¿Diplomacia estadounidense o proselitismo woke?
Desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, las embajadas se han convertido en promotores activos de la ideología LGBT, provocando incluso conflictos con otros gobiernos.
La defensa y difusión de la cultura woke se han convertido en el verdadero leit motiv de la Administración Biden. Hasta el punto de que la orden dada a los diplomáticos para defender y hacer proselitismo de ella está provocando incluso conflictos con otros gobiernos. Además de suponer un importante coste para las arcas públicas, ya que se calcula que -sólo en programas LGBT- el Ejecutivo lleva invertidos más de cinco millones de dólares sin ningún tipo de transparencia.
En febrero, apenas iniciado su mandato en 2021, Biden, a través de un memorando de seguridad nacional, ordenó a todos los organismos federales con relaciones en el extranjero que, además de defender los derechos de las personas LGBT frente a la discriminación y la violencia, debían promoverlos de manera activa. El Departamento de Estado, con su fiel Antony Blinken al frente, tiene entre sus principales objetivos "integrar los principios de equidad interseccional en la diversificación de la diplomacia pública y las estrategias de comunicación" en las relaciones con otros países.
Financiación de espectáculos y grupos LGBT por todo el mundo
Esto se ha traducido en que los embajadores de EEUU por todo el mundo se han convertido en campeones mundiales del movimiento LGBT. Para ello, están financiando espectáculos de drag queens, subvencionando a entidades LGBT y celebrando seminarios sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI). De hecho, estas acciones se vienen realizando incluso en países que están luchando contra la cultura woke.
El dinero invertido por la Administración en el proselitismo woke es difícil de calcular, puesto que el Departamento de Estado no facilitó una lista de las iniciativas y programas relacionados con estos objetivos ni cuántos dólares del contribuyente está gastando. No obstante, varios informes recientes indican que, al menos, se han pagado casi 5 millones de dólares en el extranjero sólo en programas LGBT.
Entre las iniciativas que han podido ser rastreadas, se incluyen una subvención de 10.000 dólares a un grupo activista LGBT portugués para organizar un festival de cine con actuaciones de drags, incesto y pederastia. El Departamento de Biden también proporcionó 20.000 dólares para apoyar una serie de espectáculos drag en Ecuador. Destaca especialmente un pago de 300.000 dólares a Botsuana para "promover una mayor aceptación social de las personas LGBTQI+, incluso entre grupos religiosos influyentes y grupos tradicionales" que predican o enseñan que la homosexualidad es inmoral: católicos romanos, la mayoría de los cristianos evangélicos, musulmanes y judíos ortodoxos", según recoge Real Clear Politics. Los republicanos presionaron para que las bases militares de EEUU en el mundo no se convirtieran en sede de espectáculos drag.
Conflictos diplomáticos por el proselitismo woke
Esta política está generando no pocos problemas a la imagen de EEUU en el exterior, especialmente en países de mayoría conservadora o musulmana. Por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Kuwait emitió un comunicado oficial señalando "la necesidad de que la embajada respete las leyes y reglamentos vigentes en el Estado de Kuwait", donde las leyes de moralidad pública prohíben la actividad sexual entre personas del mismo sexo, después de que el encargado de negocios de la embajada promocionara el mes del orgullo desde las cuentas oficiales de la delegación.
También el Gobierno húngaro advirtió al embajador estadounidense en este país -David Pressman, gay y crítico con el gobierno de Viktor Orban- sobre la colaboración entre ambos si mantenía esa línea. El ministro de Exteriores húngaro llegó a advertir: "Si desea utilizar su estancia en Hungría para criticar las acciones de un gobierno elegido por una clara mayoría del pueblo húngaro y legitimado por el pueblo húngaro, tendrá un trabajo muy difícil a la hora de trabajar eficazmente para mejorar la cooperación entre los dos países".
Los embajadores en Polonia y Corea del Sur también provocaron las iras de los gobiernos de los lugares donde se encuentran destinados al participar en las fiestas y manifestaciones del Orgullo, a pesar de que las uniones de personas del mismo sexo están prohibidas legalmente. Asimismo, la decisión de la Embajada ante la Santa Sede de hacer ondear la bandera arcoíris generó un gran revuelo.
Senadores conservadores bloquean nombramientos de nuevos embajadores
Esta situación ha llevado a varios senadores estadounidenses, entre ellos J.D. Vance, a retrasar e incluso bloquear nombramientos de nuevos embajadores para tratar de evitar la exportación de la ideología woke. Vance criticó lo que llamó la "inyección" de "política personal" en el servicio exterior estadounidense, señalando: