El declive de BLM: raíces marxistas, acusaciones de corrupción y violencia extrema
La estimación del movimiento Black Lives Matter ha caído hasta un 15% desde su pico de popularidad tras la muerte de George Floyd en 2020.
Hace poco más de una década, un jurado de seis mujeres absolvía a George Zimmerman por la muerte de Trayvon Martin, un adolescente negro. La sentencia -"inocente", para el vigilante acusado de asesinato de segundo grado y homicidio involuntario- cerró el proceso judicial, pero puso en marcha otro que se extiende hasta hoy: Black Lives Matter (BLM).
El movimiento nacido como un hashtag (#BlackLivesMatter), y solidificado en varias organizaciones, alcanzó varios picos de relevancia en la agenda pública tras casos como el de Michael Brown en 2014 y George Floyd en 2020. Aunque con este último BLM alcanzó su cénit, tan solo tres años después la salud del movimiento muestra indicios de desmejora impensados hasta hace poco.
La caída de popularidad en las encuestas es uno de esos síntomas: su rechazo aumentó un 15% desde 2020. Así lo demuestra una encuesta del Pew Research Center, que además reveló que sólo un 8% de los estadounidenses cree que Black Lives Matter mejoró la vida de la población negra. Únicamente un 7% cree que mejoró las relaciones raciales y un 14%, que aumentó la responsabilidad policial.
Lo mismo evidencian los datos de YouGov, que registró una caída del 13% de su popularidad desde su pico de 47% de apoyo en el primer cuatrimestre de 2021. El sondeo de Civiqs, por su parte, recoge que el apoyo al movimiento se retrotrajo a cifras similares a las de 2017. Un -3% neto, con 44% de oposición y 41% de apoyo entre los votantes americanos.
¿Qué hay detrás de este desplome en los sondeos? Esta tendencia a la baja, ¿llevará al fin de BLM?
En el foco público
Las manifestaciones de BLM tras la muerte de George Floyd en 2020 convirtieron al movimiento en el centro de atención. El Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) registró más de 7.750 protestas vinculadas al movimiento, repartidas por más de 2.440 localidades a lo largo de todo el país entre mayo y agosto.
"Los disturbios están alejando a la gente de BLM", escribió el columnista James S. Robbins tras el deceso de Jacob Blake, otro caso que copó las calles con las siglas BLM. Tan sólo meses después de la defunción de Floyd -Floyd murió el 25 de mayo; Blake, el 23 de agosto- el movimiento mostraba signos de agotamiento.
Como evidencia, Robbins citaba la encuesta de Civiqs, que registraba una caída del 10%. Ya entonces, sostuvo, el apoyo neto entre la población blanca era negativo y los independientes habían reducido su favor a un 3%, menos que antes de la muerte de Floyd.
El también decano del Institute of World Politics explicó que a pesar de la insistencia de los medios en que la violencia enraizó en una minoría de las demostraciones -menos de 220 locaciones, según ACLED-:
En algunos casos, esta insistencia de la prensa cruzó, asegura, los lindes del absurdo:
Esta creciente oposición se tradujo también en contraprotestas, algunas con encuentros violentos. Según ACLED:
Rostros de la organización
"Si bien sólo los trastornados pueden estar en desacuerdo con el sentimiento de que las vidas negras importan, la agenda de las organizaciones que se han apropiado astutamente de ese eslogan es muy diferente", escribió Mike González, autor de BLM: la creación de una nueva revolución marxista.
Una serie de revelaciones sobre la ideología que acarrean las organizaciones que acuñan el nombre del movimiento pueden ser otro motivo detrás de la caída en su popularidad. En términos de González:
"Alicia (Garza) y yo, en particular, somos organizadoras formadas. Somos marxistas de formación". Esa frase de Patrisse Cullors, cofundadora de la organización más grande del BLM, BLM Global Network Foundation, fue uno de los ejemplos ampliamente circulados como ejemplo de aquella 'agenda (no tan) oculta'. Fue en 2015, durante una entrevista a The Real News Network.
Otra de las fundadoras de BLM Global Network Opal Tometi -ahora Ayọ Tometi, para "honrar su herencia nigeriana"- sostuvo que "es grato ver que la gente ahora entiende que cuando decimos 'Black Lives Matter', no estamos hablando sólo de brutalidad policial", antes de argumentar en favor de las reparaciones.
Tometi también fue criticada por sus lazos con la dictadura venezolana. En 2015 viajó a Venezuela para reunirse con Nicolás Maduro:
Actualmente en Venezuela. Es un alivio estar en un lugar donde hay un discurso político inteligente.
"En un golpe significativo a los sectores progresistas y más empobrecidos de Venezuela - clase obrera, afrodescendientes e indígenas - y a los aliados globales, los contrarrevolucionarios ganaron el control de la Asamblea Nacional", se puede leer en un artículo de venezuelanalysis.com firmado por Opal Tometi luego de la victoria de la oposición en las elecciones de 2015.
Pero las fundadoras de BLM no son las únicas autoras de polémicas semejantes. La filial de BLM Memphis, por caso, tuiteó:
En un obituario a Fidel Castro, BLM Global Network defendió su legado, alegando que era su deber "rechazar la retórica de la derecha y salir en defensa del comandante". "Mientras Fidel asciende al reino de los ancestros, invocamos su guía, fuerza y poder, en tanto nos comprometemos de nuevo con la lucha por la libertad universal. Fidel Vive!".
Otra organización asociada al movimiento, Movement4Black Lives, profesa públicamente posturas más radicales: el movimiento fue criticado por oponerse a la "estructura familiar nuclear prescrita por Occidente". Aunque la página web con esas declaraciones se encuentra caída -según reportes, fue dada de baja tras la polémica-, tras una búsqueda en WebArchive Voz Media pudo comprobar la presencia de estas declaraciones en la entrada "qué creemos" en 2019:
Asimismo, se acusó a Hawk Newsome, presidente de la sección neoyorquina de BLM, de estar formando 'Oficiales de la Paz' que, armados, patrullarían las comunidades negras para enfrentarse a las fuerzas de seguridad si percibían casos de brutalidad. Así lo aseguró el mismo Newsome en una entrevista al Daily Mail:
¿Divide y perderás?
Desunidas y peleadas. Así se encuentran las dos organizaciones más grandes del movimiento, tras el cisma de una treintena de sucursales del que nació Black Lives Matter Grassroots. Con estas palabras lo explica esta última en su reporte anual de 2021:
Pero la división no se produjo solamente por diferencias sobre el mejor modo de seguir militando: en 2020 BLM Grassroots demandó a la cabeza de BLM Global Network, Shalomyah Bowers, por el supuesto desvío de 10 millones de dólares en donaciones para cubrir gastos propios.
Como reportamos entonces en Voz Media, los líderes de la organización original criticaron a sus demandantes y los acusaron de "ser víctimas de la lógica carcelaria y la violencia social que alimenta el sistema legal".
La Corte Suprema de Los Ángeles dio la razón a BLM Global Network, que celebró la sentencia del magistrado -"un negro imparcial y reflexivo"- y extendió -por lo menos en apariencia- una rama de olivo:
La respuesta de la nueva BLM fue menos conciliatoria: "Black Lives Matter Grassroots es Black Lives Matter". De esa forma comentó la decisión judicial su cofundadora, Melina Abdullah, que ha mantenido el mismo tono en su redes sociales:
Seguimos luchando por los recursos que la BLM Global Network Foundation robó al movimiento para enriquecerse
Otro signo, quizás definitivo, de la separación entre las dos instituciones es que las secciones locales agrupadas en BLM Grassroots se registraron como organización sin fines de lucro en la IRS, por lo que puede aceptar donaciones por sí misma.
Financiamiento
Patrisse Cullors, cofundadora del BLM Global Network, abandonó la dirección ejecutiva en mayo de 2021 después de conocerse que contaba con una cartera de viviendas valorada en más de tres millones de dólares. A este escándalo financiero le siguió la acusación (explicada previamente) de BLM Grassroots al sucesor de Cullors.
En mayo de este año se conocieron también dos archivos federales que demuestran que BLM Global Network destinó sólo el 33% de las donaciones que recibió a fundaciones benéficas. Serían poco más de $30 millones de los casi $90 millones que recibió entre 2020 y 2022.
Entre los beneficiados sí se encontraban partidarios de Cullors, como su hermano Paul, y la Fundación Tamir Rice, una de las más críticas con la gestión de la cofundadora.
A las acusaciones de corrupción se sumó el fantasma de la quiebra financiera. La organización más grande, BLM Global Network, cerró su último año fiscal con un déficit de hasta $8,5 millones.
Estos números rojos fueron atribuidos a un disminución en las donaciones -un 88% entre 2022 y 2021, de acuerdo con un análisis independiente-, malas decisiones de gestión -habría perdido al menos un millón de dólares tras la venta de unos bienes- y el uso indebido de los fondos.
Esto a pesar de que BLM Global Network contó con contribuciones de empresas como Coca-Cola, Axe y Universal Group, según se desprende de una base de datos elaborada por The Center for the American Way of Life del Claremont Institute. (También se le acusó de ejercer chantaje moral y presión para obtener donaciones).
Más allá de las pancartas (y las organizaciones)
"De ninguna manera se debe suponer que BLM ha sido debilitado o que ha pedido su influencia", asegura Mike González, autor de BLM: la creación de una nueva revolución marxista. "No hay necesidad de disturbios en este momento, dado hasta qué punto BLM ya ha transformado la nación".
Para vaticinar -o intentar vaticinar- el futuro de BLM se debe distinguir entre sus organizaciones y su ideología. Esta última forma parte de un legado intangible que González resume, en su texto, como la idea de "que Estados Unidos es sistemáticamente racista y opresivo" -que hasta "ha convencido a los líderes de las instituciones de élite"-.
"A nuestros niños se les enseña ahora que América es opresiva e inherentemente racista", ejemplifica González a Voz Media. "Nuestros adultos tienen que someterse a sesiones de lucha en el trabajo, y nuestra Administración, en la conducción de su política interior y exterior, está obsesionada con extrañas ideologías raciales y sexuales, todo ello debido en gran parte a BLM".
Pero, ¿perdurará esta influencia? ¿Dónde estará BLM dentro de los próximos diez años? Esa, asegura González, es la cuestión.