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Cumbre árabe-islámica sobre Qatar: hipocresía y cobardía

Frente a la guerra en Gaza, los líderes árabes e islámicos prefirieron el silencio ante Hamás y las condenas fáciles contra Israel.

Ataques israelíes en Doha

Ataques israelíes en DohaJACQUELINE PENNEY/AFPTV/AFP.

Líderes de varios países árabes e islámicos celebraron una cumbre de emergencia en Doha el 15 de septiembre para discutir la "agresión" de Israel contra Qatar. Se referían así al reciente ataque israelí contra altos dirigentes de Hamás en suelo qatarí. La reunión se celebró a petición de Doha, capital del único Estado del Golfo que desde hace tiempo proporciona refugio y ayuda financiera y política a los dirigentes de Hamás, grupo terrorista respaldado por Irán que llevó a cabo el ataque del 7 de Octubre. El asalto en 2023 se saldó con el asesinato de más de 1.200 israelíes y extranjeros, y miles de heridos. Otros 251 locales y foráneos fueron secuestrados en la Franja, donde 48 -algunos vivos, otros muertos- permanecen cautivos.

El ataque aéreo de Israel en Doha iba dirigido contra los dirigentes de Hamás, no contra Qatar. No existe razón alguna para que los cabecillas de una organización terrorista, responsable del asesinato de miles de israelíes y palestinos, se sientan seguros. Al elegir dar cobijo a los dirigentes del grupo terrorista, Qatar debería haber anticipado que llegaría el día en que Israel ajustaría cuentas con los implicados -directa e indirectamente- en la masacre del 7 de Octubre.

Fue aquel ataque el desencadenante la guerra entre Israel y Hamás. El conflicto ha traído muerte y destrucción a toda la Franja. Podría haber terminado hace mucho tiempo si Hamás hubiera accedido a liberar a los rehenes, a los que no debería haber secuestrado en primer lugar, a deponer las armas y a renunciar al control del territorio.

"Sin el respaldo financiero y político de Qatar, Hamás no hubiera podido mantenerse en el poder en Gaza durante las últimas dos décadas".

Los jefes de Estado árabes e islámicos, sin embargo, no hicieron ninguna referencia al ataque del 7 de Octubre ni a la responsabilidad de Hamás en el inicio de la guerra. Tampoco consideraron oportuno llamar la atención a Qatar por acoger a dirigentes terroristas durante muchos años o por apoyar a la organización de los Hermanos Musulmanes, cuyos llamamientos a la jihad (guerra santa) el emirato lleva años difundiendo a través de su imperio televisivo de Al-Jazeera.

El día de las atrocidades del Sábado Negro, los dirigentes de Hamás, alojados cómodamente en Qatar, fueron filmados mirando la cobertura de la invasión del sur de Israel por el grupo terrorista. Los mismos elogiaron el ataque a Israel como una "victoria" y realizaron la postración de gratitud. Tal celebración no podría haber tenido lugar sin la aprobación de los gobernantes qataríes

También han elogiado con entusiasmo, hasta el día de hoy, los ataques de Hamás (aquí, aquí, here y here) los medios de comunicación allí apostados, especialmente Al-Jazeera.

El papel qatarí

Qatar no es -y nunca ha pretendido ser- una democracia que respete y proteja la libertad de expresión y las libertades públicas. Si sus gobernantes no estuvieran satisfechos con las acciones y la presencia de los dirigentes de Hamás en su país, los hubieran detenido o deportado hace mucho tiempo. Sin embargo, consideran, desde hace tiempo, a la organización yihadista como un actor legítimo en el escenario palestino. 

La familia gobernante, los Al Thani, han permitido a sus cabecillas y portavoces llevar una vida lujosa en Doha y han puesto Al-Jazeera a su disposición para difundir su amenazadora y radical ideología islamista (gran parte se basa en eliminar a Israel mediante la yihad). Si no fuera por el respaldo financiero y político de Qatar, Hamás no habría podido mantenerse en el poder en la Franja durante las dos últimas décadas.

Cabe destacar que varios países árabes, entre ellos Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto decidieron en 2017 cortar sus relaciones diplomáticas con Qatar porque apoyaba el terrorismo y a grupos extremistas como los Hermanos Musulmanes. Estos países emitieron una lista de 13 exigencias, una de las cuales, la más destacada, era el cierre de Al-Jazeera. La crisis terminó en 2021, cuando Doha y los países árabes llegaron a un acuerdo con la mediación de Estados Unidos y Kuwait.

A pesar del acuerdo, Qatar ha continuado con su política de apoyo a Hamás y de promoción de los Hermanos Musulmanes, además de haber promovido en solitario la fallida Primavera Árabe para derrocar al gobierno de Egipto. (Al parecer, Qatar está trabajando para crear una segunda con el objetivo de volver a derrocar al Gobierno egipcio).

Para muchos árabes de Oriente Próximo, Al-Jazeera es el portavoz oficioso de los terroristas en la Franja. Desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás, la cadena ha prohibido cualquier crítica a este último. Hasta la Autoridad Palestina, en diciembre de 2024, acusó a Al-Jazeera de emitir informes engañosos y avivar las divisiones entre los palestinos, y decidió prohibirla en la Margen Occidental.

Ninguna ayuda para poner fin a la guerra

Como era de esperar, el comunicado final de la cumbre árabe-islámica condenaba a Israel por sus "flagrantes violaciones del derecho internacional y de la legitimidad internacional" y expresaba su plena solidaridad con Qatar. También pedía la imposición de sanciones al Estado judío mediante la suspensión del suministro, transferencia o tránsito de armas, municiones y material militar.

Al no denunciar a Hamás y pedirle que deponga las armas y ceda el control de la Franja, los dirigentes árabes e islámicos en realidad enviaron un mensaje al grupo terrorista de que tiene derecho a continuar su yihad contra Israel. Y lo que es más importante, lo eximieron de su responsabilidad por toda la muerte y destrucción tras el 7 de Octubre.

Habría sido más útil que hicieran de nuevo un llamamiento a Qatar para que dejara de apoyar al grupo palestino y a los Hermanos Musulmanes. Habría sido beneficioso tanto para los palestinos de a pie como para los israelíes que estos líderes hicieran un llamamiento a Hamás para que liberara a todos los rehenes y pusiera fin a su dominio sobre la Franja de Gaza. Una exigencia como esa habría salvado la vida de muchos palestinos. Estos líderes árabes e islámicos, muchos de los cuales desprecian a Hamás, podrían al menos haber instado a Qatar a expulsar de una vez a los jefes del grupo terrorista.

La cumbre de líderes árabes e islámicos hizo exactamente nada para ayudar a poner fin a la guerra en la Franja. Condenar a Israel mientras se ignoran las atrocidades de Hamás no sirve de nada. Debido a que Qatar no presionó a los dirigentes terroristas para que liberen a los rehenes, los palestinos seguirán sufriendo.

El motivo detrás de la no-condena es el temor a que Doha utilice Al-Jazeera para incitar la violencia y el terrorismo en países árabes e islámicos. Además, algunos de estos dirigentes, como los de Estados Unidos, parecen temer enemistarse con un país tan rico.

Los mandatarios árabes e islámicos han vuelto a mostrarse tal y como son: hipócritas y cobardes.

Khaled Abu Toameh es un galardonado periodista afincado en Jerusalén.

© Gatestone Institute

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