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Así fueron las 48 horas frenéticas de la campaña Biden para “arreglar” el desastroso debate en Atlanta

El equipo del presidente tuvo que calmar a los legisladores demócratas, donantes y también periodistas que están presionando o sopesando la posibilidad de un retiro de candidatura.

Joe Biden y la primera dama Jill Biden llegan al aeropuerto regional de Hagerstown en Hagerstown, MarylandAFP

Las últimas horas han sido absolutamente frenéticas para la campaña Biden.

Tras el debate en Atlanta, Georgia, el equipo del presidente tuvo que realizar innumerables llamadas con aliados y organizar una avalancha de actos de campaña para controlar los daños que generó el deficiente rendimiento de Biden ante Donald Trump.

De acuerdo con el diario The New York Times, las primeras 48 horas fueron especialmente duras para la campaña Biden, cuyos funcionarios empezaron a trabajar durante la madrugada del viernes, justo horas después del debate, en medio de intensas críticas de los medios progresistas contra Biden.

“En la madrugada del viernes, poco después de que el presidente Biden abandonara el escenario tras un debate desastroso, la presidenta de su campaña, Jen O'Malley Dillon, reconoció en una serie de llamadas privadas con destacados simpatizantes que la noche había ido mal, pero les instó a no exagerar”, se lee en las páginas del NYT.

El mismo viernes, más tarde, los altos asesores de la Casa Blanca se pusieron al teléfono, y el jefe de gabinete de Biden, Jeff Zients, mantuvo una llamada con el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, quien lo puso al tanto sobre la temperatura y las preocupaciones entre los legisladores demócrata sobre la candidatura de Biden.

Por la tarde, además, la campaña de Biden cambió su llamada semanal a todo el personal por una charla virtual para organizar la estrategia de control de daños y “disipar” cualquier duda en las oficinas de la campaña en Wilmington, Delaware, y más allá, según explicó el NYT.

El medio explicó que los funcionarios de la campaña tuvieron que “presionar y suplicar a los ansiosos legisladores demócratas, sustitutos, activistas y donantes que apoyaran al presidente”.

En el medio de las llamadas, la campaña organizó un total de siete actos en cuatro estados distintos. Uno de ellos en Carolina del Sur se volvió especialmente viral y captó los titulares de los medios nacionales, con Biden reconociendo su mal rendimiento en el debate, pero intentando poner el foco en Trump, explicando que él todavía es capaz de decir “la verdad” y reconocer el “bien del mal”.

Ahora Biden, agotado por la maratónica jornada, se ha tomado un descanso con una reunión familiar en Camp David. El presidente llegó a última hora del sábado y estará acompañado de la primera dama Jill Biden, así como los hijos y nietos de Biden. En este mini retiro probablemente se tomará la decisión final sobre si Biden continuará o declinará su candidatura, mediante el asesoramiento de su familia, que suele ser esencial en las decisiones importantes en su carrera política.

Si bien ahora mismo todo es incertidumbre en torno a Biden y su carrera, por el momento el presidente ha logrado el respaldo público de las principales voces demócratas, como los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton. Además, uno de los sustitutos más nombrados, el gobernador de California Gavin Newsom, salió a respaldar a Biden en las cadenas de televisión que pedían el retiro de la candidatura.

Asimismo, hasta ahora, ningún legislador demócrata ha roto públicamente con Biden. De hecho, al contrario, algunos incluso lo respaldaron criticando a los medios de comunicación nacionales que presionaron por una declinación de la candidatura.

De todas formas, el NYT detalló que el gran esfuerzo de la campaña Biden por intentar arreglar el debate demuestra “la profundidad del daño que el Sr. Biden hizo a su campaña de reelección en tan sólo 90 minutos”.

“Su campaña ha sido criticada por su insularidad e insistencia, por lo que el estallido de actividad puso de manifiesto que las consecuencias del debate se habían convertido en una verdadera crisis que había llevado a quienes estaban en su órbita a un frenético modo de batalla”, reseñó el NYT.

El diario neoyorquino reportó que algunos demócratas estaban debatiendo en “voz baja” formas de presentar otros candidatos, pero altos funcionarios de Biden dijeron e intentaron convencer a casi todo el mundo que no existe una alternativa viable y que los demócratas deben centrarse en la “amenaza” que representa Trump.

Según el NYT los altos asesores fueron Jeff Zients, Bruce Reed, Anita Dunn y Steve Riccheti, que tuvieron que llamar a una lista importante de líderes del Congreso, principales donantes y activistas. Estos asesores prometieron que Biden demostraría que puede ser lo suficientemente enérgico durante el resto de la campaña.

Si bien el NYT, cuya junta editorial pidió la renuncia de Biden, reseñó que las horas más sombrías de la campaña ya pasaron, aún el presidente y su equipo no recibieron el golpe más fuerte: el impacto de las encuestas nacionales más importantes tras el debate.

La sensación en la campaña es que ya no pueden hacer nada para que la actuación de Biden no impacte directamente en las encuestas, dándole más impulso a Donald Trump.

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