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Estados Unidos revisa el acuerdo de la era Biden que compromete submarinos a Australia

El Pentágono evalúa retirarse del pacto, mientras enfrenta limitaciones en su capacidad de construcción naval.

Submarino de ataque

Submarino de ataqueMcs1 Peter D. Blair / Noticias Visuales de la Marina de EEUU / AFP

Sabrina Martin
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Estados Unidos está reevaluando su permanencia en el acuerdo AUKUS —firmado bajo el Gobierno de Joe Biden— que comprometía al país a vender submarinos de propulsión nuclear a Australia, en medio de una creciente preocupación por la capacidad de la industria de defensa nacional y la necesidad de priorizar la preparación militar propia.

“El Departamento está revisando AUKUS como parte de asegurar que esta iniciativa de la Administración anterior esté alineada con la agenda ‘Estados Unidos Primero’ del presidente”, confirmó un alto funcionario de Defensa, en referencia al nuevo enfoque estratégico que busca evitar que aliados dependan del sacrificio de nuestras capacidades militares.

Submarinos para otros, mientras faltan en casa

El acuerdo, presentado por Biden como una estrategia para contener a China en el Indo-Pacífico, implicaba que Australia recibiría submarinos estadounidenses de la clase Virginia a partir de la próxima década, a pesar de que Estados Unidos aún lucha por producir suficientes unidades para su propia flota.

El jefe de políticas del Pentágono, Elbridge Colby, lo advirtió con claridad: “Si podemos producir submarinos de ataque en cantidad y velocidad suficientes, fantástico. Pero si no podemos, se convierte en un problema muy complejo, porque no queremos que nuestros militares se encuentren en una posición más débil”.

En otras palabras, mientras Beijing avanza con una capacidad de construcción naval 230 veces superior a la estadounidense, la prioridad debe ser reforzar la flota nacional, no exportarla.

Washington exige más compromiso a sus aliados

Australia ha anunciado planes para aumentar su gasto en defensa al 2,4% de su PIB hacia mediados de la próxima década, pero desde Washington se ha planteado que ese incremento es insuficiente. En una reunión reciente en Singapur, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, pidió al ministro australiano Richard Marles que su país eleve esa cifra al 3,5%, reflejando la creciente expectativa de que los aliados asuman una mayor responsabilidad en la defensa colectiva.
Además del componente naval, el acuerdo AUKUS incluye cooperación tecnológica en inteligencia artificial, ciberseguridad, capacidades hipersónicas, computación cuántica y sensores de aguas profundas. No obstante, la Administración actual parece decidida a evaluar si este tipo de compromisos limitan la capacidad estadounidense de responder a amenazas directas.

Un acuerdo en revisión, no anulado

Aunque el Pentágono no ha cancelado formalmente el compromiso, la revisión en curso refleja un cambio de prioridades. El nuevo enfoque busca condicionar los compromisos multilaterales al fortalecimiento de las capacidades nacionales y a una contribución equitativa por parte de los aliados.

Por ahora, el futuro de AUKUS está en pausa. La Casa Blanca y el Departamento de Defensa deberán decidir si el acuerdo sigue siendo una herramienta útil para contener a China o un lastre incompatible con sus capacidades y objetivos inmediatos.

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