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El odio más antiguo y una 'conceptzia' renovada

La masacre de Janucá en Bondi Beach fue el resultado de una oscuridad antisemita arrolladora. No logrará apagar la eterna llama judía.

Monumento en el exterior del pabellón de Bondi

Monumento en el exterior del pabellón de BondiAP/Cordon Press.

Mientras familias de todo el mundo se reunían el domingo por la noche para encender la primera vela de Janucá, se perpetró una masacre contra judíos que celebraban la festividad en Bondi Beach, en Sídney, Australia.

Un video publicado la semana pasada muestra a seis jóvenes rehenes -héroes- reducidos a sombras de sí mismos en los túneles subterráneos de Hamás. Allí, en cautiverio, encendieron una chanukiyah improvisada y recitaron oraciones. Eso fue hace exactamente un año. Eran judíos unidos entre sí y a su pueblo, incluso en prisión, hasta que Hamás decidió masacrarlos a sangre fría, simplemente por ser judíos.

Janucá conmemora la victoria judía sobre el poder seléucida. Hace más de dos años, Hamás llevó a cabo la masacre del 7 de octubre de 2023. Ese día era a la vez Shabat y la festividad de Simjat Torá, la fiesta de la alegría de la Torá, la Biblia entregada a todos los pueblos para que encontraran un camino hacia la civilización.

Hoy, el Estado de Israel se ha convertido en el blanco que ha sustituido a los antiguos libelos de sangre. El mecanismo es brutalmente sencillo: transferir toda culpa al Estado judío para justificar el odio a todos los judíos. Esto es exactamente lo que ocurrió en Australia. Y ahora existe en todo el mundo el riesgo de una Shoah difusa, disfrazada de crítica política a Israel.

"Los judíos australianos han sido objeto de persecución en forma de marchas, concentraciones, palizas y boicots. Culminó en una masacre".

La negación de los israelíes frente a aquella realidad fue parte de la conceptzia de que Hamás había sido disuadido... hasta que los terroristas se lanzaron el 7 de Octubre, al grito de "judío, judío", a violar, incendiar y mutilar, masacrando a 1.200 personas y secuestrando a 250.

La conceptzia impidió a los observadores reconocer los preparativos manifiestamente obvios de Hamás. Ahora, tras dos años de mentiras y calumnias sobre las acciones israelíes, la conceptzia nos ciega de nuevo en Australia, en América, en Europa.

Oímos hablar sin cesar de "aspiraciones de paz", "derechos de los palestinos", "críticas legítimas al Estado de Israel" y "defensa de los derechos humanos". Términos como "genocidio" y "crímenes de guerra" se gritan sin freno.

Dos días después de la invasión de Hamás, las masas llenaron las calles de Sídney ondeando banderas palestinas y coreando "gas a los judíos". Durante los dos años siguientes, los políticos y gran parte de la prensa guardaron silencio o apoyaron activamente tales manifestaciones de odio.

Entre el 1 de octubre de 2023 y el 30 de septiembre de 2025, se produjeron 4.716 ataques antisemitas en Australia. Es decir, más de seis al día. El 6 de diciembre del año pasado, se incendió una sinagoga en Melbourne. Una sinagoga en Sydney se salvó por muy poco de una explosión. Detrás de estos ataques estaba el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

En otras palabras, los judíos australianos han sido objeto de persecución en forma de marchas, concentraciones, palizas y boicots. Culminó en una masacre.

Esto debería haberse previsto. A partir del 7 de octubre de 2023, el odio a los judíos, que durante siglos ha anidado en las más diversas culturas, desde la islámica a la cristiana, pasando por la izquierda occidental, fue alimentado por la política. Esta bestia voraz es capaz de asumir innumerables formas y ha sido alimentada deliberadamente.

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, al igual que muchos políticos europeos, la ha alimentado disfrazándola de indignación por los ostensibles crímenes cometidos por Israel en Gaza. Ha perpetuado falsas afirmaciones de genocidio y hambruna, y ha apoyado a tribunales internacionales que consideran culpable a Israel y no a Hamás.

Albanese ha visto crecer el odio antijudío como una nata montada impregnada de curare. Ha visto cómo se quedaban a gusto con ella emisarios israelíes -y quién sabe a quién más-, incluso tras las advertencias del Mossad. Y aun así ha mantenido el rumbo, con la esperanza de obtener consenso, votos y ventajas del lobby de las Naciones Unidas.

La idea de destruir Israel ha cautivado a multitudes. Es lo que llevó a los islamistas libaneses y pakistaníes a disparar contra mujeres y niños australianos. Es lo que amenaza al globo entero: un mundo en decadencia cognitiva y política que sigue a una religión que busca el fin de la civilización judeocristiana, un objetivo casi logrado en la década de 1930.

Aún así, esta noche, los judíos encienden otra vela más.

Es una llama literal y proverbial que pertenece a todos aquellos que tienen la intención de cambiar el rumbo -de salir de la conceptziano con palabras, sino con hechos.

Fiamma Nirenstein, periodista italo-israelí, escritora e investigadora sénior en el Jerusalem Center for Public Affairs.

© JNS

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