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Muere Bobi, el perro más viejo del mundo, a los 31 años

El mastín portugués nació el 11 de mayo de 1992. Entró en el Libro Guinness de los Récords en febrero de 2023.

(YouTube: Inside Edition)

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Bobi, el perro más viejo del mundo, murió este sábado a los 31 años y 165 días. El mastín portugués nació el 11 de mayo de 1992 y en febrero de este año entró en el Libro Guinness de los Récords como el can más longevo del planeta. Fue su veterinaria, la Dra. Karen Becker, quien anunció la muerte del animal. Ella ya lo había tratado con anterioridad y fue ella quién anunció en su perfil en Facebook que Bobi había muerto:

¿Alguna vez hay tiempo suficiente? Yo creo que no. Anoche, este dulce chico se ganó sus alas. A pesar de que superó en longevidad a todos los perros de la historia, sus 11.478 días en la Tierra nunca fueron suficientes para los que le querían. Cuando le preguntamos a Leonel cuál era su receta para la vida excepcionalmente larga de Bobi, su respuesta no se hizo esperar: "Buena alimentación, contacto constante con la naturaleza, libertad para descubrir su entorno, cuidados veterinarios constantes y cariño. Bobi sabe que se le quiere profundamente". Buena suerte, Bobi... has enseñado al mundo todo lo que debías enseñar.

La historia de Bobi

Su propietaria, la familia Costa, contó la historia de Bobi. A pesar de que el mastín se convirtió en el perro más longevo del mundo, su vida pudo haber sido mucho más corta. Recuerda la web del Libro Guinness de los Récords, que el can nació de una camada de cuatro cachorros y el padre de Leonel, su propietario, al tener tantos animales decidió no quedárselo: "Lamentablemente en esa época era considerado normal por las personas mayores [...] enterrar a los animales en un hoyo para que no sobrevivieran".

Tras esto, los padres de Leonel decidieron llevarse a los cachorros mientras su madre estaba de viaje. Al llevárselos, no se dieron cuenta de que faltaba uno de ellos: Bobi. Al cachorro lo encontraron Leonel y sus hermanos y para cuando los padres descubrieron que el pequeño mastín aún seguía ahí ya era tarde. Formaba parte de la familia: "Gritaron mucho y nos castigaron, pero mereció la pena y por una buena razón", recuerda Leonel.

Tanto que Bobi permaneció con la familia Costa en una casa del pueblo portugués de Conqueiros durante sus 31 años de vida. ¿El secreto de su longevidad? Leonel lo desveló a la publicación: un entorno "tranquilo y pacífico", no estar nunca atado, encadenado ni sujeto con correa y alimentarse exclusivamente de comida humana: "Lo que comíamos nosotros, lo comía él también".

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