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ANÁLISIS

La pena de muerte repunta en 2025: Florida acapara casi la mitad de las ejecuciones del país

El récord del 'Estado del Sol' es excepcional incluso en perspectiva histórica. Solo Texas, Oklahoma y Virginia superaron cifras similares durante el auge de la pena capital entre finales de los años noventa y comienzos de los 2000, una etapa marcada por el fuerte respaldo público, la retórica política de "mano dura contra el crimen" y políticas penales más severas.

Mesa de inyección letal en la cámara de ejecución

Mesa de inyección letal en la cámara de ejecuciónAFP / FOLLETO / DEPARTAMENTO CORRECCIONAL DE UTAH

Diane Hernández
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En 2025, el país registró un aumento significativo en el número de ejecuciones, rompiendo una tendencia de más de una década en la que se había mantenido por debajo de las 30 ejecuciones anuales. De acuerdo con un informe del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC), 48 personas fueron ejecutadas este año, el nivel más alto en los últimos 15 años.

La mayoría de los casos han sido por inyección letal, aunque también se han utilizado otros métodos como el gas nitrógeno, aplicado a cinco reos en Alabama y Luisiana, así como el pelotón de fusilamiento, con tres ejecuciones en Carolina del Sur. No se ejecutó a ninguna mujer en 2025.

Florida, el principal motor del repunte

El incremento se explica, en gran medida, por el estado de Florida, que llevó a cabo 19 ejecuciones, lo que representa cerca del 40% del total nacional. Ningún otro estado ha ejecutado a tantas personas en un solo año desde que Texas realizó 24 ejecuciones en 2009.

Si Florida hubiera mantenido cifras similares a las de 2024, el total nacional de ejecuciones en 2025 habría sido comparable al de años recientes. Fuera de Florida, 29 personas fueron ejecutadas en 11 estados, una cifra similar a la de 2024, cuando se registraron 25 ejecuciones en nueve estados.

El récord de Florida es excepcional incluso en perspectiva histórica. Antes de este año, el estado había alcanzado un máximo de ocho ejecuciones, en 1984 y 2014. Solo Texas, Oklahoma y Virginia superaron cifras similares durante el auge de la pena capital entre finales de los años noventa y comienzos de los 2000, una etapa marcada por el fuerte respaldo público, la retórica política de "mano dura contra el crimen" y políticas penales más severas.

Delitos más graves que llevaron a ejecuciones en EEUU en 2025

En Estados Unidos, el único tipo de crimen que tradicionalmente puede resultar en pena de muerte es el asesinato en circunstancias agravadas, un delito que incluye variantes como homicidios múltiples, asesinatos con tortura, homicidios de menores o de agentes de la ley, o crímenes especialmente atroces. 

En 2025, aunque no existe una recopilación pública completa de todos los delitos de los 48 ejecutados, los casos reportados reflejan un patrón consistente de crímenes extremadamente graves:

1. Asesinatos múltiples y con circunstancias especialmente violentas

Frank Athen Walls, ejecutado en Florida, fue condenado por múltiples asesinatos cometidos en los años 1980, incluidos homicidios durante una invasión domiciliaria y una violación seguida de muerte. Walls también admitió estar implicado en al menos otros tres asesinatos adicionales en ese período.

2. Asesinato de niños

Bryan Frederick Jennings fue ejecutado en Florida por el secuestro, violación y asesinato de una niña de seis años, uno de los delitos más atroces registrados entre los casos de 2025.

3. Asesinato con violación


En Tennessee, Harold Wayne Nichols fue ejecutado por la violación y asesinato de una joven universitaria de 20 años, además de su confesión de haber cometido otros ataques sexuales.

4. Homicidios durante invasiones o crímenes domésticos

Otro caso fue el de Marion Bowman Jr., ejecutado en South Carolina por el asesinato de Kandee Martin, un homicidio con características que la fiscalía consideró agravantes suficientes para la pena capital.

5. Asesinatos brutales durante robos o invasiones

En Oklahoma, Wendell Grissom fue ejecutado por el asesinato de una mujer durante una invasión domiciliaria relacionada con un robo.

Ejecuciones basadas en condenas antiguas

Cuatro estados -Luisiana, Misisipi, Carolina del Sur y Utah- realizaron ejecuciones en 2025 sin haber celebrado nuevos juicios capitales ni impuesto nuevas sentencias de muerte. Todas las ejecuciones en estos territorios se basaron en condenas dictadas hace décadas, cuando el apoyo social a la pena de muerte era considerablemente mayor.

Las encuestas reflejan un descenso del respaldo ciudadano en varios de estos estados. En Luisiana, un sondeo del Reilly Center for Media & Public Affairs de la Universidad Estatal de Luisiana mostró en 2022 que solo el 51% de los encuestados apoyaba la pena capital, siete puntos menos que en 2018. En Utah, una encuesta de 2021 reveló que el 40% de los adultos respaldaba eliminar la pena de muerte, y un estudio de 2017 indicó que en este mismo estado el 64% prefería alternativas para los condenados por asesinato.

Vulnerabilidades entre los ejecutados

El informe del DPIC subraya que la mayoría de las personas ejecutadas en 2025 presentaban vulnerabilidades significativas. Al menos el 83% tenía una o más de las siguientes condiciones:

  • Enfermedad mental grave (28 personas).
  • Bajo coeficiente intelectual, daño cerebral o indicios de discapacidad intelectual (26).
  • Historial de trauma, negligencia o abuso infantil (29).

En total, al menos 40 personas ejecutadas presentaban uno o más de estos factores.

Juventud y desarrollo cerebral

Ocho personas ejecutadas este año tenían menos de 21 años cuando cometieron el delito. Según el informe del Death Penalty Information Center de abril de 2025, los expertos coinciden en que el desarrollo del cerebro continúa hasta bien entrada la veintena, y que muchas personas menores de 21 años muestran déficits en el control de impulsos y la evaluación de riesgos comparables a los de menores de 18.

La legislación sobre la pena de muerte en la mayoría de los estados no contempla la edad inferior a 21 años como un factor excluyente automático.

Jurados no unánimes y largas esperas

Trece personas ejecutadas en 2025 fueron condenadas por jurados no unánimes, una práctica hoy prohibida en todos los estados salvo Alabama y Florida. 

En promedio, los ejecutados pasaron 27 años en el corredor de la muerte, lo que implica que fueron sentenciados en un contexto de menor calidad de defensa legal y menor comprensión de factores atenuantes como la enfermedad mental o el trauma, refleja el análisis del DPIC. 

Veteranos y raza

El año también destacó por un número inusualmente alto de veteranos militares ejecutados: 10 en total, siete de ellos en Florida. En muchos casos, los jurados no escucharon pruebas relevantes sobre el impacto del servicio militar en los acusados.

En términos raciales, 15 de las 48 personas ejecutadas (31%) eran personas de color: 13 negras, una latina y una mestiza. 

El 16,7% de los casos ejecutados involucraron víctimas de color, mientras que históricamente alrededor del 25% de las víctimas en casos de ejecución han sido personas no blancas.

El papel de Ron DeSantis y el contexto político

El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, defiende el ritmo acelerado de ejecuciones señalando que busca "hacer justicia" para las familias de las víctimas, muchas de las cuales llevan décadas esperando. Durante su mandato, DeSantis ha firmado leyes que permiten sentencias de muerte sin unanimidad del jurado y que amplían la pena capital a ciertos delitos sexuales contra menores.

​Críticos y opositores a la pena de muerte cuestionan si el aumento de ejecuciones tiene motivaciones políticas, especialmente tras la reanudación de las ejecuciones federales durante el mandato de Donald Trump y su nuevo impulso tras regresar a la presidencia.

​Florida mantiene actualmente a 251 personas en el corredor de la muerte, el segundo número más alto del país después de California, que no ha realizado ejecuciones desde 2006.

Apoyo público en mínimos históricos

Pese al repunte en las ejecuciones, el respaldo social continúa cayendo. Una encuesta de Gallup publicada en octubre reveló que solo el 52% de los estadounidenses apoya la pena de muerte para personas condenadas por asesinato, el nivel más bajo registrado desde 1972.

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