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Un juez reduce la condena de los hermanos Menéndez y los acerca a la libertad condicional tras 35 años en prisión

“Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas ni justificaciones. El impacto de mis actos violentos en mi familia... es inconmensurable”, dijo Lyle Menéndez.

Una imagen de los hermanos Menéndez del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California

Una imagen de los hermanos Menéndez del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de CaliforniaAFP

Emmanuel Alejandro Rondón

Los hermanos Erik y Lyle Menéndez, condenados en los noventa a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, dieron este martes un paso significativo hacia una potencial libertad cuando el juez del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, Michael Jesic, redujo sus sentencias a “50 años a cadena perpetua”.

Esta decisión del juez Jesic implica que, en virtud del marco de la ley californiana para jóvenes infractores, los hermanos Menéndez ahora son elegibles para libertad condicional tras pasar 35 años tras las rejas.

En California, la ley permite la revisión de sentencias impuestas a personas que cometieron delitos antes de los 26 años, y los hermanos Menéndez tenían 18 y 21 años al momento de cometer el crimen en su casa de Beverly Hills en 1989. Fueron condenados en 1996 en un caso que acaparó la atención nacional.

Los hermanos, quienes cuentan con el respaldo parcial de su familia, comparecieron por videollamada y hablaron por primera vez en una audiencia.

Lyle expresó: “Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas ni justificaciones. El impacto de mis actos violentos en mi familia... es inconmensurable”.

Erik también ofreció disculpas a su familia: “No merecías lo que te hice, pero me inspiras a ser mejor”.

En su decisión, el juez Jesic aseguró haber considerado todos los argumentos y se mostró especialmente sorprendido por una carta de apoyo a los hermanos Menéndezz enviada por un funcionario penitenciario, algo que, dijo, nunca había visto en 25 años.

“No estoy diciendo que deban ser liberados, eso no me corresponde decidir”, dijo el juez. “Pero sí creo que han hecho lo suficiente en estos 35 años como para merecer esa oportunidad”.

La defensa, encabezada por el abogado Mark Geragos, volvió a recordar el contexto de abuso sexual y psicológico que los hermanos aseguraron haber sufrido a manos de su padre durante el caso en los noventa, y remarcó la transformación y el arrepentimiento que ambos han experimentado en su larga estadía en prisión.

“Hoy es un gran día después de 35 años”, dijo Geragos. “Hemos evolucionado. Ya no estamos en los años 90. Tenemos una comprensión más sólida de muchas cosas”.

Entre los testimonios clave, destacó el de la prima Anamaria Baralt, quien se mostró a favor de los hermanos.

“Todos, en ambos lados de la familia, creemos que 35 años es suficiente”, dijo Baralt. “Nuestra familia los ha perdonado por completo”.

La Fiscalía, que se opuso a la decisión del juez, sostuvo que los hermanos no han asumido completamente la responsabilidad de sus acciones y por ende no eran merecedores de la reducción de la condena.

Ahora el destino de los hermanos Menéndez estará en manos de la junta estatal de libertad condicional, quienes determinarán si Erik y Lyle pueden abandonar la prisión, tras más de tres décadas tras las rejas.

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