Por qué Mohamed bin Zayed -y Donald Trump- representan una nueva arquitectura para la paz
El proyecto a largo plazo de MBZ no es ideológico ni transaccional. Es de desarrollo. Su visión de la gobernanza se basa en cuatro pilares: modernidad, competencia, coexistencia y avance científico.

Donald Trump junto a Mohamed bin Zayed al Nahyan
En un momento en el que la diplomacia está paralizada, las instituciones se ven desbordadas y la guerra ha vuelto a Oriente Medio con una fuerza devastadora, dos líderes han rediseñado el mapa estratégico con una claridad poco habitual en esta época: el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan (MBZ). Sus enfoques difieren en estilo y origen, pero convergen en un único punto: ambos empujaron a la región hacia el pragmatismo en un momento en el que estaba virando hacia el extremismo y la fragmentación. Por esta razón, ambos merecen ser considerados entre los pacificadores más importantes del siglo XXI y merecedores de reconocimiento al más alto nivel internacional, incluido el Premio Nobel de la Paz.
Una visión de la paz que rompió con la vieja ortodoxia
Cuando Trump lanzó los Acuerdos de Abraham, la mayoría de los observadores subestimaron la magnitud de lo que estaba a punto de desencadenarse. La diplomacia tradicional había fracasado repetidamente porque insistía en secuenciar la paz según viejas fórmulas. Trump invirtió la lógica: creó una apertura política, protegió a los actores regionales dispuestos a arriesgarse y se negó a permitir que las narrativas ideológicas atrincheradas dictaran el futuro.
Pero el paraguas político era sólo la mitad de la ecuación. La otra mitad - el coraje regional para convertir la posibilidad diplomática en realidad - provino de los Emiratos Árabes Unidos y de MBZ personalmente. Los EAU no se limitaron a firmar un documento; transformaron los Acuerdos de Abraham en una estructura funcional en la que otros Estados podían confiar y a la que podían unirse. Fue el primer país en dar el salto, a pesar de las amenazas de movimientos extremistas, presiones políticas y a los grupos alineados con Irán. Cuando los Hutíes de Yemen lanzaron drones contra Abu Dhabi, fue un duro recordatorio de los riesgos que entrañaba. Pero los EAU no retrocedieron. MBZ comprendió que no se puede construir un Oriente Medio moderno capitulando ante el extremismo.
Una filosofía de liderazgo arraigada en el arte moderno de gobernar
El proyecto a largo plazo de MBZ no es ideológico ni transaccional, sino de desarrollo. Su visión de la gobernanza se basa en cuatro pilares: modernidad, competencia, coexistencia y avance científico. Por eso los EAU se han convertido en pioneros regionales en exploración espacial, energías renovables y el desarrollo nuclear con fines pacíficos. Por eso el país se convirtió en el tercero del mundo -después de Estados Unidos y China - en invertir a gran escala en inteligencia artificial, firmando acuerdos multimillonarios para acelerar la transformación tecnológica de su economía.
"Donde ellos promueven la confrontación, MBZ promueve la creación de capacidades. Donde ellos elevan el dogma, él eleva el desarrollo humano"
Para MBZ, la modernización no es un lujo; es el único camino de la región para salir de la crisis permanente. Sus reformas contrastan con la rigidez ideológica de grupos como los Hermanos Musulmanes, cuyos modelos de Gobierno han producido parálisis, debilidad institucional y repetidos desastres humanitarios. Donde ellos promueven la confrontación, MBZ promueve la creación de capacidades. Donde ellos elevan el dogma, él eleva el desarrollo humano.
Liderazgo humanitario no como caridad, sino como estrategia
Si la diplomacia y la modernización constituyen dos pilares del legado de MBZ, el liderazgo humanitario es el tercero, y quizá el más visible en la actualidad. La respuesta de los EAU a la crisis de Gaza no ha tenido precedentes. A través de su operación Gallant Knight 3, Emiratos lanzó una de las mayores misiones humanitarias del mundo: más de 102.750 toneladas de ayuda, $2.650 millones en ayuda, 725 vuelos, 21 barcos, 10.000 camiones, hospitales de campaña, plantas desalinizadoras y amplias evacuaciones médicas. Construyó sistemas que funcionaban dentro de una zona de guerra: panaderías, cocinas comunitarias, buques hospitales y seis plantas desalinizadoras de agua que abastecían diariamente a más de un millón de personas.
Estos esfuerzos no fueron simbólicos. Fueron inmediatos, logísticos y salvaron vidas.
"De 2016 a 2025, la ayuda total de EAU a Sudán superó los $3.560 millones, uno de los mayores compromisos humanitarios en África"
Pero Gaza no es la única crisis en la que la doctrina humanitaria de MBZ ha cambiado los resultados. En Sudán, donde el conflicto ha desplazado a millones de personas desde 2023, los EAU han entregado $784 millones en ayuda y más de 12.700 toneladas de suministros de auxilio, junto con dos grandes hospitales de campaña en Chad y un tercero en Sudán del Sur. Sólo en estas instalaciones se han tratado a más de 180.000 pacientes. En Uganda, Chad, Sudán del Sur y Sudán, los EAU rehabilitaron escuelas, proporcionaron pozos e iluminación solar y apoyaron a organizaciones internacionales como WFP, UNICEF, UNHCR y WHO.
De 2016 a 2025, la ayuda total de EAU a Sudán superó los $3.560 millones, uno de los mayores compromisos humanitarios en África.
No se trata de generosidad episódica. Es arte de gobernar: estabilidad a través de la profundidad humanitaria.
Oriente Medio necesita constructores, no ideólogos
En la actualidad, la región se encuentra atrapada entre grupos militantes que rechazan la coexistencia y gobiernos que luchan por responder a una serie de crisis. MBZ representa un modelo radicalmente distinto de liderazgo árabe, basado en la sobriedad estratégica y la responsabilidad humanitaria. Su enfoque no busca titulares; busca resultados duraderos. Defiende la soberanía nacional sin caer en la confrontación. Prioriza la dignidad de los civiles sobre la teatralidad política. Reconoce que la paz no puede sobrevivir sin desarrollo, seguridad e instituciones que funcionen.
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La contribución de Trump a este cambio fue indispensable. Rompió la inercia diplomática, desafió supuestos de larga data y permitió la primera apertura estructural real en décadas. MBZ transformó esa apertura en una arquitectura de trabajo. Juntos, sus acciones cambiaron el rumbo de la historia de Oriente Medio.
Un Premio Nobel de la Paz basado en los resultados, no en el idealismo
El Premio Nobel de la Paz se ha concedido a menudo a actos simbólicos o visiones aspiracionales. Pero el Oriente Medio de hoy exige algo diferente: el reconocimiento de los líderes cuyas decisiones produjeron caminos tangibles hacia la paz, la estabilidad y la supervivencia humana. Trump y MBZ no se limitaron a hablar de paz; la diseñaron. Uno desde la capital mundial del poder, el otro desde un pequeño país con una huella moral y estratégica desmesurada.
"Trump aportó el coraje político para romper viejas barreras"
Mohamed bin Zayed merece un reconocimiento no sólo porque apoyó un avance diplomático, sino porque sigue construyendo un modelo de gobernanza regional que rechaza el extremismo, invierte en humanidad y ancla la paz en realidades prácticas. Su liderazgo representa la alternativa más clara a las fuerzas ideológicas que conducen a la región hacia un conflicto perpetuo.
En una época definida por la crisis, el mundo necesita ejemplos de cómo es la verdadera construcción de la paz. Trump aportó el coraje político para romper viejas barreras. MBZ aportó el coraje estratégico para construir algo duradero tras ellas. El Premio Nobel de la Paz debería reconocer a ambos. La historia seguramente lo hará.