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Kamala Harris y la traición de décadas de los demócratas a Puerto Rico

En contraste, las políticas de América Primero bajo el presidente Trump proporcionaron soluciones reales para Puerto Rico.

Kamala Harris en Puerto Rico en marzo del 2024. (Photo by Drew ANGERER / AFP)

Kamala Harris en Puerto Rico en marzo del 2024. (AFP)AFP

Puerto Rico es un ejemplo claro del daño causado por décadas de políticas fallidas, abandono y promesas vacías de los demócratas. Elegir a Kamala Harris solo extendería este legado de mala administración, agravando los desafíos de la isla bajo el peso de la apatía política y la corrupción sistémica. Durante años, los demócratas, desde Bill Clinton hasta Barack Obama y Joe Biden, han afirmado apoyar la prosperidad para Puerto Rico, pero sus acciones y políticas liberales fallidas han llevado constantemente a la decadencia, la pérdida de empleos y las dificultades para familias puertorriqueñas.

Soy puertorriqueño y estoy orgulloso de mi herencia. Cuatro de mis seis hijos nacieron en la isla. Lo que ha sucedido en Puerto Rico a lo largo de décadas es personal para mí, y sé que muchas familias puertorriqueñas sienten lo mismo. Recordamos una época en la que nuestra isla atraía grandes inversiones y generaba empleos estables, gracias en gran parte a la Sección 936 del código tributario federal. Esta política incentivaba a empresas americanas a establecerse en la isla, creando empleos y una base sólida para familias puertorriqueñas.

En 1996, Bill Clinton firmó una legislación que derogó este incentivo fiscal crítico, un sabotaje económico que lanzó a Puerto Rico a una caída de la que aún no se ha recuperado. Los empleos desaparecieron, las empresas se fueron y comunidades enteras cayeron en la pobreza. Desde entonces, los líderes demócratas no han logrado restaurar oportunidades económicas que la Sección 936 brindaba, dejando a familias puertorriqueñas luchando por sobrevivir.

Los demócratas no solo han destruido la economía de la isla, sino que también han fallado a los puertorriqueños en sus momentos de mayor necesidad. Cuando los huracanes Irma y María devastaron a Puerto Rico en 2017, fue la administración de Donald J. Trump la que brindó una ayuda histórica de $9.6 mil millones para reconstruir la red eléctrica y otros $3.7 mil millones para infraestructura y educación. En total, entregó más de $40 mil millones en ayuda y asistencia al pueblo de Puerto Rico. Sin embargo, hoy los puertorriqueños todavía sufren apagones diarios y escuelas e infraestructura en ruinas. ¿Por qué? Porque la administración Biden-Harris ha permitido que esos fondos queden atrapados en una maraña burocrática y en la incompetencia local. A pesar de las afirmaciones de los demócratas de desbloquear la ayuda de Trump, solo una pequeña fracción de este apoyo crucial ha llegado a las comunidades que más lo necesitan.

La mala gestión de los demócratas no se detiene allí. Gracias a su apoyo a leyes marítimas anticuadas, los costos de envío a Puerto Rico son exorbitantes, obligando a las familias puertorriqueñas a pagar precios inflados por productos esenciales. Mientras que los republicanos han promovido constantemente aliviar estas restricciones, los demócratas siguen firmes en apoyar esta política proteccionista que perjudica a los puertorriqueños comunes, haciendo casi imposible que las familias puedan permitirse las necesidades básicas.

Luego está PROMESA, una junta de supervisión financiera impuesta a Puerto Rico que, en lugar de proporcionar alivio, ha priorizado a los acreedores del continente y ha profundizado un ciclo de dependencia y mala gestión. Controlada por intereses demócratas, PROMESA ha cargado a los ciudadanos puertorriqueños con más deuda y menos oportunidades, anteponiendo efectivamente los intereses de los inversores externos al bienestar de las familias puertorriqueñas.

Kamala Harris y la izquierda radical continúan ofreciendo promesas vacías de apoyo mientras ignoran los problemas subyacentes que plagan a Puerto Rico. No hacen nada para reactivar la economía, fortalecer los negocios locales o proteger a los ciudadanos puertorriqueños de políticas explotadoras. En su lugar, han dejado a la isla en un estado de dependencia y decadencia, sujeta a un ciclo interminable de burocracia y promesas incumplidas.

En contraste, las políticas de América Primero bajo el presidente Trump proporcionaron soluciones reales para Puerto Rico. Su administración buscó empoderar a la isla con incentivos fiscales que generaran empleos, fomentaran la inversión y restauraran la soberanía puertorriqueña sobre su economía. Las políticas de Trump reconocieron a los puertorriqueños como merecedores del mismo respeto, recursos y oportunidades que sus contrapartes en el continente, rompiendo el ciclo de dependencia y desesperación impuesto por los demócratas.

Puerto Rico merece líderes que realmente luchen por su gente y no exploten la isla como un peón político. Líderes como Donald Trump han demostrado que Puerto Rico puede tener un futuro más brillante bajo las políticas de América Primero, políticas que promueven el crecimiento económico, protegen a las familias puertorriqueñas e invierten en soluciones a largo plazo en lugar de alivios temporales.

La elección para los puertorriqueños es clara: continuar bajo las políticas destructivas de los demócratas que perpetúan la pobreza y la dependencia o adoptar una agenda de América Primero que promete prosperidad, seguridad y verdadero progreso. Ha llegado el momento de que los puertorriqueños exijan líderes como Donald Trump que los prioricen, en lugar de dejarlos sufrir bajo la sombra de promesas rotas.

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