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Kamala negra, Kamala india, Kamala mujer: la alquimia de la política identitaria

Los republicanos acusan a Harris de manipular su pertenencia identitaria, restando importancia a su herencia india y promoviendo una identidad negra como estrategia electoral. Este juego podría ser más ofensivo que beneficioso en las urnas.

Kamala Harris ahora entra en carrera para las elecciones del 2024

Kamala HarrisAllison Joyce / AFP

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Incluso antes de la primera pregunta, el clima estaba cargado: el mismo anuncio de la participación de Trump en un panel de la Asociación Nacional de Periodistas Negros (NABJ) fue respondido con una renuncia en la cúpula de la organización. Karen Attiah, columnista de The Washington Post, explicó luego que había abandonado su puesto de copresidente del evento en protesta tanto por el invitado como por el formato, "que, con razón, supuse permitiría que un político blanco convirtiera en instrumento de su agenda a nuestra organización que busca defender a la prensa negra". 

La pregunta de apertura al expresidente elevó la tensión -"Nunca me habían hecho una pregunta de una manera tan horrible", replicó Trump-, pero recién la segunda acabó encendiendo la chispa de la polémica: 

¿Es Harris una contratación DEI (diversidad, equidad e inclusión)? ¿Es candidata sólo por, en palabras de la presentadora, "ser una mujer negra"?  

Trump respondió que, realmente, no sabía. "Puede ser", dudó. Hasta ahí la cuestión del DEI. Las palabras del republicano que despertaron la ira izquierdista fueron las que le siguieron, transcritas aquí literalmente: 

"La conozco indirectamente hace mucho tiempo, directamente hace menos, y siempre fue de herencia india, promovió siempre, solamente, su herencia india. No sabía que era negra hasta hace un par de años, cuando parece que se volvió negra y ahora quiere que la conozcan como negra. ¿Es india o es negra?".

Y luego continuó: 

"¿Sabes qué? Yo respeto ambas (comunidades), pero ella claramente no. Porque ella era india, y de repente pegó un cambio y se volvió una persona negra".

Demócratas y progresistas salieron al cruce de Trump. Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, dijo que el expresidente atacó la identidad de Harris; lo mismo hizo el WSJ: "Trump criticó a ABC News y siguió atacando a Harris por su identidad". Pero eso no es lo que hizo, y ese no es el punto.

Trump insistió luego, en Truth Social, con un video de la demócrata cocinando comida india: "La loca de Kamala dice que es india, no negra. Esto es importante. Se aprovecha de todos, incluso de su propia identidad racial".

Las últimas palabras del candidato republicano revelan el punto real de la discusión: no es si Harris tiene los antepasados o el color para definirse como negra, sino su uso electoralista.

La política identitaria

Religión, lengua, nacionalidad. Género, sexualidad. Etnia. Todas las enumera el académico indio Satyabrat Sinha como categorías sobre las que se puede basar una política de identidad. 

"La política identitaria sugiere que la política de las personas está determinada por aspectos de su identidad y que se unen para aumentar su poder y hacer frente a su marginación", añade en Ethnicity and Identity Politics

Las discusiones sobre la elegibilidad de un potencial candidato en Estados Unidos suelen abordar estos temas identitarios sin mucha discreción. Un ejemplo es la alquimia para completar una fórmula presidencial: mientras que Biden había adelantado hace cuatro años que su compañero sería mujer, la lista actual de candidatos de Harris estaría compuesta por cinco hombres blancos.

Una mujer negra necesita "un estadista blanco como validador", en palabras de Kimberly Peeler-Allen, cofundadora de una organización que promueve la elección de mujeres negras, al Washington Post. Una mujer necesita a un hombre, un negro a un blanco. Peeler-Allen señala como evidencia al propio Biden como compañero de fórmula de Obama. La idea está tan aceptada entre los demócratas, que apenas Harris emergió como candidata, empezaron a circular memes sobre la elección de su vice: 

Componentes identitarios como la identidad sexual –punto a favor o en contra de Pete Buttigieg, que es gay– o el sexo –punto en contra de Gretchen Whitmer– se sopesan en la misma balanza que la experiencia y la capacidad oratoria, entre otras. Pero el Partido Demócrata no sólo se encuentra calculando identidades para elegir vicepresidente, sino también para dividir a sus propios simpatizantes: la campaña organizó una videollamada bautizada White Women for Kamala (Mujeres Blancas por Kamala) y luego hubo otra White Dudes for Harris (Hombres Blancos por Harris). 

Ramaswamy: "Un partido obsesionado con la política identitaria"

"Kamala se apoyó en su herencia india cuando le convenía en California", escribió Vivek Ramaswamy, hijo de inmigrantes indios: "Ahora la deja de lado y se apoya en la identidad negra cuando le conviene a nivel nacional".

"La política de identidad es un juego perdido para nuestro país, es nuestra identidad americana lo que realmente importa al final".
Vivek Ramaswamy.

En una entrevista a Fox, el excandidato a la nominación republicana aseguró que "muchos indo-estadounidenses se ofendieron por el modo en que Kamala desechó la parte india de su identidad". "Personalmente, creo que ni deberíamos considerar esta identidades personas".

El dudoso rédito de la política de identidad

Los beneficios de identificarse con un determinado grupo de votantes pasan por sentido común en los cálculos políticos. El analista senior de Gallup, Frank Newport, sin embargo, señala que las encuestas no son tan taxativas:

"No conozco muchos estudios en los que se pregunte directamente a los estadounidenses si algún aspecto concreto de su identidad influye en sus opiniones políticas", escribió en Identity Politics in Context. Sin embargo, añadió: 

"Creo que es justo concluir que la pertenencia a una tribu y la identificación con un grupo son fuerzas poderosas en casi todas las sociedades contemporáneas. Por eso no es de extrañar que los grupos identitarios puedan desempeñar un papel importante en la política estadounidense".

James Bennet, columnista de The Economist, señala que uno de los éxitos de la campaña de Obama fue dejar, en gran medida, "que su identidad racial se anunciara a sí misma". Y, al mencionarla, no insistir en los desafíos que le significó, en modo de autoelogio, sino más bien en que su candidatura era una alabanza de Estados Unidos. Harris, sostiene, debe copiar la táctica.

Cuando Black Lives Matter se negó a apoyar la "imposición" de Harris como candidata, Thomas Chatterton Williams, de The Atlantic, señaló que el grupo estaba rompiendo con su habitual recurso a la identidad política. Es, afirmó entonces, evidencia de lo falso y condescendiente de exigir el voto negro simplemente por tener un candidato negro

"Los votantes negros que desertan a los demócratas y optan por Trump lo han reconocido, y los líderes de Black Lives Matter lo han dicho claramente", sostuvo Chatterton antes de preguntarse: "¿Tomará nota el Partido Demócrata?". 

Contra la política de la identidad

En un discurso sobre las críticas conservadoras a la política identitaria, Richard Reinsch, fundador del American Institute for Economic Research, explicó que esta política reduce a las personas. Un componente, "sobre todo, raza o género", ofusca todo el resto. 

"Desde este punto de vista, las personas deben entenderse a sí mismas únicamente a través de estos prismas y aplicar esa comprensión a los demás y a las instituciones", sostuvo en palabras recogidas por The Heritage Fund. 

La política identitaria acarrea también la idea de que no existe el razonamiento individual más allá de la identidad, sostiene Reinsch. Y, dice además, lleva consigo un tipo de discriminación:

"La tercera tesis es que quienes tienen identidades que pueden agruparse bajo la denominación de 'personas de color' o bajo la etiqueta LGBTQ poseen mayor autoridad para hablar en casi todos los ámbitos -debido a las diversas opresiones que han sufrido y a la reparación cósmica necesaria para la justicia y la liberación- que los grupos 'opresores'".

En el fondo, resume, la fuente del rechazo conservador a este tipo de estrategias debería pasar por la defensa del individuo: "Una (defensa) enraizada en ser un pueblo constitucional de ciudadanos como individuos, no como grupos". 

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