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Más de 1.200 referentes de la industria del entretenimiento rechazan el boicot a la cinematografía israelí

Firmaron una carta abierta criticando duramente la iniciativa antiisraelí de parte del sector. “Estos artistas se alinean con un oscuro legado de antisemitismo”, afirmó la actriz Debra Messing.

La actriz Mayim Bialik

La actriz Mayim BialikZUMAPRESS.com / Cordon Press

Leandro Fleischer
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En un movimiento que busca frenar lo que muchos consideran una campaña de discriminación disfrazada de activismo, más de 1.200 personalidades destacadas del mundo del cine y la televisión han firmado una carta abierta para rechazar un boicot contra las instituciones cinematográficas de Israel

Esta iniciativa, promovida por Creative Community for Peace (CCFP) y The Brigade, responde a un compromiso de casi 4.000 profesionales de la industria, agrupados en Film Workers for Palestine, quienes prometieron no participar en proyectos, festivales o instituciones israelíes, acusándolos de estar implicadas en “genocidio y apartheid”.

La carta de los firmantes no se anda con rodeos y critica este boicot como un intento de silenciar a artistas por su nacionalidad, utilizando el arte como herramienta para fines políticos que dividen en lugar de unir. “Censurar las voces que intentan encontrar puntos en común y expresar su humanidad es equivocado, ineficaz y una forma de castigo colectivo”, subraya el texto, destacando que estas acciones no contribuyen a la paz ni al diálogo.

“Oscuro legado de antisemitismo”

Voces influyentes de la industria han alzado la voz contra esta campaña. Paramount Studios, por ejemplo, emitió un comunicado en el que rechaza el boicot, argumentando que “silenciar a artistas individuales por su nacionalidad no promueve un mayor entendimiento ni avanza en la causa de la paz”. En una línea similar, Haim Saban, líder de Saban Entertainment, señaló que “excluir a cineastas israelíes por su identidad traiciona [la misión de la narrativa] y socava los esfuerzos por la paz”.

Por su parte, Mayim Bialik, otra figura reconocida, lamentó que estas acciones “no hacen nada para poner fin a la guerra en Gaza, llevar a los rehenes a casa o frenar el alarmante aumento del antisemitismo a nivel global”.

La actriz Debra Messing fue contundente al vincular el boicot con un historial problemático. “Los boicots contra judíos han sido una herramienta de regímenes autoritarios durante mucho tiempo; al unirse a este esfuerzo, estos artistas se alinean con un oscuro legado de antisemitismo”, sostuvo. 

“Castigo hipócrita”

Ari Ingel, director de CCFP, explicó que el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que apoya estas acciones, “se presenta como un movimiento de justicia social en Occidente, pero en realidad es un movimiento político que busca la difamación, deslegitimación y eventual eliminación del Estado de Israel”. 

Rebecca De Mornay, actriz de renombre, cuestionó la lógica detrás del boicot, destacando una aparente inconsistencia. “Las instituciones cinematográficas colaboran con países de todo el mundo, incluidos aquellos con conflictos o controversias, pero solo Israel es señalado y condenado por defenderse en una guerra que no inició, por intentar liberar a los rehenes que aún están retenidos y por enfrentar a un enemigo que sigue buscando su destrucción”, declaró. Para ella, este boicot “no es una postura por la justicia, sino un castigo hipócrita y desproporcionado hacia los artistas y películas israelíes”.

El mensaje final de la carta es un llamado a la acción constructiva: “Si quieres paz, exige la liberación inmediata de los rehenes que aún están retenidos. Apoya a los cineastas que fomentan el diálogo entre comunidades. Párate frente a Hamás”. 

Stefanik asegura que Médicos Sin Fronteras debe ser investigada por reflejar la propaganda de Hamás

Stefanik citó informes recientes de los medios de comunicación que sugieren que el grupo, conocido internacionalmente como Médicos Sin Fronteras, ha "orquestado un bombardeo mediático en curso y ha pagado anuncios en los que acusa a la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos, de asesinato orquestado y difunde otras falsedades incendiarias."

Las acusaciones vertidas en esos anuncios"reflejan la propaganda impulsada continuamente por Hamás", amenazando los esfuerzos de la fundación por proporcionar ayuda en Gaza eludiendo al mismo tiempo el saqueo y la especulación de Hamás, afirmó Stefanik.

La fundación se creó como mecanismo de distribución alternativo o complementario a las Naciones Unidas, cuyos convoyes han sido objeto de numerosos saqueos, según datos de la ONU.

Stefanik escribió a Bondi que al "utilizar su plataforma y sus recursos para amplificar la desinformación alineada con Hamás", Médicos Sin Fronteras "puede cruzar bien el umbral de la actividad ilegal".

La Ley Antiterrorista "deja claro que ningún individuo u organización puede proporcionar apoyo material a un grupo terrorista designado, incluso a través de la propaganda", señaló Stefanik.
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