Invierno demográfico: Estados Unidos, amenazado por una tasa de fertilidad en caída libre
Un nuevo estudio vuelve a poner el foco en la situación de mínimos históricos en la tasa de reemplazo del país, un problema que se extiende a prácticamente todo el mundo desarrollado.
Un nuevo estudio científico publicado en The Lancet pone el foco en la peligrosa crisis de fertilidad que atraviesa Estados Unidos y gran parte del planeta desde la década de los 60 en adelante. Cada vez nacen menos niños, lo que amenaza con enfrentar a la sociedad con nuevos desafíos económicos en lo que se refiere a los sistemas de pensiones y los servicios sociales.
De acuerdo con el Global Burden of Disease 2021, un estudio liderado por el Instituto de Métricas y Evaluación Sanitarias (IHME) de la Universidad de Washington, la tasa de fecundidad, que mide el reemplazo generacional, pasó de ser de 3,65 en 1960 a alcanzar los 1,64 nacidos por mujer en 2020. Se trata de mínimos históricos. La explicación del fenómeno podría deberse a los nuevos hábitos y aspiraciones de las personas. Los estadounidenses tienen de media menos hijos, posponen la edad de matrimonio o directamente no se casan. En el trasfondo de esto está la incertidumbre económica y los cambios culturales.
Esta tendencia es generalizada en todo el mundo. La tasa de fecundidad global (TFG), que mide la media de niños a los que una mujer da a luz en toda su vida, pasó de los 4,84 que tenía en 1950 a tan sólo 2,23 en 2021. Es decir, que de forma global, la tierra está a 24 décimas de pasar a una tasa de reemplazo negativa, lo que reduce el número de habitantes del planeta. De acuerdo con el IHME, sólo se mantuvo por encima el nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer) en 94 países y territorios, con una concentración significativa en el África subsahariana.
Brecha demográfica mundial
El citado informe asegura que, con horizonte a 2050, se puede crear un paradigma de brecha demográfica severa entre los países desarrollados y con rentas altas y aquellos subdesarrollados, como es el caso de algunas las naciones africanas.
"Globalmente, los nacimientos se concentrarán cada vez más en las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático, la escasez de recursos, la inestabilidad política, la pobreza y la mortalidad infantil" aclaró para CNN Teresa Castro Martín, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, una institución gubernamental española.
Los movimientos demográficos con origen en los países subdesarrollados y con destino a los países occidentales ya es una realidad, pero en el futuro puede tomar una amplitud mucho mayor. Este puede remodelar por completo sociedades como la norteamericana. Según el Pew Research Center, los inmigrantes y sus descendientes representarán un importante crecimiento de la población estadounidense entre 2015 y 2065, lo que eventualmente compensaría el descenso de las tasas de natalidad entre los estadounidenses nacidos en el país.
Desafíos para el modelo de economía
El envejecimiento de la población, consecuencia de las bajas tasas de fertilidad, plantea retos a Estados Unidos. En especial en ámbitos como la sanidad, la seguridad social y el Estado del bienestar. A medida que la población envejezca, aumentará la demanda de servicios sanitarios y de apoyo a los jubilados, lo que pondrá a prueba los sistemas existentes, según prevé el estudio. Concretamente, para 2030, el 20% de toda la nación estará en edad de jubilación y cualquier persona nacida durante el baby boom tendrá ya más de 64 años.
La disminución de la población activa debido al descenso de las tasas de fertilidad podría provocar escasez de mano de obra en industrias clave, afectando a sectores como la sanidad, la tecnología y la industria manufacturera. Esto podría obstaculizar el crecimiento económico y la innovación, afectando a la competitividad del país en la escena mundial.
Los responsables políticos se enfrentan al reto de desarrollar estrategias para hacer frente a estas tendencias demográficas, incluyendo políticas de apoyo a las familias trabajadoras, mejorar el acceso al cuidado de los niños y a la asistencia sanitaria.
Otra solución de la que hablan los científicos es una gestión "ética y eficiente" de la inmigración. Pero para conseguir este objetivo se necesitan políticas públicas acordes con las necesidades económicas y sociales de la comunidad, lo que resulta incompatible con una inmigración desordenada y que demanda más dinero de los contribuyentes en lugar de satisfacer al crecimiento y desarrollo del país.
Pero dado que el problema es global, cabe poner en duda que la importación de mano de obra extranjera y joven sea una solución viable a largo plazo. En especial si se tienen en cuenta los problemas que puede generar desde puntos de vista de gran remplazo cultural.