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Un investigador reconoce en 'Newsweek' que la comunidad científica se equivocó con los protocolos anticovid: "Costó vidas"

La revista publica un artículo en el que se asegura que los encierros, las vacunaciones masivas y las mascarillas fueron un error que "forjó una sociedad más fracturada que nunca y aumentó las desigualdades".

Vacunas mascarilla contra el covid-19

(Pixabay)

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La revista Newsweek publicó el artículo de un investigador de Texas en el que reconoce que la comunidad científica, y él mismo, se equivocaron con los protocolos anticovid que se implementaron en todo el mundo. Kevin Bass lamentó que, como consecuencia de la "ofuscación" en una única forma de afrontar la lucha contra el virus costó "miles, si no millones, de muertes evitables". Además, la respuesta monolítica por parte de las administraciones y las élites sanitarias "forjó una sociedad más fracturada que nunca y exacerbó las disparidades sanitarias y económicas", con negros, hispanos y niños como los principales perjudicados.

Bass comienza el artículo señalando que él mismo fue uno de los que estaba convencido de que las propuestas de la comunidad científica para la creación de protocolos anticovid prescribían lo que debían. "Apoyé incondicionalmente los esfuerzos de las autoridades de salud pública cuando se trató del COVID-19. Creía que las autoridades habían respondido a la mayor crisis de salud pública de nuestras vidas con compasión, diligencia y pericia científica. Estuve con ellos cuando pidieron cierres, vacunas y refuerzos", comienza su artículo.

Las medidas anticovid costaron "miles, si no millones, de muertes"

Sin embargo... "Yo estaba equivocado. La comunidad científica se equivocó. Y costó vidas", apostilla el investigador tejano, que se encuentra terminando el doctorado. Una vez superado lo peor de la pandemia, y tras reflexionar sobre lo ocurrido, las decisiones tomadas y las consecuencias para la sociedad, los gobiernos e incluso la comunidad científica, Bass comparter su análisis:

Ahora me doy cuenta de que la comunidad científica, desde los CDC hasta la OMS, pasando por la FDA y sus representantes, exageraron repetidamente las pruebas y engañaron al público sobre sus propios puntos de vista y políticas, incluso sobre la inmunidad natural frente a la artificial, el cierre de escuelas y la transmisión de enfermedades, la propagación de aerosoles, los mandatos de mascarilla y la eficacia y seguridad de las vacunas, especialmente entre los jóvenes. Todos ellos fueron errores científicos en su momento, no en retrospectiva. Sorprendentemente, algunas de estas ofuscaciones continúan en la actualidad.

El dogma de los protocolos anticovid

Sin embargo, según el investigador, "quizá más importante que cualquier error individual fue lo intrínsecamente defectuoso que era, y sigue siendo, el planteamiento general de la comunidad científica. Estaba viciado de una forma que socavó su eficacia y provocó miles, si no millones, de muertes evitables".

Así, Bass apunta que la imposición de los protocolos anticovid como verdad absoluta, dogmática, provocó una fractura insalvable en la comunidad científica. La aparición de un "nosotros" contra "ellos", en el que el contrario fue perseguido, difamado y sufrió represalias por negarse a unirse al discurso oficial. "Creamos políticas basadas en nuestras preferencias y las justificamos con datos. Y luego describimos a quienes se oponen a nuestros esfuerzos como equivocados, ignorantes, egoístas y malvados. Convertimos la ciencia en un deporte de equipo y, al hacerlo, hicimos que dejara de ser ciencia. Se convirtió en nosotros contra ellos, y "ellos" respondieron de la única forma que cabría esperar: resistiendo".

Persecución a los científicos díscolos

Como consecuencia de ese partidismo, figuras ilustres fueron atacadas por ofrecer alternativas y avisar de los peligros a los que se estaba sometiendo a la población a la que supuestamente se estaba salvando con los protocolos anticovid. Y sus colegas, lejos de defenderlos, o abrir un debate productivo, fueron los que lanzaron la primera piedra.

La mayoría de nosotros no se pronunció en apoyo de opiniones alternativas, y muchos intentamos suprimirlas. Cuando voces científicas de peso, como los profesores de Stanford John Ioannidis, Jay Bhattacharya y Scott Atlas, o los profesores de la Universidad de California en San Francisco Vinay Prasad y Monica Gandhi, dieron la voz de alarma en nombre de las comunidades vulnerables, se enfrentaron a una severa censura por parte de las implacables turbas de críticos y detractores de la comunidad científica, a menudo no sobre la base de hechos, sino únicamente sobre la base de diferencias de opinión científica.

Defensa "monolítica" de las políticas anticovid

Esta falta de debate, la defensa "monolítica" de la visión única, hizo que los médicos perdieran de vista a las personas a las que pretendían salvar, así como el impacto de las medidas anticovid impuestas en sus vidas. Los más afectados: los más vulnerables y las minorías. "Minimizamos sistemáticamente los inconvenientes de las intervenciones que imponíamos, impuestas sin la opinión, el consentimiento y el reconocimiento de quienes se veían obligados a vivir con ellas. Al hacerlo, violamos la autonomía de quienes se verían más perjudicados por nuestras políticas: los pobres, la clase trabajadora, los pequeños empresarios, los negros y los latinos, y los niños. Estas poblaciones fueron pasadas por alto porque se nos hicieron invisibles por su exclusión sistemática de la maquinaria mediática dominante y corporativizada que presumía de omnisciencia", lamenta Bass.

El investigador considera que la consecuencia de esta disrupción entre la realidad de las personas y los postulados de la ciencia fue la aparición de una respuesta por parte de los ciudadanos acusando a las élites políticas, económicas y científicas de mentir. La respuesta: calificar las publicaciones contrarias como "desinformación", "ignorancia" y "analfabetismo científico". Además, la Administración Biden "conspiró con Big Tech para suprimirla agresivamente, borrando las preocupaciones políticas válidas de los opositores al gobierno".

Negros, latinos y niños, los más perjudicados

Para Bass, la "arrogancia" de las élites a la hora de afrontar la lucha anticovid es la causante de muchos de los problemas que están aflorando una vez pasó lo peor de la pandemia. El investigador cree que si se hubiera escuchado a las voces discrepantes y lo que estaban viviendo los ciudadanos, estaríamos en una situación mucho mejor ahora mismo:

Hemos sido testigos de una pérdida masiva y continuada de vidas en Estados Unidos debido a la desconfianza en las vacunas y en el sistema sanitario; una concentración masiva de la riqueza en manos de unas élites que ya eran ricas; un aumento de los suicidios y de la violencia armada, especialmente entre los pobres; una tasa de depresión y trastornos de ansiedad que casi se ha duplicado, especialmente entre los jóvenes; una pérdida catastrófica de logros educativos entre niños ya desfavorecidos; y entre los más vulnerables, una pérdida masiva de confianza en la atención sanitaria, la ciencia, las autoridades científicas y los líderes políticos en general.

Restaurar la confianza en la ciencia

Es la constatación de estas consecuencias la que ha llevado a Bass a escribir esta carta. "Mi motivación para escribir esto es simple: Tengo claro que para restaurar la confianza del público en la ciencia, los científicos deben debatir públicamente lo que salió bien y lo que salió mal durante la pandemia, y dónde podríamos haberlo hecho mejor".

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