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FAKES DE LA FARSA CLIMÁTICA: Arrecifes, calentamiento y osos polares, tres mentiras que los alarmistas climáticos difundieron falsamente

El alarmismo de los últimos veinte años fue recientemente contrastado con datos que se alejan un poco de la catastrófica realidad que anticipaban los activistas. 

Cambio climático: La joven Greta Thunberg se convirtió en una abanderada del activismo climático

La joven Greta Thunberg se convirtió en una abanderada del activismo climático/ Jonathan NackstrandAFP

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Durante las últimas décadas, los alarmistas climáticos se encargaron de asustar a la población mundial con una serie de predicciones que erizaban la piel. Desde el fin del mundo en casos más extremos, pasando también por la cantidad de muertes por calores extremos y hasta la extinción de la tierna figura del oso polar, utilizada en un sinfín de videos y exposiciones alrededor del mundo. 

Sin embargo, resulta ser que las predicciones estaban un poco exageradas, algunos incluso dirían que erróneas. En los últimos meses, una serie de nuevas revelaciones llegaron para arrojar datos duros y aclarar la lúgubre narrativa sobre la realidad climática.

En concreto, se trata del calor extremo, la extensión de los arrecifes de coral y, por supuesto, la supervivencia del querido oso polar.

El llamado a la acción contra el "calor extremo" 

Hace apenas unos meses, el presidente Joe Biden aseguró que "el calor extremo es la principal causa de muerte relacionada con el clima en Estados Unidos”. 

A él se sumaron recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS), anunciando que más de 175.000 personas mueren cada año a causa del "calor extremo" solo en Europa. También Unicef, la organización de las Naciones Unidas dedicada al bienestar infantil, informando que unos 377 jóvenes murieron en 2021 a causa de las altas temperaturas en Europa y Asia Central.

Bjorn Lomborg, presidente Consenso de Copenhague y autor de libros como 'Falsa alarma', retrucó primero al presidente Biden, asegurando que el calor extremo mata a 6.000 estadounidenses por año, mientras que el frío hace lo propio con 152.000, de los cuales 12.000 mueren por frío extremo. 

A pesar del aumento de las temperaturas, las muertes por calor extremo estandarizadas por edad en realidad han disminuido en los EE. UU. en casi un 10% en una década y a nivel mundial en incluso más, en gran medida porque el mundo se está volviendo más próspero. Eso permite que más personas puedan permitirse aires acondicionados y otra tecnología que los protege del calor", explicó en un artículo publicado en The Wall Street Journal.

En un escrito aparte, el autor cargó contra los datos de la OMS, alertando que la cifra es "cuatro veces exagerada". 

"Cuestionada, la OMS modificó silenciosamente su declaración en línea eliminando la palabra "extremo" del título, pero sólo después de que los medios ya habían difundido la catastrófica noticia. Aunque corrigieron el error en línea, no encontraron el espacio para mencionar que el calor extremo es en realidad el menor riesgo relacionado con la temperatura en Europa, y el frío mata a 13 veces más personas", aclaró Lomborg. 

Sobre los datos de Unicef, según la propia fuente que citan, las estadísticas de “carga mundial de enfermedades” del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud, esos mismos datos muestran que las muertes anuales de jóvenes por calor han disminuido en más del 50% en tres décadas.

Lomborg agregó también que en realidad el frío causa aproximadamente tres veces más muertes infantiles en estas regiones cada año. "El informe también omitió mencionar que el calor es una de las causas menos importantes de muerte entre los jóvenes. La desnutrición se cobra la vida de 26.000 jóvenes cada año en Europa y Asia Central. En un mundo de recursos limitados, se podría pensar que esa sería la prioridad de Unicef", sumó el autor. 

El sueco también atendió a Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, quien alertó recientemente sobre “un rápido aumento de la escala, la intensidad, la frecuencia y la duración de los fenómenos de calor extremo”.

Lomborg explicó que, en los últimos 30 años, el promedio anual mundial de días con olas de calor ha aumentado de 13,4 a 13,7, lo que no sugiere un aumento digno de escandalizarse. A su vez, indicó que "as altas temperaturas son en su mayoría resultado de cambios estacionales que existen desde hace mucho tiempo", por lo que encontró probable que "solo un tercio de un día de olas de calor anuales sea atribuible al cambio climático en las últimas tres décadas". 

En cuanto a la cantidad de fallecimientos por calor moderado, la cifra se sitúa en 334.000, mientras que el frío mata a 4,5 millones de personas al año. "Lo más importante es que, a pesar de que el planeta se está calentando, el estudio pionero de 2024 concluyó que la tasa mundial de mortalidad por calor extremo ha disminuido más de un 7 % por década en los últimos 30 años", sentenció Lomborg. 

El 'renacer' de los osos polares

"¿Qué pasó con los osos polares?", se preguntó el propio Lomborg recientemente, recordando que los activistas han alertado sobre su extinción en las últimas décadas, mostrando una y otra vez su imagen sobre una fina capa de hielo a punto de derretirse. 

Habló particularmente del documental de Al Gore, 'Una verdad incómoda', como así también del Washington Post advirtiendo en 2004 que la especie podría enfrentarse a la extinción. Tampoco se salvó el Fondo Mundial para la Naturaleza y su anticipo de que algunas poblaciones de osos polares no iban a poder reproducirse del 2012 en adelante. 

"Después de años de tergiversación, finalmente se hizo imposible ignorar la montaña de evidencia que muestra que la población mundial de osos polares ha aumentado sustancialmente", escribió el sueco, argumentando que un factor clave en la supervivencia de esta especie fue la reducción de la caza. 

A la hora de hablar de números, remarcó que la población de osos polares pasó de 12.000 en 1960 a un aproximado de 26.000 en la actualidad. 

De la "gran catástrofe del arrecife" a números récord en 2024 

Por último, Lomborg se refirió a la Gran Barrera de Coral de Australia, la cual se extiende a lo largo de unos 2600 kilómetros, lo que lo convierte en el mayor arrecife de coral del mundo. Es considerada como el animal más grande del mundo y cuenta con una de las mayores concentraciones de biodiversidad del planeta.

Durante los últimos diez años, se especulaba con una "gran catástrofe" con respecto al arrecife, incluso The Guardian llegó a publicar un obituario en 2014. De acuerdo con esas predicciones, el aumento de las temperaturas en el mar provocaría que el arrecife se redujera entre el 5% y 10% para 2022. Sin embargo, para 2024, alcanzó números récord, por arriba del 30%.

"Hoy, la Gran Barrera de Coral está mejor que nunca, pero hace 12 años, nos hablaron de la "Gran Catástrofe del Arrecife" y de cómo el arrecife prácticamente desaparecería hoy. Moraleja de la historia: No siempre creas en las historias de miedo", celebró Lomborg en sus redes sociales. 

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