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ANÁLISIS

De "crisis existencial" a "no supondría el fin de la civilización": Bill Gates genera un cisma en el ecologismo por su nueva postura sobre el cambio climático

"Cuando pensamos en el impacto en nuestras familias y las generaciones futuras, puede resultar abrumador". Del "una crisis existencial", "el problema más difícil al que se ha enfrentado la humanidad"

Bill Gates, cofundador de Microsoft

Bill Gates, cofundador de MicrosoftAP/Cordon Press.

Santiago Ospital
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"Existe una visión apocalíptica del cambio climático que dice lo siguiente", escribió Bill Gates

"En unas pocas décadas, un cambio climático cataclísmico diezmará la civilización. Las pruebas están a nuestro alrededor: basta con fijarse en todas las olas de calor y tormentas causadas por el aumento de las temperaturas globales. Nada es más importante que limitar el aumento de la temperatura".

Y sentenció: "Afortunadamente para todos nosotros, esta visión es errónea".

Con aquella introducción en la última entrada de su blog, el fundador de Microsoft, filántropo que gastó miles de millones de su bolsillo en causas ecologistas, autor de Cómo evitar un desastre climático, abrió un cisma en el campamento ecologista.

Y si allí despertó gritos de batalla, en el de enfrente se empezaron a oír cantos de victoria.

El viraje de Gates

En conferencias, con libros y artículos, donando millones, durante las últimas dos décadas Gates se fue convirtiendo en una de las principales figuras del filantropismo del cambio climático.

Aunque la misión principal de su ONG Gates Foundation es combatir la pobreza e insalubridad, también dedica recursos al clima. En 2015, Gates fundó Breakthrough Energy, una red de organizaciones dedicada a invertir en propuestas contra el cambio climático.

"Cuando cada semana sufrimos temperaturas récord, incendios, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos, es difícil no desanimarse", escribió en un ensayo distribuido por Breakthrough Energy hace dos años. "Cuando pensamos en el impacto en nuestras familias y las generaciones futuras, puede resultar abrumador".

En otro del mismo año escribió: "El cambio climático es el problema más difícil al que se ha enfrentado la humanidad". Y en uno más, un año antes: “Nunca antes se había visto una movilización de esta magnitud… Pero la humanidad tampoco se había enfrentado nunca a una crisis existencial como la del cambio climático”.

El pasado marzo, quizás como anticipo de la carta de esta semana, Breakthrough Energy habría despedido decenas de empleados. Según The New York Times, el primero en revelar los recortes, "el cambio muestra cómo Gates está reestructurando su imperio para la era Trump".

Entonces llegó el artículo de la semana pasada. Titulado "Tres duras verdades sobre el clima", es, en síntesis, un llamado a redireccionar las ayudas contra el cambio climático hacia la pobreza y la salud. Para sustentarlo, Gates apunta contra tres credos del cambio climático:

  • "El cambio climático es un problema grave, pero no supondrá el fin de la civilización".
  • "La temperatura no es la mejor manera de medir el progreso en materia climática".
  • "La salud y la prosperidad son la mejor defensa contra el cambio climático".

Tres "duras verdades" que convirtieron a Gates de general en traidor del ecologismo cambioclimatista

Gritos de victoria, gritos de batalla

"Bill Gates por fin ha admitido que estaba completamente equivocado", escribió Donald Trump esta semana: "¡He (hemos) ganado la batalla contra el engaño del cambio climático!".

Si el tono en Truth Social -y en menor medida X- puede resumirse como celebratorio, lo opuesto puede decirse de la progresista Bluesky: "¿Recuerdan cuando Bill Gates se divorció debido a su estrecha relación con Jeffrey Epstein?", "lo mejor que hizo Bill Gates fue casarse con Melissa Gates para que ella pudiera recibir miles de millones en el divorcio y así ayudar a la humanidad".

Entre aquellas voces figura la de Dylan Spaulding, miembro de la activista Union of Concerned Scientists: "Es curioso lo fácil que resulta decir esto cuando eres un hombre blanco de 70 años con una fortuna superior a los 100.000 millones de dólares".

Spaulding es autor también de dos recientes artículos en el Bulletin of the Atomic Scientists, organización detrás de un Reloj del Apocalipsis que bien puede ser la ilustración literal y gráfica de la "visión apocalíptica" ahora denunciada por Gates: "Un diseño que advierte al público sobre lo cerca que estamos de destruir nuestro mundo con tecnologías peligrosas de nuestra propia creación".

Según el mismo, "faltan 89 segundos para la medianoche".

El cambio climático es uno de los factores en el Reloj del Apocalipsis

El cambio climático es uno de los factores en el Reloj del Apocalipsisthebulletin.org.

"Mire, Bill Gates: no existe ningún parche para la crisis climática. Y no hay forma de reiniciar el planeta si se destruye", escribió en Bulletin of the Atomic Scientists el académico Michael E. Mann. Tras acusar al billonario de difundir "argumentos trillados de la industria de los combustibles fósiles", y animó a su bando del cisma:

"La solución a la crisis climática no vendrá de los unicornios voladores esparcidos por polvo de hadas, los supuestos 'plutócratas benevolentes'. No existen. La solución tendrá que venir de todos los demás, utilizando todas las herramientas a nuestro alcance para contrarrestar una agenda ecocida impulsada por plutócratas, contaminadores, petroestados, propagandistas y, con demasiada frecuencia, la prensa".

El viraje también fue recibido medios ecologistas con titulares en como Bill Gates no es amigo del planeta y El cambio climático mata a una persona cada minuto, pero Bill Gates dice que no provocará la "desaparición de la humanidad”

Medios masivos citaron a profesores y activistas que condenaban las declaraciones de Gates y también lo vincularon con el huracán Melissa:

  • "Gates promueve una narrativa que exime de responsabilidad a los contaminadores", escribió la reportera de ciencia de The Verge. "Parece un rico bienintencionado que no vive la realidad ni entiende las verdaderas necesidades de la gente".
  • "El memorándum llegó justo cuando una de las tormentas más fuertes de la historia del Atlántico tocó tierra en Cuba, un recordatorio devastador de los crecientes riesgos climáticos", escribió Amy Harder para Axios. (El artículo ruego reconoce que fue exempleada de Breakthrough Energy).
  • Y una reportera del HUFFPOST: "Los científicos condenaron rápidamente la afirmación del filántropo multimillonario de que la visión apocalíptica del cambio climático era exagerada".

De momento, sin embargo, se oyó el silencio de algunas de las figuras más conocidas como Greta Thunberg, reenfocada desde hace meses en Palestina, o el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

Tan sólo un día antes, Guterres advirtió sobre "consecuencias devastadoras" si se seguía incumpliendo el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. (Afirmación disonante con la segunda verdad de Gates: "La temperatura no es la mejor manera de medir el progreso en materia climática").

"No queremos ver la Amazonía convertida en una sabana", dijo Guterres en una entrevista en anticipación a la Cumbre Climática COP30 el mes que viene. "Ese es un riesgo real si no cambiamos de rumbo y si no reducimos drásticamente las emisiones lo antes posible". (Disonante con la primera verdad de Gates: "El cambio climático... no supondrá el fin de la civilización").

En parte, el impacto de la nueva postura de Gates se podrá medir en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre. El filántropo se refirió repetidas veces a los asistentes a la COP30, una combinación de activistas, académicos y gobernantes.

Resultados adversos de políticas ambientales

"Hace unos años, el Gobierno de un país de bajos ingresos se propuso reducir las emisiones prohibiendo los fertilizantes sintéticos", relató Gates en su artículo de la semana. "Los rendimientos de los agricultores se desplomaron, hubo mucha menos comida disponible y los precios se dispararon".

El filántropo utilizó el caso -sin identificar a sus protagonistas- como un ejemplo en que un Gobierno que "valoró la reducción de las emisiones por encima de otras cosas importantes".

En los últimos años, ejemplos como el anterior se han comenzado a difundir cada vez más. Denuncias de que los paneles solares elevan la temperatura de las ciudades, de que los molinos de viento perjudican a ballenas y delfines. De peces muertos por un río pintado de verde, como protesta. 

Algunas, incluso judiciales: a inicios de año Greenpeace fue condenada a pagar $660 millones en daños y perjuicios por unas protestas contra un oleoducto en Dakota del Norte. Aunque en esta semana un juez recortó a la mitad el monto a pagar, mantuvo el veredicto.

Gates apuntó, además, a otro perjuicio señalado desde la derecha: el desvío del limitado dinero en ayudas de otras causas al ecologismo del cambio climático.  

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