuerdo de 20 puntos anunciado por Donald Trump en septiembre, que incluye el desarme de Hamás. En los próximos días se anunciaría la Junta de la Paz, presidida por el propio Trump, para supervisar la transición. Pero nadie aborda el problema central: Hamás no piensa desarmarse. Su líder externo, Khaled Mashaal, objetivo del fallido ataque israelí en Doha, reiteró (mientras se llevaba a cabo el Foro) que el grupo no renunciará al control de Gaza ni aceptará supervisión internacional, incluida la de la futura Fuerza Internacional de Trump.

La diplomacia de las chequeras de Qatar mostró sin pudores su objetivo: asegurar que la presión recaiga sobre Israel, y no sobre Hamás y sus mecenas. La gran incógnita es si Donald Trump se mantendrá firme en su plan de 20 puntos, que exige el desarme de Hamás como condición para la reconstrucción de Gaza, o si cederá ante Qatar y sus socios. Por lo pronto, la alarma que encendió el Foro de Doha fue la descarada validación moral de los actores participantes y el sabotaje coordinado a las relaciones entre Estados Unidos e Israel. 

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