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Trump declara al fentanilo “arma de destrucción masiva” mediante una histórica orden ejecutiva

La medida presidencial se produce en medio de una campaña militar antinarcóticos en la región.

Donald Trump desde la Oficina Oval tras firmar la orden ejecutiva sobre el fentanilo

Donald Trump desde la Oficina Oval tras firmar la orden ejecutiva sobre el fentaniloAFP

Emmanuel Alejandro Rondón

El presidente Donald Trump, a través de una orden ejecutiva, declaró al poderoso opioide sintético fentanilo como arma de destrucción masiva, en una medida histórica que le otorgará al Gobierno federal mayores argumentos legales para combatir a los cárteles designados como organizaciones terroristas.

“Hoy estamos aquí para honrar a nuestros militares, hombres y mujeres, por su papel central en la protección de nuestra frontera”, afirmó el presidente desde la Casa Blanca. "Con esta histórica orden ejecutiva que firmaré hoy, clasificamos formalmente el fentanilo como un arma de destrucción masiva”.

“Ninguna bomba hace lo que ésta hace”, sentenció Trump durante la firma de la medida.

En su orden ejecutiva, Trump describió al fentanilo como una sustancia ilícita que “se asemeja más a un arma química que a un narcótico”.

“Dos miligramos, una cantidad casi indetectable equivalente a entre 10 y 15 granos de sal de mesa, constituyen una dosis letal. Cientos de miles de estadounidenses han muerto por sobredosis de fentanilo”, se lee en la orden.

La medida presidencial se produce en medio de una campaña militar antinarcóticos en la región. En los últimos meses, el presidente Trump ha designado como organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos, a las guerrillas colombianas, al MS-13 y también a los grupos criminales venezolanos Tren de Aragua y Cártel de los Soles, ambos grupos ligados directamente al régimen del dictador Nicolás Maduro, según Washington.

En el Caribe y el Pacífico, la Fuerza Armada estadounidense desplegó una fuerza naval y aérea imponente que está vigilando el mar para evitar el tráfico de cocaína y fentanilo procedente de Venezuela y Colombia. Hasta ahora, el Ejército estadounidense hundió un total de 20 embarcaciones ligadas al narcotráfico, dejando un total de 80 muertos en estos ataques.

Elevar el fentanilo a la categoría de arma de destrucción masiva daría un mayor respaldo legal a la Casa Blanca y el Pentágono para combatir a las organizaciones que trafican este poderoso opioide y sus precursores.

Particularmente, la medida ordena al Fiscal General iniciar de inmediato investigaciones y procesos judiciales por tráfico de fentanilo, incluyendo la aplicación de agravantes y variaciones de condena, y faculta al Departamento del Tesoro y al Departamento de Estado a actuar contra activos e instituciones financieras vinculadas a la fabricación, distribución y venta del opioide y de sus precursores químicos.

La orden también instruye al Departamento de Guerra, en coordinación con el Departamento de Justicia, a evaluar la provisión de recursos reforzados de seguridad nacional en escenarios de emergencia relacionados con armas de destrucción masiva, así como a actualizar los protocolos de respuesta a incidentes químicos dentro del territorio estadounidense para incluir explícitamente la amenaza del fentanilo.

Asimismo, el Departamento de Seguridad Nacional deberá identificar redes de contrabando de fentanilo mediante el uso de inteligencia vinculada a armas de destrucción masiva y a la no proliferación.

Desde la Casa Blanca sostienen que la decisión busca concentrar y coordinar todos los recursos del Gobierno federal frente a lo que la Administración Trump considera una amenaza química directa contra la seguridad nacional. 

“Mi deber supremo como presidente es defender al país y a sus ciudadanos”, señala el texto de la orden ejecutiva.

La clasificación del fentanilo como arma de destrucción masiva no tiene precedentes recientes en la política estadounidense y podría tener implicancias geopolíticas de largo alcance, particularmente en la relación con China —principal origen de los precursores químicos— y en el marco legal que respalda la actual ofensiva militar y de seguridad de Washington en el hemisferio occidental.

La Administración Trump insiste en que el objetivo final es desmantelar a los cárteles, erradicar el fentanilo de las calles estadounidenses y frenar una crisis que, según datos oficiales, se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre los estadounidenses en edad laboral.

La medida también podría significar un aumento de la presión militar, legal y diplomática contra el dictador Maduro, quien tiene una acusación formal en EEUU por narcotráfico y una recompensa de $50.000.000 por su cabeza. Trump ha prometido que, muy pronto, empezarán los ataques terrestres contra los cárteles, y no descartó que el Cártel de los Soles y el Tren de Aragua sean objetivos directos en Venezuela.

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