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La trampa que la derecha woke le está tendiendo a MAGA

Las provocaciones de la derecha woke están siendo exitosas y van a dividir al Partido Republicano. El conservadurismo está entrando de lleno en la trampa que lo dividirá y lo arruinará desde dentro. Y todo esto en medio de un avance del yihadismo político en todo EEUU. Si no fuera trágico, parecería broma.

JD Vance presenta un episodio de The Charlie Kirk Show

JD Vance presenta un episodio de The Charlie Kirk ShowAFP.

El vicepresidente JD Vance protagonizó un evento de Turning Point USA en Mississippi, debatiendo con el público. Una de las personas con las que supuestamente debatió era un adolescente que a duras penas podía hilvanar una pregunta y que se veía claramente inmaduro y carente de información.

Al verlo tartamudear, se notaba que era un chico fácilmente influenciable, al que le habían contado muchas tonterías, pero que, con un poco de claridad, se le podría haber sacado de su ignorancia. El muchacho dijo que era cristiano y que no entendía por qué EEUU apoyaba a Israel y (luego de varios balbuceos) le lanzó a Vance dos libelos antisemitas fácilmente refutables: el de la limpieza étnica en Gaza y el de que los judíos persiguen a los cristianos.

La suya fue la segunda pregunta de la jornada en la que se reflejaba una creciente postura antiisraelí dentro del movimiento MAGA, tal como lo indican las encuestas entre los jóvenes del Partido Republicano. Esta postura se ve impulsada por figuras como Marjorie Taylor Greene o Tucker Carlson, que ha dado voz a antisemitas declarados —entre ellos, recientemente, a Nick Fuentes—.

Vance respondió a ambas preguntas de forma elíptica, desde una perspectiva ambigua, y sugirió que su propio apoyo a Israel no era inequívoco. También pareció disculparse por el posicionamiento de Trump en Medio Oriente y enfatizó que el presidente actuaba en interés de Estados Unidos, no de Israel. Además, se sintió en la obligación de aclarar, sin que nadie se lo preguntara, que Israel no controla al presidente. Con una respuesta torpe, el vicepresidente de Estados Unidos se hizo eco de una de las mentiras más perniciosas de la historia: que los judíos controlan secretamente algunos Gobiernos.

Varias cosas resultan altamente preocupantes de las respuestas de Vance.

La primera es la facilidad con la que se hace titubear al vicepresidente y se lo pone a contestar de forma ambigua e inespecífica. La segunda es la poca preparación para debatir sobre uno de los temas claves de la política exterior de la Administración Trump. La tercera es el contenido de la respuesta propiamente dicha.

"El conservadurismo está entrando de lleno en la trampa que lo dividirá y lo arruinará desde dentro".

Vance podría haber expuesto las premisas falsas con firmeza y astucia, pidiendo que el joven desarrollara su afirmación, solicitando pruebas de sus acusaciones, brindando datos y exponiendo el libelo y sus raíces. Este camino habría sido clave para demostrar quién era el adulto en la sala.

También podría haber ignorado las mentiras sobre el judaísmo que musitaba el pequeño provocador, para demostrar que no era fácil arrastrarlo al barro de las bravuconadas baratas. Podría haberse limitado a responder con la verdad a la pregunta, corrigiendo la descripción distorsionada del joven.

Pero eligió el peor camino: ponerse a la altura de un adolescente perturbado que tartamudeaba mientras lanzaba tonterías inconexas, aceptar una premisa falsa compuesta por dos libelos ridículos y procurar convencer al joven de que la Casa Blanca está de su lado, pero se comporta con diplomacia.

No desmintió los libelos; sólo le pidió al manipulador universitario que tenga confianza, guiño-guiño.

O fue falta de inteligencia o Vance piensa como el joven que le hizo tan estúpida pregunta; la cosa es que trató las afirmaciones del muchacho como legítimas. Al final, dio la impresión de estar tan desesperado por su voto que sencillamente no era capaz de ponerlo en su lugar.

Avances de la derecha woke

Este evento no es un caso aislado. En las últimas semanas ha crecido el clamor en la derecha woke por poner a las autoridades del país de su lado… y parece que lo están consiguiendo.

Esta normalización del antisemitismo institucional ha sido orquestada, entre otros, por Tucker Carlson, quien, como decíamos, recientemente entrevistó a un payaso de clase mundial conocido como Nick Fuentes, un admirador de Stalin y de Hitler que hace de la repugnancia su marca profesional.

La falta de respuesta de Vance a las acusaciones falaces sobre Israel resultó preocupante. La afirmación de que el judaísmo ataca al cristianismo es un delirio sin anclaje histórico y que además surge en medio de una corriente de odio a los judíos originada a raíz de un pogromo. Sin un solo ejemplo que esgrimir, sostener esta mentira no es ignorancia: es la consolidación de la basura de la maquinaria mediática de la derecha woke, que deja a los antifas como niños de pecho.

Y todo esto en medio de un avance del yihadismo político en todo EEUU. Si no fuera trágico, parecería broma.

El conservadurismo está entrando de lleno en la trampa que lo dividirá y lo arruinará desde dentro. El odio más antiguo del mundo, que en estos dos años creció en la izquierda, ha regresado a la derecha en forma de guerra de fe.

Para agregar más leña al fuego, y con un sentido de la oportunidad notable, el presidente de la Fundación Heritage, Kevin Roberts, publicó un video en respuesta a las especulaciones de que la fundación se estaría distanciando de Carlson. En un discurso que quedará para los libros de historia de la infamia, Roberts no sólo defendió a Carlson, sino que hasta logró normalizar y relativizar la posición de Fuentes.

Roberts reafirmó que Carlson es amigo suyo y calificó a sus críticos como una “coalición venenosa”, culpándolos —¡a ellos, y no a los antisemitas que dicen que el malo es Churchill y que el bueno es Hitler!— de la división de la derecha. Según Roberts, el debate libre y abierto es importante y hay que aceptar a todos, menos a los críticos de Carlson, que deberían callarse.

La polémica por la reunión con Fuentes surge casualmente en un momento en que los republicanos buscan la manera de neutralizar una serie de filtraciones vergonzosas. Hace semanas se conocieron cientos de mensajes de un chat grupal en Telegram donde líderes de distintos grupos de Jóvenes Republicanos decían todo tipo de barbaridades, bromeaban sobre el Holocausto y elogiaban a Adolf Hitler. Paul Ingrassia, admirador de Fuentes y nominado por Trump para dirigir la Oficina del Consejero Especial del Departamento de Justicia, afirmó tener “una veta nazi”.

Las provocaciones de la derecha woke están siendo exitosas y van a dividir al Partido Republicano. Ted Cruz denunció recientemente un antisemitismo en auge en la derecha como nunca antes lo había visto en su vida. Algunos altos cargos del Partido Republicano condenaron rápidamente los mensajes racistas del grupo de Jóvenes Republicanos, pero otros han seguido el ejemplo del vicepresidente JD Vance al intentar desviar la atención.

El vicepresidente cayó en la trampa de anticipar su jugada. De alguna dolorosa manera, esto es algo bueno: siempre es positivo conocer la verdad, aun cuando la verdad sea horrible. Tal vez Vance pensó que podría posponer la decisión de elegir entre la corriente conservadora tradicional y, por otro lado, personajes como Carlson, Greene o Owens hasta mucho más cerca de las elecciones a las que planea presentarse en 2028.

Pero la derecha woke, que está desenfrenada, no está dispuesta a esperar tanto y no le permitió que juegue al misterio: lo forzó a pronunciarse. Este debate público ha sido una victoria para ellos, porque expuso al vicepresidente y a su modo de actuar bajo presión… aunque sólo sea la presión de un pobre adolescente ignorante y perturbado.

De paso, la derecha woke se anota otro gol con la declaración de Roberts y su condena a lo que él llama la “coalición venenosa”, que incluye a otros republicanos MAGA, así como a intelectuales, activistas y, sobre todo, a donantes. Y los donantes, de ahora en adelante, deberán recordar que, para Roberts, la retórica de Nick Fuentes es digna de ser considerada.

La defensa que hizo Heritage de Tucker Carlson, así como el evento en Turning Point USA en Mississippi y la filtración de Telegram parecen una declaración de rumbo. Si finalmente esta corriente gana espacio, difícilmente podrá defender la civilización occidental. Más bien, parece acomodarse en la comparsa de su decadencia. En lugar de sostener los valores que dieron sentido al conservadurismo, parecen decididos a acompañar la cruzada del resentimiento.

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