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El cable secreto de Bill Clinton a Teherán recuerda que el terror iraní asesinó a cientos de estadounidenses

El alto costo del terrorismo de Irán y sus peones será un factor importante en la decisión del presidente Trump de si apoyar los esfuerzos bélicos de Israel, o incluso unírsele. 

Bill Clinton en 1997

Bill Clinton en 1997AP/Cordon Press.

Publicado por
John Solomon

Tres años después de que 19 estadounidenses murieran en un atentado en un complejo de apartamentos de Arabia Saudí, el entonces presidente Bill Clinton envió un cable en el cual contaba a su homólogo iraní un secreto que no estaba dispuesto a revelarle al público estadounidense: la inteligencia de Estados Unidos tenía amplias pruebas de que Teherán estaba detrás del mortal ataque terrorista a las Torres Khobar.

"Mensaje del presidente Clinton al presidente Jatamí: el Gobierno de los Estados Unidos ha recibido pruebas creíbles de que miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC), junto con miembros del Hezbollah libanés y saudí, estuvieron directamente implicados en la planificación y ejecución del atentado terrorista en Arabia Saudí contra el complejo de residencias militares en las Torres Khobar", declaraba el cable de 1999.

"Estados Unidos considera este hecho en los términos más graves", continuaba el cable. "Reconocemos que el atentado se produjo antes de su elección. Sin embargo, los responsables aún no se han enfrentado a la justicia. Y el IRGC puede estar implicado en la planificación de nuevos atentados terroristas contra ciudadanos estadounidenses. La implicación del IRGC en actividades y planes terroristas en el extranjero sigue siendo motivo de profunda preocupación para nosotros."

Puede leer el memorándum aquí:

Terrorismo crónico y dos realidades

El comunicado, publicado décadas después en virtud de la Ley de Libertad de Información, es un duro recordatorio de dos realidades que el presidente Trump debe revisar cuando decida en los próximos días si compromete al país con la acción militar israelí contra las instalaciones nucleares de Irán

La primera es que el Gobierno teocrático ha librado una guerra terrorista crónica contra Estados Unidos desde la revolución de 1979, cuando por primera vez tomó rehenes en la embajada estadounidense en Teherán. Se ha cobrado casi 1.000 vidas estadounidenses si se cuentan los artefactos explosivos improvisados que mataron tropas en Irak y Siria, con el respaldo de Irán, junto con los atentados terroristas contra un cuartel de los Marines y las embajadas estadounidenses en Líbano, contra las Torres Khobar, y otros. 

Algunos ataques fueron frustrados, como el atentado contra un restaurante en 2011 en Washington  -dirigido contra el embajador saudí en Estados Unidos-, el secuestro de un periodista estadounidense-iraní y un intento de asesinato a Trump el año pasado que no habría hecho más que aumentar el número de víctimas.

"Cuando escuchamos que Irán nos amenaza diciendo 'vamos a tomar represalias si nos hacen algo', ya estamos en guerra con ellos",  dijo el ex jefe de gabinete del Consejo de Seguridad Nacional Fred Fleitz en el podcast John Solomon Reports el miércoles. "Irán ya está cometiendo actos de terrorismo, e hizo uno importante en fecha tan reciente como 2024, cuando un agente iraní fue acusado -aunque se libró- de intentar matar a Trump antes de las elecciones de 2024".

La segunda realidad es que los presidentes del Partido Demócrata como Clinton, Jimmy Carter, Barack Obama y Joe Biden se han comportado con Irán con guantes de seda: acuerdos nucleares (Obama), alivio de sanciones (Obama y Biden), 6.000 millones de dólares en activos descongelados (Biden), y, en el caso de Clinton, una oferta secreta de indulgencia por Khobar si limpiaba sus actos.

"Estados Unidos no tiene intenciones hostiles hacia la República Islámica de Irán y desea mantener buenas relaciones con su Gobierno", decía el cable de Clinton a Jatamí, ofreciéndole mejores relaciones si Irán se limitaba a llevar ante la justicia a los conspiradores del atentado.

La oferta de Clinton, desenmascarada años después, fue escandalosa porque impidió al pueblo estadounidense comprender cabalmente las pruebas de la complicidad de Irán en un atentado mortal.

La Administración demócrata de entonces nunca inició acciones penales o civiles contra Irán por su implicación en el ataque terrorista. Pero cuando George W. Bush asumió el poder en 2001, acusó inmediatamente a varios individuos como conspiradores en el caso y alegó directamente que Teherán estaba de hecho detrás del ataque.

El alto precio del apaciguamiento

De hecho, el exdirector del FBI Louis Freeh dijo a este reportero en 2015 que la Administración Clinton impidió que sus investigadores obtuvieran plena cooperación en la investigación del Khobar con la esperanza de que mirar hacia otro lado crearía una mejor relación con Irán.

"La conclusión fue que no estaban interesados. No se mostraron en absoluto receptivos", dijo Freeh sobre las pruebas que vinculaban a Irán con Khobar. "Buscaban cambiar las relaciones con el régimen de allí, y eso es política exterior. Y el FBI no tiene nada que ver con eso".

Tal apaciguamiento, dicen los críticos, sólo mantuvo financiados y envalentonados a los mulás para que persiguieran su agenda de terrorismo contra Estados Unidos y Occidente, buscaran un arma nuclear desafiando a las Naciones Unidas y se burlaran de las sanciones internacionales -como cuando venden petróleo a la China comunista-.

"Irán ha estado haciendo dinero vendiendo petróleo a China", dijo la senadora Marsha Blackburn, republicana de Tennessee, al programa de televisión Just the News, No Noise. "Bajo el primer mandato del presidente Trump había sanciones contra Irán. No podían financiar a sus peones. Y luego vinieron los de Biden que, además de quitar las sanciones hicieron tratos con el país, enviándole $6.000 millones ".

"Si se le da 1 dólar a Irán, acabará en uno de estos dos destinos: el enriquecimiento de uranio o la financiación de sus peones. No va a ir a la gente", añadió.

Irán fue incluido en la lista estadounidense de Estados patrocinadores del terrorismo en 1984, y en las últimas cuatro décadas ha lanzado mortíferos ataques contra estadounidenses y occidentales, causando casi 1.000 muertos.

El no intervencionismo a prueba

Durante su campaña, Trump prometió al pueblo estadounidense que no involucraría a las tropas en "guerras eternas". Se enfrenta, además, a una amplia presión externa de luminarias de la base MAGA como Charlie Kirk, Tucker Carlson y Steve Bannon para evitar la participación directa en en el conflicto, así como a la resistencia interna de los no intervencionistas de su equipo como el vicepresidente, J.D. Vance, y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien ha cuestionado abiertamente si realmente existe información de inteligencia de que Irán está cerca de producir una ojiva nuclear.

"Las guerras exteriores, la intervención y el cambio de régimen sitúan a Estados Unidos en último lugar, matan a inocentes, nos llevan a la bancarrota y, en última instancia, conducen a nuestra destrucción", escribió en redes sociales la representante republicana Marjorie Taylor Greene, en un post que resume la filosofía del ala no intervencionista del partido.

En el lado opuesto, los republicanos más beligerantes, como el senador Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur, y Tom Cotton, republicano de Arkansas, están suplicando a Trump que no deje pasar la oportunidad de aplastar el programa ilícito de armas nucleares de Irán, y, posiblemente, derrocar al régimen islamista radical que ha aterrorizado al mundo desde 1979.

"La 'guerra eterna' es la guerra que Irán ha librado contra Estados Unidos, Israel y el mundo civilizado desde 1979", escribió Cotton en X esta semana.

La cuestión es si Trump permitirá a los bombarderos B2 de la Fuerza Aérea lanzar MOABs, bombas masivas capaces de aplastar los búnkeres subterráneos donde se cree que Irán ha ocultado sus programas de armas nucleares, y si dejará que Israel asesine al líder supremo iraní, el ayatolá Jameini, de 86 años.

"Paz a través de la fuerza y el comercio"

Trump se ha mostrado reservado sobre sus intenciones. Una posible resolución, según los expertos, es que los líderes iraníes se plieguen antes de un ataque estadounidense y lleguen a un acuerdo para renunciar a su programa de enriquecimiento nuclear, o incluso huyan al exilio en Rusia.

"Irán todavía puede llegar a un acuerdo con Trump que le permitiera tener un programa nuclear pacífico, sin enriquecimiento, y también beneficios económicos", dijo Fleitz. "Sería un acuerdo realmente bueno. No se merecen ese pacto porque han matado a más de 1.000 estadounidenses en los últimos 40 años, más o menos."

"Trump está dispuesto a hacer este trato porque preferiría tener alcanzar la paz a través de la fuerza y el comercio. Pero si no se logra, creo probable que el republicano lance bombas antibúnker para destruir la principal instalación de enriquecimiento de uranio de Irán en Fordo", añadió.

La 'factura del carnicero' Irán

Mientras tanto, la factura del terrorismo asesino de Irán se cierne sobre la decisión final. Ese balance incluye:

  • 63 víctimas, entre ellas 17 estadounidenses, muertas en 1983 en un atentado con camión bomba frente a la Embajada de EEUU en Beirut, Líbano;
  • 220 marines, 18 marineros de la Armada y tres soldados del Ejército asesinados en 1983 cuando dos camiones bomba explotaron frente a un cuartel de los marines en Beirut;
  • Dos estadounidenses perdieron la vida en un atentado suicida con coche bomba en la Embajada de EEUU en Beirut en 1984. En el atentado también murieron 21 no estadounidenses, en su mayoría libaneses;
  • 19 estadounidenses perdieron la vida en el atentado de la Torre Khobar en 1996;
  • 603 miembros del Ejército estadounidense murieron en Irak y Siria por artefactos explosivos improvisados o IED de fabricación iraní, según una revisión militar de 2019; y
  • Tres estadounidenses muertos en enero de 2024 en un ataque con drones contra un puesto de avanzada de EEUU en Jordania, cerca de la frontera con Siria, llevado a cabo por dos iraníes.

También hay un elemento personal para el presidente. Fiscales federales acusaron el año pasado a un hombre paquistaní de conspirar con Irán para asesinar a Trump.

Fleitz predijo que Trump pensará las últimas horas antes de tomar su decisión en conservar la confianza de su base MAGA, más allá de cualquier acción que tome. "Quiere tener al movimiento MAGA detrás de él, y obviamente están nerviosos, muchos de ellos, por la posibilidad de que Estados Unidos entre en guerra con Irán", dijo. "Y creo que el presidente ha intentado dejar claro que, 'Miren, yo inventé América Primero, y he decidido que impedir que Irán consiga un arma nuclear es parte de América Primero'".

"Creo que está intentando tranquilizar a sus partidarios diciendo que no enviará tropas al terreno, y que se está haciendo algo que se debe hacer en este momento. Y que si no lo hacemos ahora mismo, desearemos haberlo hecho porque Irán probablemente hará un sprint hacia una bomba", añadió.

John Solomon es director de Just the News.

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