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El ascenso y descenso de Kamala Harris: de ser la compañera de fórmula ideal a convertirse en el Dan Quayle de Joe Biden

La vicepresidente gozó de una breve luna de miel hasta que el presidente la puso a cargo de la frontera sur en 2021.

(Cordon Press)

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Kamala Harris buscó sin mucho éxito la presidencia en 2020. Luego de llamar la atención por sus críticas a Joe Biden en los debates, retiró su candidatura antes de que comenzaran las primarias debido a falta de apoyo popular y falta de entusiasmo entre los donantes. En ese momento fue castigada por la prensa, que remarcó su falta de magnetismo con los votantes afroamericanos y posiciones ambiguas en muchos temas, como el cuidado de la salud.

Sin embargo, cuando Biden anunció que la elegiría para acompañarlo en la fórmula, su nombre despertó un enamoramiento pocas veces visto. Según escribió en su momento Jack Shafer de POLITICO, "ayer, Harris no era más que otra política pasada de rosca. Hoy, está más fresca que nunca, y la prensa no puede dejar de salivar".

Todo lo escrito previamente dejó de importar de un día para el otro. "¿Recuerdas la incapacidad de Harris para conectar con los votantes negros? No importa. Ahora el New York Times informa de que "podría reforzar el atractivo de Biden para los votantes negros y las mujeres sin suscitar una oposición especialmente vehemente en la derecha o la izquierda", agregó Shafer en su comentario.

Durante todo el año electoral, fue pintada como una mente maestra, que seguramente movería los hilos de una posible administración dada la avanzada edad de su candidato a presidente. Esta luna de miel comenzó a enfriarse a partir de enero del 2021, cuando llegó junto a Joe Biden a la Casa Blanca.

El presidente le encomendó una tarea que comenzaría a desestabilizarla, la de abordar el desafío migratorio en la frontera sur de Estados Unidos. Muchos analistas políticos aseguran que la política es percepción. Bueno, Harris no apareció en la frontera durante meses, dando una imagen un tanto despreocupada sobre el asunto.

Eso fue el principio del fin para la popularidad de la exsenadora. Sus números de aprobación no se recuperaron desde septiembre del 2021 y siempre midió muchos menos que el presidente Biden. Por ejemplo, según el promedio de encuestas del Real Clear Politics, está 5% por debajo de su jefe.

Esta situación la marginó de hacer campaña en carreras clave durante las elecciones de medio término del 2022 e incluso provocó muchos rumores sobre si sería o no reemplazada para 2024. Cuando Stephen Breyer se retiró de la Corte Suprema, se comentó que Biden podría enviarla al máximo tribunal del país y matar dos pájaros de un tiro.

Ya es tarde para reemplazar a Kamala Harris

Una de las frases más repetidas en el fútbol asegura que "equipo que gana no se toca". Pese a los rumores de que la inclusión de la actual vicepresidente podría llegar a ser un lastre para la campaña, Biden confirmó el ticket Biden-Harris para 2024. Aunque los nombre de Susan Rice y Stacey Abrams circularon como posibles opciones, se repetirá la fórmula que tuvo éxito 2020.

En 1992, George H.W. Bush enfrentó una dura reelección contra Bill Clinton y Ross Perot. Dada la impopularidad del entonces vicepresidente Dan Quayle, muchos fueron los rumores de que se bajaría para ayudar a su jefe. Sin embargo, se mantuvo en el ticket y la dupla fue derrotada gracias al desgaste de 12 años de gobierno de un mismo partido, la competitividad de Perot y la percepción de una lenta recuperación económica.

Años después, James Baker III, director de campaña de Bush en ese entonces, escribiría lo siguiente en su autobiografía: "Aun así, el mayor favor que (Quayle) podría haber hecho al presidente -y al país, en mi opinión- habría sido retirarse amablemente de la candidatura".

Volviendo a 2023, Biden se enfrenta a un escenario similar. Harris sigue siendo impopular entre los votantes, a tal punto que experimentó de picos de desaprobación del 29 % en 2021. Un poco más cerca en el tiempo, fue silbada en marzo de 2023 cuando ingresó al JumboTron para ver un partido de baloncesto.

Dan Quayle fue vicepresidente entre 1989 y 1993/ Wikimedia Commons

El murmullo llegó también hasta el Partido Demócrata. Elizabeth Warren tuvo un comentario que no cayó nadie bien en el entorno de Harris. La senadora titubeó cuando le consultaron sobre el ticket para 2024, lo que provocó varios llamados de disculpa que no fueron respondidos en el momento.

Por otro lado, Bill Maher fue uno de los comentaristas más explícitos en pedirle a Biden que busque otra persona para acompañarlo. “Es muy difícil quitarle la nominación al presidente. Lo que podría ver es sustituir a la vicepresidenta porque no es muy popular en ningún sitio”, expresó el presentador de Real Time with Bill Maher en 2022.

“Simplemente creo que es una mala política. No… creo que sea una persona muy brillante. Este es el problema del Partido Demócrata. Están tan encasillados en la política de identidad que no se puede concebir una candidatura demócrata que no tenga una mujer y una persona de color. Y muy pronto te vas a alinear detrás de ese latino gay y vas a tener que tener, ya sabes, un esquimal sordo”, sumó en su momento.

Hank Sheinkopf, estratega demócrata, habló con The New York Sun y explicó por qué Biden no reemplazó a Harris a pesar de sus deficiencias políticas. “Los símbolos en la política estadounidense son muy importantes. Sería muy difícil para Joe Biden sacar a una mujer negra del ticket”, expresó.

A su vez, aclaró que la dupla necesitará mucha participación de los votantes afroamericanos para hacerse con la victoria y eso hizo aún más difícil apartarla del ticket. “Así que ahora tiene un problema. Él no puede deshacerse de ella sin alienar a los afroamericanos o a los votantes negros en general. Y, por otro lado, él no tiene un contraste por el tema de la edad, porque ella no es competente para llevar el argumento”, finalizó Sheinkopf.

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