Alfonso Solís, rescatista hispano en las inundaciones de Texas habla con VOZ: "Fui a apoyar a la comunidad latina"

"Yo me acuerdo de lo que es estar en el salón de espera… esperando un milagro", dice el rescatista voluntario Alfonso Solis a VOZ. De 47 años, hijo de inmigrantes mexicanos, en las últimas semanas se convirtió en símbolo de los voluntarios que, desde todo el país, convergieron sobre las comunidades arrasadas por las inundaciones del 4 de julio. 

Solís enviudó hace casi 18 años, "muy joven", recuerda. Con el tiempo logró convertir dolor en misión: en su casa, en Mesquite, Dallas, ayuda a buscar desaparecidos. Al día siguiente de las inundaciones, suspendió sus vacaciones y se dirigió al corazón de la catástrofe.

Cuando llegó al condado de Kerr se halló con una misión inesperada: "SE NECESITAN BILINGÜES", escribiría más tarde en Facebook. "Hay una barrera de idioma entre la comunidad latina y las autoridades", explica a VOZ. Familias que, desesperadas, buscan a los suyos pero no pueden comunicarse con quienes podrían ayudarlos. 

"Fui a apoyar a la comunidad latina", dice.

Inéditas en la historia de Texas, las inundaciones también lo fueron en la historia personal del rescatista: "Esto es algo un poco diferente… [en ocasiones anteriores] yo encontré a varias personas, vivas y muertas… saqué cuerpos de un arroyo, encontré a víctimas de suicidio, pero nunca a un niño… y nunca algo de esta magnitud". 

Según el último recuento, en Kerr hubo 107 muertos. 70 de ellos adultos, 37 niños. Todavía hay tres desaparecidos. En todo el estado hubo al menos 135 muertos. 

"Yo no he estado presente cuando encontraron a alguien, pero es algo [para lo que] uno se tiene que preparar", previene Solís. "Es algo fuerte". Sí estuvo con familias cuando recibieron las peores noticias. "Duele", dice.

¿Un consejo? "Hay que tener fe… cada tormenta llega, cada tormenta también pasa. Esto también va a pasar".