Aumenta el brote: confirman sarampión en una persona que falleció en Nuevo México
Su deceso ocurre poco después de la primera muerte confirmada en una década en el país debido a esta enfermedad.

Una mujer prepara una jeringa contra el sarampión
Las autoridades sanitarias de Nuevo México informaron este jueves que una persona no vacunada que falleció recientemente dio positivo por sarampión, en medio de un brote creciente en el suroeste de Estados Unidos. Su deceso ocurre poco después de la primera muerte confirmada en una década en el país debido a esta enfermedad.
Si bien las autoridades aún no han determinado si el virus fue la causa directa del fallecimiento, señalaron que la persona no buscó atención médica antes de morir. Este caso forma parte de un brote que se originó en el oeste de Texas y que ya ha registrado al menos diez contagios en el condado de Lea, Nuevo México, limítrofe con el condado de Gaines, Texas, donde se ha concentrado la mayor cantidad de infecciones.
En Texas, el brote ha afectado a casi 160 personas y ha provocado la hospitalización de 22 pacientes. Aunque los casos de Nuevo México no han sido vinculados oficialmente con el brote texano, las autoridades han indicado que existe una "sospecha" de conexión.
Llamado a la vacunación y riesgo de complicaciones
Los expertos en salud pública han reiterado la importancia de la vacunación contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) como la mejor forma de protección contra la enfermedad. Dos dosis de esta vacuna previenen más del 97 % de las infecciones. "No queremos ver a los habitantes de Nuevo México enfermarse o morir de sarampión", advirtió el Dr. Chad Smelser, epidemiólogo estatal.
El sarampión es un virus altamente contagioso que se propaga a través de gotículas respiratorias cuando una persona infectada tose o estornuda. Cada individuo enfermo puede contagiar hasta a 18 personas. Sus primeros síntomas incluyen fiebre alta, tos, secreción nasal y conjuntivitis, seguidos de un sarpullido característico que comienza en el rostro y se extiende por el cuerpo.
Si bien la mayoría de los pacientes se recupera en unas semanas, el virus puede derivar en complicaciones graves como neumonía o encefalitis, que pueden causar daños neurológicos permanentes e incluso la muerte. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), entre uno y dos de cada 1.000 niños infectados fallecen. Un estudio de 2015 indicó que, antes de la introducción de la vacuna MMR, el sarampión podría haber sido responsable de hasta la mitad de las muertes por enfermedades infecciosas en niños.
Respuesta del Gobierno y medidas adoptadas
El secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, Robert F. Kennedy Jr., manifestó su preocupación ante el brote y anunció que ha instruido a los CDC y a la Administración de Preparación y Respuesta Estratégica (ASPR) para que refuercen la coordinación con las autoridades de Texas y brinden un respaldo integral.
Entre las acciones impulsadas por el HHS, se encuentra la provisión de asistencia técnica, apoyo de laboratorio, vacunas y tratamientos terapéuticos según las necesidades. Kennedy Jr. destacó que los CDC mantienen comunicación constante con los funcionarios sanitarios de Texas para garantizar una estrategia coordinada que permita frenar la propagación del virus. Asimismo, aseguró haber dialogado con el gobernador Greg Abbott y otras autoridades estatales para reafirmar el compromiso del Gobierno federal en proporcionar los recursos adicionales que sean necesarios.
El secretario de salud enfatizó la importancia de la responsabilidad compartida entre el personal médico, los líderes comunitarios y los responsables de políticas públicas en la protección de la salud de la población. Explicó que las vacunas no solo resguardan a los niños contra el sarampión de manera individual, sino que también fortalecen la inmunidad colectiva, reduciendo el riesgo para aquellas personas que no pueden recibir la inmunización por motivos médicos.
Las autoridades continúan monitoreando el brote y reforzando la campaña de vacunación para evitar nuevas muertes y contener la propagación del virus.