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Los hutíes destruyen el medio ambiente, los ‘ecologistas’ miran para otro lado

Los terroristas yemeníes siguen causando estragos medioambientales y económicos con sus continuos ataques contra barcos en el mar Rojo. Sin embargo, no se oyen los lloriqueos de los alarmistas climáticos. ¿Por qué será?

Un barco atacado por los hutíes en marzoUS Central Command (CENTCOM) / AFP

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Desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás y otros grupos terroristas en Gaza tras la masacre del 7 de Octubre, los hutíes, el grupo terrorista respaldado por Irán en Yemen, han atacado una gran cantidad de embarcaciones con misiles y drones, lo que no solo representa un peligro para la integridad física de los tripulantes, sino también para el comercio internacional y el medio ambiente.

Si bien Euro News informó que desde el comienzo de la guerra en Gaza los hutíes han perpetrado más de 80 ataques, el líder del grupo terrorista, Abdelmalek al Huti, afirmó recientemente que 182 embarcaciones han sido atacadas por la organización islamista radical.

Sin embargo, parece que el inminente desastre ecológico en el mar Rojo no es prioritario para las organizaciones ecologistas o de izquierda que afirman preocuparse por el medio ambiente y suelen culpar al capitalismo por los daños causados a la naturaleza. 

Incluso la joven Greta Thunberg, la popular activista medioambiental devenida en activista antisemita y pro-terrorismo, parece no tener entre sus prioridades a este grave daño a la ecología perpetrado por islamistas en las aguas de nuestro planeta. Aparentemente, su participación en las protestas contra Israel no le permiten ocuparse de cuidar el mundo cuando más se necesita. Una lástima.

Llama la atención la actitud de los ambientalistas, que suelen alarmarnos sobre problemas con el clima que, en el mejor de los casos, son discutibles, y apuntan con el dedo acusador a las personas que hacen uso de los avances tecnológicos que nos han permitido elevar significativamente nuestra esperanza de vida. El hecho de que ellos también los utilicen sin avergonzarse es llamativo, pero en fin. 

Llama la atención este comportamiento de los alarmistas además debido a que prefieren seguir cortando carreteras y vandalizando propiedad privada por cuestiones incomprensibles, mientras hacen un silencio ensordecedor ante un problema grave, real e indiscutible para el medio ambiente.

Sin embargo, si realmente están interesados en cuidar el planeta y han demostrado valentía para generar todo tipo de alborotos por el cambio climático, el calentamiento global o lo que sea que quieran creer para agregarle un poco de picante a su vida de parásito progresista rico, sería conveniente que también juntaran coraje para protestar en Yemen contra los hutíes. Creo saber por qué no lo hacen: quieren que su corazón siga latiendo unos años más.

Tal vez los progresistas alarmistas no estén al tanto, pero en marzo pasado, la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés), una organización económica y de integración del África Oriental, manifestó su preocupación por los daños al medio ambiente que produjo el hundimiento de un barco que trasladaba una carga de 21.000 toneladas métricas de fertilizante de fosfato de amonio y combustible tras un ataque de los hutíes frente a la costa de Yemen. La advertencia parece no haber llegado a Greta y sus amigos, que tal vez estaban en alguna protesta pro-Hamás.

De acuerdo con el portal ReliefWeb, el cargamento de la embarcación, que llevaba el nombre de Rubymar, equivalía a 200 toneladas de petróleo. Y agregó que el derrame de combustible podría devastar la vida marina y destruir los arrecifes de coral, además de poner en peligro cientos de miles de empleos en la industria pesquera y acabar con los suministros de alimentos y combustible para los estados costeros. ¿Pero eso qué importa si no se puede responsabilizar al Imperio estadounidense o a los judíos, verdad?

La región de la IGAD y toda el área del mar Rojo, advirtió la organización, necesitarían de un período muy largo para enfrentar los resultados de la contaminación marina, y calculó que las aguas podrían requerir de más de 30 años para recuperarse de las graves consecuencias de lo ocurrido. ¿Qué harán los ambientalistas para solucionar esto? Levantar una bandera palestina, seguramente. Eso ayudará.

Este tipo de acontecimientos también podrían interrumpir una de las rutas marítimas más transitadas del mundo y dañar el transporte de bienes y servicios a través del mar Rojo. Pero mientras Greta pueda usar su smartphone ecológico para divulgar sus fotos en diversas manifestaciones, todo va bien.

Las advertencias de la IGAD no inmutaron a los alarmistas y mucho menos a los hutíes, que continuaron con sus ataques. Recientemente se produjeron incendios en un petrolero con bandera griega que trasladaba 150.000 toneladas de crudo por presuntos ataques hutíes, lo que representa un “peligro para la navegación y el medio ambiente”, según señaló la misión naval Aspides de la Unión Europea. El mundo espera una condena unánime de los grupos ecologistas y de izquierda ante este horror. Seguirá esperando.

La embarcación, que lleva el nombre de Sounion, fue presuntamente atacada con explosivos por los terroristas yemeníes respaldados por Irán. Los 25 tripulantes y cuatro guardias de seguridad privada fueron llevados por un destructor francés a Djibouti, agregó Aspides, que también remarcó que es esencial que todos en el área ejerzan precaución y se abstengan de realizar cualquier acción que pueda llevar a un deterioro de la situación actual debido al peligro medioambiental que puede producirse a partir del incidente. Tal vez Aspides debería agregar la palabra palestinos en algún lado para que pueda llamar la atención de Greta y sus amigos.

El viernes pasado, los hutíes difundieron imágenes de una explosión que golpeó al Sounion mientras se escucha a los terroristas exclamar: “Dios es el más grande; muerte a América; muerte a Israel; maldición a los judíos; victoria al islam”. Todo muy progre.

El progresismo, que dice defender la libertad de expresión, a las minorías raciales, religiosas y sexuales y al medio ambiente, ha creado una alianza temporal con los racistas, intolerantes, homofóbicos, asesinos y lunáticos islamistas radicales que, además de avasallar las libertades más básicas del ser humano, no les importa estropear el planeta en su camino de destrucción

El planeta debe dejar de ser una excusa para que los liberticidas que se dicen progresistas impongan sus ideas intolerantes y destructivas. El hecho de que el ecologismo es una mera excusa para oponerse a los valores de Occidente, que tanto odian pero tanto necesitan, ha quedado en evidencia.

Ha llegado el momento de limpiar el planeta; limpiarlo de odio irracional, terrorismo e intolerancia, venga de donde venga.

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