El Gobierno prohíbe la venta de vehículos conectados con tecnología china y rusa
El veto afecta también a la importación. El objetivo es proteger a la seguridad nacional y a los estadounidenses de "adversarios extranjeros".
El Gobierno anunció este martes que queda prohibida la venta e importación de vehículos conectados que lleven consigo tecnología rusa o china -sea hardware o software- al considerarla como un riesgo para la seguridad nacional.
A través de un comunicado, la Casa Blanca confirmó el veto, asegurando que el objetivo es "garantizar que nuestras cadenas de suministro de automoción sean resistentes y seguras frente a las amenazas cibernéticas de adversarios extranjeros".
Concretamente, la norma -impulsada por el Departamento de Comercio (DOC) desde septiembre de 2024- aplicará restricciones sobre la tecnología software procedentes de China o Rusia a partir de 2027, mientras que se implementará a los componentes de hardware desde 2030.
Los vehículos cada vez cuentan con una tecnología más sofisticada, disponiendo de micrófonos, cámaras, ..., que facilitan el ciberespionaje. Algo que llevó al DOC y al Gobierno a investigar y estructurar un plan con el que defenderse de las amenazas externas y que ha concluido con la prohibición de la venta e importación de modelos procedentes de Rusia y China.
"Esta norma garantiza que nuestras infraestructuras críticas no estén expuestas al riesgo de cadenas de suministro controladas por adversarios extranjeros que podrían proporcionar a los malos actores los medios para perturbar las infraestructuras críticas de Estados Unidos", señaló la Casa Blanca.
Unas amenazas que no solo afectan a la seguridad nacional. "Más allá de los riesgos para las infraestructuras críticas, el Departamento de Comercio evalúa que cierto hardware y software utilizado en los vehículos conectados podría permitir la recopilación masiva de información sensible, incluyendo datos de geolocalización, grabaciones de audio y vídeo, y otros análisis de patrones de vida", añadió el Gobierno.
Para los fabricantes chinos o rusos que produzcan sus vehículos en los Estados Unidos, la norma también se les aplicará.