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La hipocresía europea ante el ataque israelí contra Hamás en Qatar

¿Desde cuándo Europa, con su historial de intervenciones militares en tierras ajenas, se erige en guardiana de la soberanía cuando le conviene?

Edificio de la Unión Europea en Bruselas

Edificio de la Unión Europea en BruselasNicolas Tucat / AFP

En los últimos días, el mundo ha sido testigo de un nuevo capítulo en la guerra contra el terrorismo: el ataque israelí en Doha, Qatar, dirigido específicamente contra la cúpula política de Hamás. Según informes, el bombardeo impactó en una reunión de líderes del grupo terrorista, como Khalil al-Hayya, en un intento por eliminar a aquellos que orquestaron la masacre del 7 de Octubre

Si bien al momento de escribir estas líneas no se ha confirmado si los líderes terroristas efectivamente murieron en la ofensiva, el mensaje es claro: Israel no permitirá que los responsables del horror continúen operando con impunidad desde la comodidad y el lujo de Qatar

Sin embargo, mientras Israel ejerce su legítimo derecho a la autodefensa, Europa eleva un coro de condenas hipócritas. Líderes de Francia, España, el Reino Unido y la Unión Europea en general han condenado fuertemente el ataque

Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido, afirmó: “Condeno los ataques de Israel en Doha, que violan la soberanía de Qatar y amenazan con una mayor escalada en toda la región”. En un mensaje escrito en hebreo en la red social X, el presidente francés Emmanuel Macron expresó: “Los ataques de la Fuerza Aérea israelí hoy en Qatar son inaceptables bajo cualquier circunstancia, sea cual sea el razonamiento. Expreso mi apoyo a Qatar y al emir, el jeque Tamim Al-Thani. La guerra no puede ni debe extenderse al resto de la región”. El presidente del corrupto Gobierno español, Pedro Sánchez, sostuvo: “Condeno firmemente el ataque israelí sobre Catar. Vulnerar su soberanía y su territorio es una clara violación de los principios de la Carta de Naciones Unidas”. 

¿Será que quieren congraciarse con los islamistas que están adueñándose lentamente de sus países para no provocarlos en el corto plazo, a sabiendas de lo que pueden llegar a hacer y que lidien con el problema otras autoridades en el futuro? ¿Será que influyen de algún modo las fortunas qataríes

De cualquier modo, ¿desde cuándo Europa, con su historial de intervenciones militares en tierras ajenas, se erige en guardiana de la soberanía cuando le conviene?

La gran hipocresía europea

Esta reacción no es más que un ejemplo flagrante de hipocresía selectiva. Recordemos las operaciones militares de estos mismos países en naciones soberanas, donde bombardearon objetivos terroristas sin pestañear por las fronteras violadas. Francia, por ejemplo, lideró la intervención en Libia en 2011 bajo la Operación Harmattan, bombardeando posiciones del dictador Muamar Gadafi y sus aliados en nombre de la protección civil. El resultado: un caos que perdura hasta hoy, con miles de civiles afectados. 

En Mali, Francia desplegó la Operación Barkhane durante años, atacando a grupos islamistas en territorio africano, matando a combatientes y destruyendo infraestructuras sin que nadie en Europa cuestionara la soberanía malí. 

Los líderes europeos prefieren la comodidad de la corrección política a la defensa de la civilización que dicen proteger.Leandro Fleischer

¿Y el Reino Unido? Participó en la invasión de Irak en 2003, bombardeando Bagdad y eliminando a Saddam Hussein, una operación que causó cientos de miles de muertes civiles y que ahora se presenta como un "error" solo cuando conviene moralizar. 

En Libia, el Reino Unido se unió a Francia en la OTAN para derrocar regímenes, y en Afganistán lideró coaliciones que violaron soberanías vecinas en pos de la lucha antiterrorista. 

España no se queda atrás: envió tropas a Irak y Afganistán, participando en bombardeos y operaciones que ignoraron fronteras, y se unió a la intervención en Libia en 2011. Estos países, que hoy claman por la "paz" y condenan a Israel, han escrito páginas de historia con sangre ajena cuando sus intereses estaban en juego. 

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Cobardía = suicidio

El foco de la indignación europea ignora por completo la naturaleza criminal de los objetivos. Hamás es una organización terrorista corrupta hasta la médula. Sus líderes, como el eliminado Ismail Haniyeh y el quizá eliminado Khaled Mashal recientemente, acumulaban fortunas estimadas en miles de millones de dólares robados de la ayuda internacional destinada a Gaza.

Mientras los gazatíes sufren, estos señores viven en palacios de lujo en Qatar, disfrutando de villas millonarias, yates y hoteles de cinco estrellas. Desde Doha, dirigían las operaciones de Hamás durante la guerra, celebrando la masacre del 7 de Octubre —donde murieron 1.200 israelíes y extranjeros, en su mayoría civiles— como un "triunfo". Todo mientras eran protegidos por un régimen que les financiaba el exilio dorado.

Y aquí entra Qatar, el verdadero villano en esta trama. Aliado inquebrantable de la Hermandad Musulmana —declarada terrorista en países como Egipto y Arabia Saudita—, Doha ha sido acusado repetidamente de financiar el terrorismo islámico. Su objetivo no es la paz, sino colapsar Occidente y someterlo al islamismo radical

A través de su red de apoyo a grupos como Hamás, entre otras organizaciones terroristas islámicas, Qatar socava la estabilidad global. Pero su estrategia es más sutil: invierten fortunas en medios como Al Jazeera, que difunde una narrativa antioccidental y antisemita, manipulando la opinión pública. También inyectan miles de millones en universidades de EEUU y Europa, financiando cátedras y programas que promueven agendas inherentemente antiisraelíes y antioccidentales. El resultado: una nueva generación de idiotas útiles, principalmente woke, que marchan por Palestina sin cuestionar el terrorismo que les venden como resistencia. Estos jóvenes, cegados por narrativas de opresión selectiva, apoyan causas que eventualmente los llevarán también a ellos al matadero.

Europa, con su condenatorio unánime, no sólo ignora esta realidad; la encubre. Mientras Hamás roba y mata desde el lujo qatarí, y Qatar trama el debilitamiento de Occidente, los líderes europeos prefieren la comodidad de la corrección política a la defensa de la civilización que dicen proteger. Israel, en cambio, actúa con precisión contra el mal en su raíz. La cobardía es suicidio, sobre todo para el Estado judío, pero a largo plazo también para los europeos. 

Si Europa quiere coherencia, que mire su propio espejo antes de arrojar la primera piedra. La hipocresía no detiene misiles, pero sí debilita a quienes pretenden defender el mundo libre.

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