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La IA señala que las mujeres conservadoras son más felices y atractivas

Una investigación analizó cómo la inteligencia artificial predice la ideología a partir de rasgos faciales. Los expertos utilizaron 3.323 fotos de políticos locales daneses.

La IA señala que las mujeres conservadoras son más felices y atractivas

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¿Puedes adivinar la ideología de una cara? ¿Ayuda si lleva tatuajes o pendientes? Quizás te serviría oírla hablar, seguramente hacer algunas preguntas. Está probado que estas predicciones 'a ojo' tienen "cierto grado de precisión" para identificar desde preferencias ideológicas hasta inteligencia y orientación sexual.

Así lo asegura el artículo académico Using deep learning to predict ideology from facial photographs: expressions, beauty, and extra-facial information, publicado en la revista científica Nature a principios de año. La inteligencia artificial, sin embargo, demostró haber sobrepasado ampliamente la capacidad de predicción del ser humano.

El estudio, realizado por tres académicos nórdicos, se propuso analizar cómo las tecnologías de deep learning (o aprendizaje profundo) predicen la ideología de las personas -para lo que, aseguran, son probadamente precisas-.

Para eso se sirvieron de una inteligencia artificial - llamada "red neuronal convolucional (CNN)"- preexistente, aunque la entrenaron para servir a los objetivos del estudio. La CNN analiza imágenes, detectando patrones y aprendiendo características abstractas -en vez de simplemente detectar rasgos visibles, como una nariz grande-.

Esta IA analizó fotografías de 3.323 políticos locales daneses. El resultado: un 61% de precisión al asociar rostros con preferencia ideológica. Fue tan exitosa analizando retratos de mujeres como de hombres. Pero, ¿dónde puso el ojo la IA?

"La ideología predicha por el modelo se correlacionó con aspectos tanto de las expresiones faciales (felicidad frente a neutralidad) como de la morfología (concretamente, el atractivo en las mujeres)", explican los investigadores Stig Hebbelstrup Rye Rasmussen, Steven Ludeke y Robert Klemmensen.

Sonríe, eres de derecha

A partir de las fotografías que la IA identificó como más propensas a ser de izquierda o derecha, los académicos generaron cuatro 'prototipos faciales'. Es decir, cómo se ve el hombre de derecha, el de izquierda, la mujer de derecha y la de izquierda:

captura de pantalla estudio gente fea o linda IA

"Vemos que tanto los hombres como las mujeres de derechas parecen más felices que sus homólogos de izquierdas", notaron los expertos tras observar los prototipos faciales. Además:

Los rostros de derechas, sobre todo en el caso de las mujeres, podrían percibirse como más atractivos

Al considerar la morfología, se encontró que aquellas mujeres identificadas como conservadoras por la tecnología tenían "altas puntuaciones de atractivo". Vamos, eran bellas. (En el caso de los hombres no hubo una correlación evidente).

"También observamos que una expresión de felicidad está asociada al conservadurismo en ambos sexos", explica el estudio, además de acotar que en el caso de las mujeres una expresión de desprecio se encuentra "correlacionada de manera no trivial con la probabilidad de que la tecnología indique una ideología de izquierda".

Te vistes como votas

Otro aporte notable -aunque accidental- de la investigación fue que no sólo importa la cara, sino también la ropa.

Mientras que al observar a las mujeres la CNN se limitó a sus rasgos faciales, en el caso de los hombres automáticamente consideró elementos más allá de la cara. Sobre todo, si la persona vestía cuellos de camisa.

Al tener en cuenta esta información "no-facial", la IA fue más precisa que al ignorarla. Un 65% contra un 61%. Sin embargo, los científicos recortaron nuevamente aquellas fotografías para dejar solo los rasgos faciales, que era su objeto de estudio original.

Posibles riesgos

"Nuestros resultados confirmaron la amenaza que suponen para la privacidad los enfoques de aprendizaje profundo", afirman los autores del estudio.

La importancia social de la cuestión es evidente desde la perspectiva de la protección de la privacidad: las fotografías faciales suelen estar a disposición de los posibles empleadores, y quienes participan en las decisiones de contratación se autodefinen cómo dispuestos a discriminar en función de la ideología.

Por eso, argumentan, es esencial saber cómo una tecnología semejante predice las preferencias ideológicas de una persona -e incluso para "ayudar a esclarecer los orígenes de las diferencias ideológicas"-. En el caso de la búsqueda laboral:

Puede ayudar a los ciudadanos a reconocer qué elementos de sus fotografías podrían afectar a sus posibilidades de empleo.

Sin embargo, la empleabilidad puede ser un riesgo menor. Países como China o Irán están atiborrados de cámaras con reconocimiento facial en los espacios públicos que podrían servirse de esta tecnología para detectar disidentes.

Las CCTV (cámaras de circuito cerrado) instaladas en el país asiático -el que más tiene en el mundo- ya pueden incluso alarmar sobre actividad "anormal" para adelantarse a posibles disturbios.

De acuerdo con un reportaje del Washington Post, estos dispositivos de vigilancia tendrían la capacidad de asociar la imagen de una persona con su nombre, organización de la que forma parte, sexo, edad, origen étnico -incluido si son uigures o no- y fecha de nacimiento.

Un alto oficial iraní, por su parte, aseguró que las grabadoras en espacios públicos podían identificar a las mujeres que no llevasen hijab, de acuerdo con Wired. Así, quienes incumplen las leyes sobre vestimenta podrían ser fácilmente detectadas, identificadas y castigadas. ¿Y si, además, tuviesen la capacidad de detectar la disidencia ideológica por una sonrisa?

Esta tecnología de identificación también podría emplearse en espacios privados. Cada año que pasa hay más cámaras instaladas dentro de los hogares por sus mismos dueños, y un reciente estudio reveló que los estadounidenses están cada vez más cómodos con la idea de que el gobierno instale estos dispositivos en sus casas: un tercio de la Generación Z se mostró a favor.

Algo similar podría decirse sobre las redes sociales, gracias a las cuales los retratos abundan y que no son ajenas a problemas de privacidad o acusaciones de servidumbre política.

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