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Jánuca en la Oscuridad Global

Nadie sabe cuándo ni dónde surgirá el próximo ataque terrorista, pero con cada libelo, con publicación falsa, con cada dato mentiroso, la posibilidad de un nuevo atentado crece.

Evento de Jánuca en Lóndres/ Carlos Jasso

Evento de Jánuca en Lóndres/ Carlos JassoAFP

Mirando hacia atrás, lo ocurrido este fin de semana en Bondi Beach suena a una tragedia anunciada. Australia, como la mayoría de las naciones occidentales, se ha convertido en un hervidero de antisemitismo desde el pogromo del 7 de octubre de 2023. El nuevo odio hacia los judíos se ha ido modelando y perfeccionando en los dos últimos años, aupado por un odio delirante hacia Israel.

La decisión del Primer Ministro australiano, así como la de casi todos los mandatarios del mundo libre, de "reconocer" un Estado palestino como premio al pogromo y a los ataques que viene sufriendo Israel desde el mismo día de su fundación, ha demostrado a líderes y soldados de la yihad global que occidente entrega cualquier cosa que le pidan a cambio de un acotado período de calma. También ha revelado a muchos judíos del mundo que ya no están seguros en sus países de origen, países a los que, en muchos casos, sus abuelos huyeron cuando eran cazados por la avanzada nazi.

El caso australiano es particularmente lacerante. Desde el 7 de octubre de 2023, los incidentes antisemitas denunciados se han multiplicado a niveles nunca vistos. Dos días después de la invasión de Hamás, las calles de Sídney se llenaron de activistas coreando: "Gasifiquen a los judíos". Entre octubre de 2023 y noviembre de 2025, se produjeron miles ataques antisemitas en Australia, lo que representa un promedio de más de cinco al día.

Se han atacado sinagogas con bombas incendiarias. Se han pintado grafitis judeófobos en escuelas judías como «Asesina a tu sionista local». Se han incendiado coches. Se han marcado casas. Se ha acosado a niños.

Nadie sabe cuándo ni dónde surgirá el próximo ataque terrorista, pero con cada libelo, con publicación falsa, con cada dato mentiroso, la posibilidad de un nuevo atentado crece. El objetivo de Hamás siempre fue este: ganar la guerra de propaganda en lugar de la militar, ha mentido sistemáticamente, inventado cifras de muertos incomprobables y sosteniendo que todas las víctimas gazatíes son "mujeres y niños", y que lo que hemos presenciado no ha sido una guerra, sino un «genocidio».

Cuando los más importantes medios de comunicación del mundo, los influencers y artistas de Hollywood e infinitas cuentas en redes sociales están poniendo toda su energía en convencer falsamente al público de que los israelíes son victimarios y no las víctimas, la posibilidad de un ataque a manos de un frustrado, un fanático o un imbécil es muy alta. La política cobarde de occidente convirtió a las marchas antisemitas en “resistencia” y esta locura asesina no amenaza sólo a los judíos o a Israel.

En el lapso de horas, dos estudiantes fueron asesinados en la Universidad de Brown en un espacio de enseñanza de Estudios Judíos. Una casa judía fue atacada a tiros en California. Un concierto de Janucá en Ámsterdam fue violentamente interrumpido por yihadistas. Los pedidos de auxilio de los judíos en Australia fueron ignorados. Los odiadores de judíos gritan "sionista" como insulto y la gente corea "¡Globalizar la intifada!" en las calles de las ciudades más importantes del mundo apenas minutos después de cada atentado. En Colorado, hace pocos meses, una anciana judía murió quemada por un hombre que gritaba "¡Palestina libre!". En Washington, D.C., una joven pareja fue asesinada frente al Museo Judío del Capitolio, también por un hombre que gritaba "¡Palestina libre!". En Manchester, en octubre, dos judíos fueron asesinados por la misma locura ideológica. Bajo la bandera palestina, el odio racial más antiguo del mundo ha cobrado nueva y letal fuerza.

Y ahora, esta atrocidad indescriptible. Entre los muertos de Bondi Beach se encuentra un sobreviviente del Holocausto; es indescriptible el dolor que genera este absurdo criminal. El método elegido por los asesinos también espanta profundamente. Salieron a cazar disparando al montón, buscando la eficacia de tirar a la masa. Aunque la escala difiere, la similitud con el 7 de octubre nos habla de un patrón clave: una fiesta y una multitud. Este es el nuevo método de la yihad global, así globalizan la intifada.

La idea de destruir a Israel y a cualquier judío está seduciendo a mucha gente que busca una respuesta simple a su vida miserable. Es por eso que con tanta facilidad se propagan datos falsos, videos e imágenes creadas con IA, informes de ONGs que se desmoronan bajo el menor escrutinio; acusaciones, libelos, historias mutiladas y todos los esfuerzos de desinformación yihadista. Hay en la sociedad grupos muy peligrosos con un deseo de creer las mentiras.

Existió el falaz informe sobre el "genocidio", elaborado por un satélite de la ONU, que se demostró totalmente amañado. Existió el despreciable informe sobre la "hambruna", que utilizó a niños con enfermedades degenerativas para crear una mentira tan brutal como viral. Esto ha sido un incesante sistema de falsificación de la realidad desde el mismo 7 de octubre. El activismo yihadista ha hecho gran parte del trabajo, pero al tragarse su desinformación y difundirla, los "idiotas útiles" de occidente están llevando a cabo su propia destrucción. Es nuestro sistema de vida lo que el yihadismo odia, todo lo demás son excusas.

Hace pocos días se publicó un video de algo acontecido durante el Janucá pasado. En las imágenes se veía a un grupo de los rehenes secuestrados el 7 de octubre, en los túneles subterráneos de Hamás, con apenas lo que les quedaba de fuerzas encendiendo una janukiá, el candelabro judío que se usa para celebrar Janucá, improvisada. Sabemos que Hamás los masacró luego, pero aún torturados, privados de luz y comida, conscientes de su espantosa realidad, estos judíos estaban unidos entre sí y con la historia de su pueblo. Ninguno de los horrores vividos logró doblegarlos.

Janucá es justamente la historia de una supervivencia, una victoria más contra uno de los tantos imperios que pretendieron el exterminio de los judíos. La supervivencia del pueblo judío no está exenta de pérdidas, evidentemente. Pero pese a esas pérdidas, pese al dolor y al aislamiento, esos judíos atrapados bajo tierra y en sus huesos estaban mostrando algo mucho más profundo. A través de los siglos, este pueblo continúa desafiando a sus enemigos con la misma inteligencia y dignidad con la que los macabeos vencieron hace miles de años. Una pequeña nación, rodeada de enemigos, elige la valentía sobre el miedo, la vida sobre la muerte. Este Janucá, los judíos encenderán velas para recordar todas y cada una de las batallas en las que superados en número y poder se negaron a doblegarse.

Israel logra lo que naciones como Australia no pueden: perdurar, crecer y triunfar y no ceder ante el terrorismo y el odio global. Mientras las turbas promueven la destrucción de Israel en las calles de occidente y políticos pusilánimes se dejan amedrentar por las multitudes envenenadas, el Estado judío está mostrando logros científicos, económicos y militares. Y a pesar de todas las mentiras, lo cierto es que es el único país de Medio Oriente donde hay Estado de derecho, democracia, convivencia de todas las religiones, pluralidad y prosperidad.

Hoy, los judíos se han convertido, de nuevo, en el blanco. Ataques como los de Bondi Beach demuestran que el riesgo está a la vuelta de cualquier esquina. El mundo ha vuelto a enloquecer y todo en lo que creemos parece desmoronarse. Aún así, esta noche, los judíos van a encender la siguiente vela y el milagro de la supervivencia judía continuará.

Jag Jánuca Sameaj.

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