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La FDA debe hacer una pausa y reevaluar su aprobación de la píldora abortiva genérica

El actual cierre del gobierno federal es innecesario, costoso y priva al pueblo estadounidense de la supervisión que merece de nuestras agencias federales.

Una activista a favor del derecho al aborto sostiene una caja de mifepristona

Una activista a favor del derecho al aborto sostiene una caja de mifepristonaAFP

A principios de este mes, la Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó una versión genérica de la mifepristona, una píldora abortiva genérica, a pesar de las serias dudas sobre la seguridad del fármaco y su impacto tanto en las mujeres como en la vida de los no nacidos.

Afortunadamente, 51 senadores estadounidenses enviaron una carta a la FDA instando a la agencia a pausar esta nueva aprobación hasta que se complete la revisión de seguridad prometida. Debido al cierre del Gobierno, millones de estadounidenses provida -que recientemente hicieron oír su voz en las anteriores elecciones- se quedan a la espera de saber si la FDA pausará su luz verde a esta píldora abortiva genérica.

Como directora general de la Coalición Fe y Libertad, la mayor organización religiosa de base del país, proteger la vida es indispensable para nuestro trabajo y misión.

Nuestra coalición, formada por millones de padres, pastores, pequeños empresarios y líderes religiosos, espera que las instituciones gubernamentales respeten tanto la ciencia como el carácter sagrado de toda vida humana. Más allá de proteger la santidad de la vida, los estadounidenses deben poder confiar en que las decisiones que afectan a la vida y a la salud se tomen sólo tras una revisión rigurosa e imparcial, y no de forma precipitada.

Esta es la razón por la que nos unimos a los senadores para instar a la FDA y al HHS a que completen su exhaustivo estudio de seguridad antes de permitir la comercialización de nuevas versiones genéricas de la mifepristona. Hacerlo reafirmaría el compromiso de las agencias con la salud de las mujeres, con la integridad de la ciencia y con el principio de que ninguna vida es prescindible.

La buena noticia es que, en las últimas semanas, los funcionarios federales han reconocido importantes discrepancias en los datos sobre cómo se notifican y registran las complicaciones de las píldoras abortivas. Acogemos con satisfacción su compromiso de reexaminar la ciencia y llevar a cabo una revisión exhaustiva de la Evaluación de Riesgos y Estrategias de Mitigación (REMS) que rigen el uso de la droga.

Este tipo de supervisión -basada en la transparencia, la responsabilidad y la compasión- es esencial para garantizar que las decisiones en materia de salud pública protejan realmente a las mujeres y respeten el Estado de Derecho.

Por eso es preocupante el momento en que la FDA ha tomado su última medida. Aprobar una nueva versión genérica de la mifepristona en medio de una reevaluación de seguridad en curso envía señales contradictorias sobre las prioridades de la agencia. Se corre el riesgo de socavar la confianza en el proceso de revisión que la administración se ha comprometido a reforzar. Una pausa - no una marcha atrás, sino una pausa prudente - demostraría respeto tanto por la ciencia como por la seguridad.

También hay preocupaciones legítimas sobre cómo la distribución de píldoras abortivas se cruza con las leyes estatales promulgadas después de la sentencia de la Corte Suprema en el caso Dobbs v. Jackson Women's Health Organization. Los Estados tienen autoridad constitucional para proteger la vida de los no nacidos y regular el aborto dentro de sus fronteras. Sin embargo, el acceso no restringido a estos medicamentos por correo corre el riesgo de socavar esas protecciones estatales y crear confusión tanto para las mujeres como para los médicos y las farmacias. Las agencias federales deben tener cuidado de no anular la voluntad del pueblo expresada a través de sus legislaturas electas.

Más allá de las cuestiones legales y de procedimiento, existe la responsabilidad compartida de valorar todas las vidas humanas, tanto la de la madre como la del hijo. La compasión y la precaución no deben estar reñidas. Las mujeres merecen los más altos niveles de atención médica y la información más completa posible sobre los riesgos que conlleva. Los no nacidos merecen la misma protección básica que nuestras leyes prometen a todos los miembros de la familia humana.

La protección de la vida -tanto de los nacidos como de los no nacidos- debería unirnos. En momentos de controversia, los organismos gubernamentales tienen la oportunidad de reconstruir la confianza pública a través de la humildad, la transparencia y el respeto por el proceso democrático. Una pausa ahora sería un acto no de política, sino de prudencia.

Mary Thomas es la CEO de la Faith and Freedom Coalition.

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