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La retirada de Afganistán de Biden-Harris: caos, muerte y un EEUU humillado

Descontrol en el aeropuerto de Kabul, un atentado que acabó con la vida de estadounidenses y afganos que hasta hoy afecta a los sobrevivientes, armas de EEUU bajo control talibán y una opresión islamista que apunta especialmente contra las mujeres. Esto dejó la operación catastrófica liderada por la Administración Biden-Harris hace tres años.

Soldados estadounidenses en el aeropuerto de Kabul durante la retirada de AfganistánWakil Kohsar / AFP

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Este viernes se cumplieron tres años de la catastrófica retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, casi 20 años después de la invasión llevada a cabo por Estados Unidos tras los atentados del 11 de Septiembre. 

El rápido control de Kabul, capital de Afganistán, por parte de los talibanes el 15 de agosto de 2021 tomó por sorpresa a los norteamericanos, produciendo caos y muerte. De hecho, se produjo un fuerte atentado fuera del aeropuerto de Kabul en el que murieron 13 militares estadounidenses y alrededor de 170 afganos.

La caída de la capital afgana se produjo tras el colapso casi sin resistencia del Gobierno prooccidental y la huida del presidente Ashraf Ghani y fue el punto final de una campaña relámpago en la que los islamistas radicales se hicieron con el control de todas las principales ciudades del país en solo una semana, produciendo un gran caos para evacuar a los desesperados afganos y extranjeros que no querían permanecer bajo el régimen talibán y se agolpaban fuera del aeropuerto de Kabul. Algunos locales incluso se colgaban de los aviones de rescate para escapar de la opresión que se avecinaba y varios padres y madres preferían entregar a sus hijos a los militares estadounidenses para que los sacaran del país.

Las imágenes impactantes recibieron una amplia resonancia mundial y dieron la impresión de que Estados Unidos estaba huyendo de Afganistán. 

Los acontecimientos demostraron un claro fracaso de la inteligencia estadounidense respecto de la supervivencia del Gobierno afgano y dañaron la imagen de Estados Unidos, aunque especialmente de la Administración Biden-Harris. 

Otra humillación de los talibanes a la Administración Biden-Harris: armas estadounidenses en manos de los terroristas afganos

En abril de 2022, un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos, al que tuvo acceso CNN, señaló que las fuerzas estadounidenses dejaron equipos militares valorados en 7.000 millones de dólares en Afganistán durante la caótica retirada de 2021.

Se trata de armas que habían sido enviadas al Gobierno anterior durante 16 años y que quedaron en manos de los talibanes, quienes incluso exhibieron parte de los equipos para humillar a Estados Unidos en un reciente desfile militar que se llevó a cabo para celebrar sus tres años en el poder.

El equipo abandonado en Afganistán incluye armamento aire-tierra, vehículos militares, armas, equipos de comunicación, entre otros, subrayó el informe.

¿La retirada de Afganistán fue una buena idea?

Si bien la retirada de Afganistán ha sido muy criticada por la muerte y el dolor causados por su desprolijidad e improvisación, cabe preguntarse si la operación, impulsada primero por el presidente Donald Trump cuando firmó un acuerdo con los talibanes, fue una buena idea, más allá de la controvertida implementación a cargo de la Administración Biden-Harris.

Un estudio realizado en 2022 por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS, por sus siglas en inglés), una organización que depende de la Universidad de Tel Aviv y está conformada por un grupo de expertos israelíes, sostuvo que la decisión de retirar la presencia militar del país era compartida Trump y Biden, más allá de sus notorias diferencias, ya que ambos creían que las ventajas superarían a las desventajas. 

En la práctica, continuó el INSS, la lucha contra el terrorismo, que había sido la piedra angular de la política estadounidense, pasó a un segundo plano en la agenda debido a la disminución de la actividad terrorista internacional y a la necesidad de abordar desafíos globales que representan una mayor amenaza la seguridad de Estados Unidos.

Desde la perspectiva de la lucha contra el terrorismo internacional, no hay indicios de que Al-Qaeda tenga la intención de volver a establecer a Afganistán como un campo de entrenamiento global para terroristas de diferentes nacionalidades, como lo hizo en el pasado, para prepararlos para realizar ataques terroristas en Occidente. 

Además, no parece que los propios talibanes permitan que Al-Qaeda reanude sus actividades en territorio afgano como en el pasado. Entre los talibanes, que no son un grupo monolítico, hay quienes se oponen a esto. Muchos de los actuales comandantes de la organización recuerdan el alto precio que Estados Unidos cobró a su régimen anterior por permitir que Al-Qaeda operara bajo su protección y utilizara el territorio del país no solo como una base de entrenamiento para el terrorismo, sino también como una plataforma para llevar a cabo ataques contra Estados Unidos y sus aliados.

Se puede estimar, con la cautela necesaria, que Al-Qaeda, en su situación actual de capacidades e infraestructuras operativas en el extranjero, no puede volver a llevar a cabo campañas terroristas extensas como intentó hacer en el pasado. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la organización no ha desaparecido y sigue funcionando, por lo que se requiere un seguimiento de inteligencia cercano para minimizar los riesgos de sorpresas. Además, cabe señalar que ISIS-K (Estados Islámico del Gran Jorasán) continúa activo en Afganistán.

Frente a esta posible amenaza de un resurgimiento del terrorismo en el ámbito internacional, Biden prometió que Estados Unidos continuará manteniendo su capacidad de frustrar ataques cuando se encuentran en su fase inicial, basándose en la recopilación de información de inteligencia a la distancia utilizando tecnología avanzada y con la cooperación de aliados regionales. Sin embargo, el INSS advirtió que sin una presencia física en Afganistán y sin representación diplomática, será más difícil para las administraciones estadounidenses cumplir con estos compromisos.

Los efectos del atentado en Kabul aún afectan a los sobrevivientes

Tres años después del atentado que acabó con la vida de 13 militares estadounidenses y alrededor de 170 afganos fuera del aeropuerto de Kabul durante la caótica retirada estadounidense de Afganistán, los sobrevivientes aún sufren los efectos psicológicos y físicos del ataque.

El 26 de agosto de 2021, Shafiullah Samsor, un estudiante de literatura inglesa de 22 años, se encontraba entre los miles de afganos desesperados fuera del aeropuerto de Kabul que esperaban poder ser evacuados por las fuerzas estadounidenses para huir de los talibanes.

En medio del caos, un terrorista suicida se inmoló entre la multitud y se produjo otra explosión, provocando muerte y horror a su alrededor. El ataque, uno de los más mortíferos de la guerra en Afganistán, fue reivindicado por el grupo islamista ISIS-K y se convirtió en uno de los símbolos de la catastrófica retirada estadounidense. 

En recientes declaraciones para Radio Free Europe/Radio Liberty, el joven comentó que de pronto se produjo una fuerte explosión que lo arrojó al suelo, escuchó gritos y vio gente corriendo en todas las direcciones. “Recuerdo la sangre y el polvo a mi alrededor antes de perder el conocimiento", manifestó.

Samsor no ha podido regresar a la universidad, no puede trabajar y apenas puede caminar con la ayuda de las muletas. Él, sus cinco hermanas y su madre sobreviven gracias al dinero que envía su hermano, quien trabaja en Irán. 

Los graves problemas económicos de su familia comenzaron luego del atentado, ya que debieron utilizar todos sus ahorros y vender un terreno y un automóvil para financiar el complejo y largo tratamiento de Shafiullah.

"Espero que Alá castigue a los responsables de devastar mi vida y la vida de tantos otros", declaró el joven.

Otra desgarradora historia publicada por Radio Free Europe/Radio Liberty es la de Meisam Ahmadi, quien perdió en el atentado a sus dos hermanos: el periodista Alireza Ahmadi y el fotoperiodista Mujtaba Ahmadi, quienes se encontraban en el lugar cuando un amigo de ellos les había dicho que las fuerzas estadounidenses le habían permitido entrar al aeropuerto y había prometido ayudarlos a ingresar.

"Desafortunadamente, hubo una explosión allí, ambos estaban juntos, y perdieron la vida", dijo Meisam.

Nuevas pruebas sobre el atentado

CNN reveló en abril nuevas pruebas sobre el atentado suicida que contradicen dos investigaciones realizadas por el Pentágono.

El Ejército estadounidense ha mantenido durante dos años que las muertes fueron causadas por una explosión y que las tropas que informaron haber recibido disparos y haber respondido al ataque probablemente estaban confundidas debido a los efectos de la conmoción del estallido.

Sin embargo, de acuerdo con las nuevas pruebas, aportadas en parte por las imágenes captadas por una cámara portátil de un infante de marina, se produjo una cantidad de disparos significativamente mayor a lo que el Pentágono había señalado

CNN, que dialogó con varios miembros del personal militar que se encontraban en el lugar, citó a un soldado que afirmó que escuchó la primera ráfaga de disparos proveniente de la escena de la explosión. Y subrayó que no se trató de disparos esporádicos, sino de una enorme cantidad de tiros. 

Además, un médico afgano que realizó declaraciones públicas por primera vez, dijo a CNN que decenas de sus compatriotas murieron por heridas de bala.

Las duras críticas de Trump

Si bien el Gobierno de Donald Trump firmó el acuerdo de retirada con los talibanes en febrero de 2020 y la Administración Biden-Harris lo implementó, el expresidente ha sido muy crítico con la manera en que se llevó a cabo la operación. 

Desde la desastrosa retirada, Trump ha vociferado fuertes críticas contra Biden. Y recientemente, el candidato republicano a presidente manifestó en la red social Truth Social que la operación fue “fallida” y “el momento más VERGONZOSO en la historia de nuestro país". Y agregó: "No sacas a nuestros soldados primero, los sacas al FINAL, cuando todo lo demás se haya hecho con éxito".

"Luego, Rusia invadió Ucrania, Israel fue atacado, y Estados Unidos se convirtió, y es, el hazmerreír en todo el mundo", sostuvo Trump.

La responsabilidad de Kamala Harris

Trump también apuntó contra la vicepresidente Kamala Harris por la caótica retirada estadounidense de Afganistán. Durante un reciente discurso pronunciado en Carolina del Norte, expresó: "Ella se jactó de que sería la última persona en la sala, y lo fue. Ella fue la última persona en la sala con [el presidente Joe] Biden cuando ambos decidieron retirar las tropas de Afganistán". Y agregó que "ella tuvo la última palabra, y estaba completamente a favor".

Los comentarios de Harris fueron efectivamente realizados durante una entrevista con CNN en la que incluso afirmó que se trató de una decisión "valiente".

La vida bajo la dura opresión talibán

La retirada estadounidense llevó a que los talibanes tomaran de nuevo el poder en Afganistán, lo que derivó, entre otras cosas, en la imposición de leyes islámicas extremas y un notable deterioro en los derechos de los afganos, especialmente de las mujeres. Además, el país enfrenta una dura crisis económica y humanitaria.

Recientemente, el Gobierno de los talibanes ha emitido una serie de leyes con el fin de seguir coartando las libertades de sus ciudadanos, entre las que se encuentra incluso una prohibición al sonido de las voces femeninas en público

El documento, al que tuvo acceso The Associated Press, es la primera declaración de leyes sobre virtud y vicio emitida por los talibanes desde que asumieron el poder en Afganistán en 2021 tras la caótica retirada estadounidense del país. 

Cabe señalar que ese mismo año los talibanes crearon el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, que está a cargo de la regulación de estas medidas. 

Entre las nuevas normas, las cuales fueron emitidas tras ser aprobadas por el líder supremo Hibatullah Akhundzada, también se señala que las mujeres deben cubrir su cuerpo en los espacios públicos, principalmente su rostro, para evitar tentarse y tentar a otros. También deben taparse frente a hombres y mujeres no musulmanes para no corromperse.

Además, las leyes emitidas por el régimen fundamentalista islámico indican que las mujeres deben utilizar prendas de ropa que no sean ajustadas ni cortas

Las normas incluso imponen duras restricciones a los sonidos emitidos por una mujer, ya que considera que su voz es íntima, por lo que queda prohibido escucharla en público cantando, leyendo o recitando.

Las mujeres y los hombres también tienen prohibido mirar a las personas del sexo opuesto con las que no tienen un lazo sanguíneo o matrimonial. 

Otras prohibiciones emitidas por los talibanes incluyen la difusión de imágenes de seres vivos y la reproducción de música

Respecto del transporte público, las nuevas reglas prohíben a los conductores trasladar mujeres adultas sin un tutor masculino legal y obligan a los pasajeros y choferes a realizar oraciones en los tiempos designados.

Si bien la mayoría de las prohibiciones que pesan sobre las mujeres o las relacionadas con la vestimenta ya se han estado implementando en el país desde 2021, estas leyes suponen la uniformidad y el rigor del castigo para controlar su cumplimiento.

Los talibanes señalaron que las leyes están formuladas en base a la sharía (sistema legal islámico) y a la escuela Hanafí, que sigue las interpretaciones más estrictas de la ley islámica.

Además de la opresión talibán, los habitantes de Afganistán sufren de una pobreza extrema. Según organizaciones humanitarias internacionales, cerca de 24,000,000 de afganos viven en la línea de la indigencia o debajo de ella. Asimismo, el desempleo ha alcanzado niveles extremadamente altos. 

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