La ciudad de Seattle decide cerrar el parque Black Lives Matter tras convertirse en un foco de crimen e insalubridad

La ciudad de Seattle puso fin a la existencia del jardín de Black Lives Matter que ocupaba una parte del parte Cal Anderson, en el centro de la ciudad, desde que las protestas del movimiento tomaran las calles en 2020.

Este miércoles, operarios del Departamento de Parques y Ocio de la ciudad ingresaron en la zona para desbaratar el lugar de ocio improvisado que los activistas levantaron en el parque. No fue la única acción. También desmontaron el pequeño asentamiento de tiendas de campañas puestas de la calle E. Olive, cercana al parque, y que llevaba ocupada varios meses de manera constante.

El parque Cal Anderson se encuentra dentro de la zona que los activistas de BLM tomaron para ellos durante los graves incidentes de 2020. Entre junio y julio de aquel verano, los manifestantes ocuparon el parque de forma continuada, sin que las fuerzas del orden o el Ayuntamiento tuvieran autoridad sobre el lugar. Está ubicado en el corazón de lo que se conoció como la CHOP / CHAZ , la Zona Autónoma de Capitol Hill de hasta seis manzanas, controlada por manifestantes después del asalto y quema de la Comisaría Este del Departamento de Policía de Seattle.

La razón a la que alude la Administración es una falta crucial de salubridad en el lugar. Junto a ello, el jardín de Black Lives Matters se convirtió en un foco de crimen, consumo y venta de drogas. Citaron casos de vandalismo en los baños públicos del parque, el consumo público de drogas, la acampada no autorizada y el aumento de la población de roedores.

No es la primera vez que la Administración local debe actuar en el parque Cal Anderson para evitar este tipo de problemas. Desde 2020, van ya 76 las veces en las que el Ayuntamiento ingresó en el parque para desmontar estructuras insalubres que resemblan a las favelas brasileñas.

Los Black Stars Farmers

Frente al Ayuntamiento, la oposición. Un grupo que se hace llamar los Black Stars Farmers reivindica el cuidado y la protección del parque Cal Anderson y de sus estructuras de fortuna. Se trata de un grupo activista vinculado con Black Lives Matters, pero de una vertiente ambientalista y agrocomunitaria.

Este grupo ya impidió que el Ayuntamiento actuase el pasado mes de octubre y reunió más de 5.000 firmas de ciudadanos para pedir a la Administración dejar el parque tal y como está. De acuerdo con ellos, se trata de un lugar sagrado que sirve para honrar a los afroamericanos muertos durante actuaciones policiales.