"No queremos matar ucranianos"
Poco después de la medianoche del pasado martes, Voz Media fue testigo de la llegada de otro gran grupo de migrantes que cruzaron ilegalmente por Yuma, Arizona.
La Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) ha efectuado más de dos millones de aprehensiones en el año fiscal 2022 sólo en la frontera suroeste del país. Poco después de la medianoche del pasado martes 18, Voz Media fue testigo de otro cruce ilegal de la frontera por parte de un numeroso grupo de migrantes en Yuma, Arizona. Hombres y mujeres, algunos con niños pequeños, se alinearon más allá del puesto de la CBP utilizado para el registro de los ilegales, más allá del muro fronterizo, en las inmediaciones de las tierras de la tribu cocopah.
Los emigrantes entrevistados dijeron haber viajado desde sus países de origen: Nepal, Rusia, Uzbekistán, Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela, India, Georgia, República Dominicana, Cuba y Tayikistán. Se calcula que entre 500 y 600 extranjeros llegaron en poco menos de cuatro horas. Voz Media habló con cuatro individuos procedentes de Rusia (tres de ellos) y Tayikistán (el otro). "No tenemos elección; si nos quedamos, debemos ir a luchar en Ucrania", afirmó uno de los rusos en un inglés precario. Dijo que voló de Moscú a Venezuela y de Venezuela a México a través de Panamá, para finalmente cruzar a pie la frontera sur de Estados Unidos. Según comentaron, el viaje les costó aproximadamente 10.000 dólares por cabeza y duró unos cinco días. Asimismo, expresaron su esperanza en que se les concediera asilo político debido al conflicto entre Rusia y Ucrania. "No queremos matar ucranianos", afirmó uno de ellos, mientras la fila avanzaba lentamente.
Seguía saliendo gente de detrás del muro. Por ejemplo, una pareja y un tío suyo con una pierna postiza y muletas. Afirmaron haber emigrado desde Venezuela y que el viaje duró aproximadamente un mes.
Aunque dijeron que evitaron el Darién, el tío y la joven describieron los peligros que afrontaron. Así, en Panamá tuvieron una experiencia horrible mientras se les obligaba a permanecer en un almacén utilizado como punto de parada por los traficantes y dirigido por lo que describieron como "mafiosos". Según su testimonio, los "mafiosos" intentaron robar a una familia con un hijo pequeño, de entre 4 y 6 años. Cuando el padre intentó resistirse, le apartaron y le dispararon en la cabeza, matándolo instantáneamente, mientras su familia observaba impotente. A continuación, advirtieron al resto de los migrantes que ese asesinato debía servir de advertencia para cualquiera que pensara desafiarlos o resistirse.
En abril, el jefe del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, visitó Centroamérica para coordinar lo que se presentó como una ruta migratoria más segura y firmar un
Acuerdo Bilateral sobre Migración y Protección. Como se desprende de las entrevistas con algunos ilegales, los peligros siguen siendo enormes. Sin embargo, el viaje se ha hecho notablemente más rápido gracias a las rutas de autobús establecidas para evitar la selva del Darién. En un artículo reciente, Todd Bensman, del Center for Immigration Studies, describió la estrategia como una "supercarretera" que incentiva una migración ilegal aún más masiva mediante falsos reclamos de seguridad.
Los venezolanos afirmaron que buscaban asilo debido la persecución política del presidente Maduro, al que describieron como un dictador comunista. Al ser preguntada, la mujer afirmó que se enteraron de la orden del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de devolver a los migrantes venezolanos después de llegar a México, pero ya era demasiado tarde para regresar, pues no tenían dinero y habían vendido todas sus pertenencias. "Sí, hemos oído hablar de la devolución de venezolanos, pero no podemos entender por qué", afirmó. Cuando se les preguntó por qué habían decidido acudir a Estados Unidos ahora, el tío afirmó que no era un secreto que la frontera estadounidense está abierta y que se aceptan migrantes de todo el mundo, lo que les confundió aún más ante el señalamiento de que son objeto los venezolanos.
También en la fila de los que esperaban ser registrados hablamos con una pareja cubana. Mientras sostenían a su hijo de 8 meses, explicaron que se les permitió salir de Cuba con un visado de viaje. La pareja declaró que la ruta era difícil y peligrosa. Por ejemplo, durante su estancia en México, un día despertaron con un grupo de hombres violentos disparando sus armas en su habitación de hotel, exigiendo dinero. Otros migrantes relataron experiencias como la de esta familia cubana en México, incluso con implicación de federales corruptos.
Cuando se les preguntó si entendían que estaban cruzando a Estados Unidos de manera ilegal, dijeron rápidamente que "sí", pero afirmaron que se les instruyó sobre cuándo, dónde y cómo hacerlo.
Todas las personas entrevistadas durante tres días en Yuma afirmaron con rotundidad que no habrían emprendido el viaje de haber sabido los peligros a los que se enfrentarían.