ANÁLISIS
El papa cierra el Jubileo ante más de un millón de jóvenes: "Otro mundo es posible, un mundo de fraternidad"
León XIV volvió a exigir en Tor Vergata la paz en Ucrania, Gaza y "en cada lugar en la tierra donde se padece la guerra" y llamó a los presentes a ponerse en camino.

El papa León XIV, durante la misa de clausura del Jubileo de los jóvenes
Las palabras de la homilía del papa León XIV en la eucaristía que cerró el Jubileo en Tor Vergata sólo fueron un eco del mensaje que más de un millón de jóvenes lanzaron con su presencia en el evento a todo el planeta: Otro mundo es posible, y la juventud sigue buscando la fe y a Cristo frente a los mensajes que les bombardean invitando al hedonismo y al culto a sí mismo.
Más de 146 países tuvieron representantes entre los más de un millón de jóvenes que se dio cita para la misa de clausura del encuentro, que pese a no ser una Jornada Mundial de la Juventud fue igualmente multitudinario, en el mismo escenario donde Juan Pablo II celebró hace 25 años el Jubileo con otra generación.
"No tengáis miedo" resonó 25 años después de Juan Pablo II
Un cuarto de siglo después, otro papa recordó el poderoso mensaje del papa polaco, ahora en los altares: "No tengáis miedo". Además, León XIV les invitó a no limitarse a pequeños triunfos: "Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén, no se conformen con menos".
Así, partiendo de la premisa de que "nuestra esperanza es Jesús”, y con la fuerza de la juventud, "otro mundo es posible, un mundo de fraternidad". Algo para lo que es necesario cultivar la amistad con Cristo a través de “la oración, la adoración, la comunión eucarística, la confesión frecuente, la caridad generosa”.
"¿Qué es realmente la felicidad?"
El papa también animó a los jóvenes a no tener miedo a la fragilidad: “No para una vida donde todo es firme y seguro, sino para una existencia que se regenera constantemente en el don, en el amor”. Además, invitó a los presentes a moverse, a ponerse en búsqueda: “Hagámonos un taburete para subir y asomarnos, como niños, de puntillas, a la ventana del encuentro con Dios. Nos encontraremos ante Él, que nos espera; más bien, que llama amablemente a la puerta de nuestra alma.
León XIV también cuestionó a los jóvenes en la homilía sobre la felicidad: "¿Qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad? Ninguna bebida de este mundo puede saciar. No engañemos nuestro corazón ante esta sed, buscando satisfacerla con sucedáneos ineficaces”.
“La plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, como hemos escuchado en el Evangelio, más bien, está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría. Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto, a las cosas celestiales, para darnos cuenta de que todo tiene sentido, entre las realidades del mundo, sólo en la medida en que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad".
Llamamiento a la paz en el mundo
Desde Tor Vergata, el papa también hizo un llamamiento a la paz en el mundo, especialmente en Ucrania, en Gaza y "en cada lugar en la tierra donde se padece la guerra”. En este sentido, León XIV urgió a los jóvenes a luchar por este objetivo, porque ellos “son capaces de hacer posible otro mundo, un mundo de fraternidad y de amistad”.