La intención de China es dominar la IA y la energía de fusión: no es lo que dicen, es lo que están haciendo
Es evidente que los chinos conocen perfectamente el reto que supone cumplir su amenaza de tomar Taiwán por la fuerza militar.

Imagen de las maniobras chinas repartida por el Gobierno de Taiwán
Hay un viejo adagio que muchos de nosotros escuchamos de nuestros padres: "No es lo que dices, es lo que haces".
Así que cuando China crea equipos militares que demuestran una creciente habilidad para una invasión anfibia, lo mejor sería ignorar su retórica y concentrarse en lo que están haciendo para crear las habilidades, tácticas y capacidad para invadir ese bastión democrático al otro lado del estrecho de Taiwán.
Como estudiantes de historia, los gobernantes del gigante comunista conocen muy bien la dificultad de cualquier invasión que venga del mar. La Commonwealth británica sigue traumatizada por su asalto anfibio de la Primera Guerra Mundial al estrecho turco de los Dardanelos, que la historia registra como Campaña de Galípoli. Empantanados en la playa, con las tropas otomanas y la artillería disparándoles, tras meses de estancamiento y más de medio millón de bajas combinadas sufridas por ambos bandos, los Aliados se retiraron. Muchos soldados neozelandeses y australianos sufrieron, y abundan los monumentos conmemorativos a su sacrificio.
Las duras lecciones de Gallipoli se comprendieron bien durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los Aliados se enfrentaron a las fuerzas nazis al otro lado del Canal de la Mancha. Tuvo que pasar más de un año de planificación, de creación de equipos especializados, de entrenamiento de las tropas y meses de ataques aéreos antes de que un soldado desembarcara en Normandía el Día D. Incluso entonces, en la playa de Omaha, los soldados se enfrentaron a los nazis. Incluso entonces, en la playa de Omaha, las arenas se tiñeron de rojo con la sangre de los estadounidenses muertos al desembarcar.
Es evidente que los chinos conocen perfectamente el reto que supone cumplir su amenaza de tomar Taiwán por la fuerza militar. Los últimos informes revelan la creación de barcazas marítimas con enormes puentes grúa que pueden ser bajados a través de las playas sembradas de minas. Las imágenes por satélite sugieren que esas barcazas podrían desembarcar tanques además de soldados.
Mientras el presidente Donald Trump se enfrenta a la intención de China de dominar el siglo XXI mediante sus armas económicas y el robo de propiedad intelectual, es importante reconocer la continua inversión de Pekín en su capacidad militar. Si combinamos este ejemplo de innovación anfibia con la construcción de portaaviones, aviones de combate de última generación, bases militares en islas del Pacífico y su intención de dominar la inteligencia artificial y la energía de fusión nuclear, resulta obvio para todos que no importa lo que diga China. Lo que importa es lo que está haciendo.
Estados Unidos tiene que tomar nota y apreciar el desafío al que nos enfrentamos todos.