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El Servicio Secreto mintió al público: sí se negó reforzar la seguridad de Trump por años antes del intento de asesinato en Pensilvania

Un portavoz de la agencia admitió que en los días previos informaron incorrectamente que no habían negado el apoyo adicional a la seguridad del expresidente antes del ataque.

Agentes del Servicio Secreto caminan con Trump

Miembros del Servicio Secreto de EE. UU. caminan con Donald TrumpAndrew Caballero-Reynolds / AFP

En los últimos dos años, el Servicio Secretó sí se negó a reforzar la seguridad de Donald Trump citando problemas de presupuesto y falta de personal, contradiciendo las afirmaciones de los últimos días de sus portavoces que intentaron defenderse de los cuestionamientos tras el atentado contra el expresidente en un mitin en Butler, Pensilvania.

Según The Washington Post, cuatro funcionarios anónimos del Servicio Secreto hablaron bajo anonimato y, citando preocupaciones de seguridad, revelaron que los líderes de la agencia denegaron en repetidas ocasiones las peticiones de recursos y personal adicional solicitadas por el dispositivo de seguridad de Trump.

“Los agentes encargados de proteger al expresidente solicitaron magnetómetros y más agentes para controlar a los asistentes a eventos deportivos y otras grandes reuniones públicas a las que acudió Trump, así como francotiradores adicionales y equipos especializados en otros eventos al aire libre”, reseñó el diario citando a las fuentes anónimas.

Estas solicitudes fueron negadas en varias ocasiones en los últimos años por altos funcionarios de la agencia debido a “la falta de recursos en una agencia que ha luchado durante mucho tiempo con la escasez de personal”, dijeron las fuentes al WaPo.

El Servicio Secreto engañó al público

Un portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, también admitió al WaPo que, en los días anteriores, la agencia informó incorrectamente que no se había denegado el apoyo adicional a la seguridad de Trump antes del ataque.

Según The Washington Post, Guglielmi, tras recibir preguntas detalladas, admitió que el Servicio Secreto había obtenido nueva información que, en efecto, indicaba que la sede de la agencia pudo haber denegado algunas peticiones de seguridad adicional del destacamento de Trump. El portavoz también dijo que la agencia estaba revisando la documentación para entender mejor las interacciones específicas con el séquito de Trump y defendió la labor de la agencia en un comunicado enviado al medio.

“El Servicio Secreto tiene una misión vasta, desafiante e intrincada (…) Todos los días trabajamos en un entorno dinámico de amenazas para garantizar que nuestros protegidos estén a salvo y seguros en múltiples eventos, viajes y otros entornos difíciles. Ejecutamos una estrategia integral y estratificada para equilibrar el personal, la tecnología y las necesidades operativas especializadas”.

El tono adoptado por la agencia hoy es completamente distinto al de días anteriores. De hecho, el día posterior al tiroteo, el mismo portavoz había dicho:

“La afirmación de que un miembro del equipo de seguridad del expresidente solicitó recursos de seguridad adicionales que el Servicio Secreto de Estados Unidos o el Departamento de Seguridad Nacional rechazaron es absolutamente falsa”.

Asimismo, la criticada directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, repitió esta negación durante una reunión con los líderes de la campaña de Trump en Wisconsin el pasado lunes, dijeron fuentes al WaPo.

Más fallos del dispositivo de seguridad revelados

El reporte del WaPo pone de manifiesto la endeblez de la seguridad de un expresidente muy expuesto que, de forma recurrente, realiza actos ante grandes multitudes, una situación atípica que supone un gran desafío para una agencia que está siendo muy cuestionada por permitir que un hombre de 20 años sin experiencia militar disparara unas seis veces con un rifle AR15 al escenario donde se encontraba Trump la semana pasada.

El expresidente, en un acto de supervivencia que los expertos califican como milagroso, estuvo a menos de un centímetro de que la bala del tirador, Matthew Thomas Crooks, entrara en su cabeza, según reveló el más reciente parte médico compartido por el propio Trump.

Crooks, quien fue descrito por sus compañeros como un chico inteligente pero solitario, estaba escondido en un tejado a sólo 130 metros de Trump cuando disparó en varias ocasiones. Una de sus balas rozó a Trump en la oreja y otra mató a un miembro del público que estaba sentado detrás del escenario. Otras dos personas resultaron gravemente heridas producto de un ataque que pudo ser aún peor si no era porque un francotirador del Servicio Secreto hizo un disparo “casi imposible” para dar de baja al tirador, según los expertos en seguridad.

Además del reporte del WaPo, The New York Times también reveló este sábado otro problema de seguridad durante el operativo del mitin en Pensilvania.

En los últimos días se reveló que el tirador Crooks fue visto horas antes merodeando la zona. Algunos reportes comprobados, de hecho, verificaron que algunos agentes vieron a un hombre sospechoso media hora antes de que realice el ataque, sin embargo, en ese momento no se pudo determinar si estaba armado o tenía intenciones claras de disparar.

Según el NYT, uno de los problemas del dispositivo de seguridad fue que decenas de agentes de la Policía local estuvieron presentes en el mitin de Trump, pero muy pocos observaron el área crítica del evento porque no recibieron la tarea de asegurar los alrededores del almacén utilizado por Crooks para intentar asesinar al candidato del Partido Republicano a la Presidencia.

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