Alto el fuego entre Israel y Hezbolá: el balón está en el campo de la ONU y el Gobierno libanés
Si las Naciones Unidas y las autoridades libanesas realmente quieren cambiar la situación, como dicen, no pueden permitir que Hezbolá se establezca en el sur del Líbano ni se rearme, y no por 60 días, sino para siempre.
Israel y él grupo terrorista libanés Hezbolá alcanzaron este martes un acuerdo de alto el fuego por 60 días que entró en vigor el miércoles por la mañana.
El primer ministro Benjamín Netanyahu ha enfrentado críticas por avanzar en este acuerdo, incluso en su propia coalición de Gobierno. Los críticos señalaron que, de esta manera, Hezbolá se reforzará. No obstante, es necesario recordar que la guerra de Israel contra el terrorismo respaldado por Irán se está llevando a cabo en varios frentes y que el alto el fuego se alcanza después de que el Estado judío asestó duros golpes al grupo islamista libanés.
Tras la masacre del 7 de Octubre, la contraofensiva israelí se centró, naturalmente, en la Franja de Gaza. Sin embargo, un día después del brutal ataque en el sur de Israel, Hezbolá decidió entrar al conflicto y comenzó a atacar al Estado judío desde el norte, por lo que cerca de 100.000 israelíes que residen cerca de la frontera con el Líbano se vieron obligados a abandonar sus hogares.
Además, debemos sumar los dos ataques llevados a cabo por Irán con cientos de misiles balísticos y drones, las esporádicas ofensivas de los hutíes desde Yemen, un puñado de atentados terroristas dentro de Israel y la continua amenaza desde la Ribera Occidental.
Todo esto genera un enorme gasto de recursos, cansancio y angustia en la población y pérdidas de vidas civiles y de soldados. Es una situación compleja, estresante y triste, pero absolutamente necesaria, ya que el Estado judío es el único país del planeta que sigue luchando por su existencia. Tal como dijo el activista árabe-israelí Yoseph Haddad en declaraciones para VOZ poco tiempo después de la masacre del 7 de Octubre, “esta es la Segunda Guerra de Independencia de Israel”.
El mismo Benjamín Netanyahu reconoció, antes de que se alcanzara el acuerdo de alto el fuego, que había demoras en la entrega de armas y municiones a los soldados que combaten en el Líbano.
Como se mencionó, Israel no selló el acuerdo en cualquier momento, sino después de asestar duros golpes contra Hezbolá, eliminando a toda su cúpula, incluido a su máximo líder Hassan Nasrallah, e hiriendo a miles de ellos y matando a decenas en la Operación Beeper, tal como se la conoce informalmente, cuando los beepers y walkie talkies de miembros de la organización explotaron en una misión atribuida a Israel.
Netanyahu sostuvo que Israel logró hacer retroceder a Hezbolá “décadas”, y no hay que ser un experto en Medio Oriente para darse cuenta de que esto, en efecto, es así. Por este motivo el grupo terrorista aceptó el alto el fuego.
Y tal como señaló Netanyahu, Israel necesitaba enfocarse en Gaza momentáneamente para terminar el trabajo allí de la mejor manera posible.
La ONU y el Gobierno libanés deben hacer su trabajo
Netanyahu también advirtió que si Hezbolá viola el acuerdo, Israel atacará. Y es muy necesario que cumpla con su palabra. La humillación tiene que seguir quedando del lado del grupo terrorista libanés.
Ahora bien, es muy necesario que la ONU y el Gobierno libanés hagan de una buena vez lo que están obligados a hacer, y esta vez cumplan con el acuerdo, y no como lo han hecho hasta ahora, que han dejado actuar a Hezbolá libremente e incluso el grupo terrorista ha sobornado a miembros de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés) para que les permitieran usar sus posiciones en el sur del país árabe. Todo esto llevó a que a Israel no le quedara más alternativa que ingresar al sur del Líbano para hacer el trabajo que deberían hacer las fuerzas de la ONU y las autoridades libanesas.
Según el acuerdo, desde ya, Hezbolá e Israel deben cesar sus ofensivas y el ejército israelí debe retirarse paulatinamente del sur del Líbano, pero también indica que de una buena vez la UNIFIL debe implementar la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 2006 tras la Segunda Guerra del Líbano, la cual exige, entre otras cosas, el desarme de los grupos terroristas y la retirada de Hezbolá al norte del río Litani para evitar que ataque a Israel.
El acuerdo señala además que solo las fuerzas de seguridad y el ejército libanés tendrán permitido portar armas o desplegar tropas en el sur de Líbano y que sólo las fuerzas de seguridad oficiales de ese país podrán establecerse a lo largo de la frontera con Israel.
Asimismo, se establecerá un comité conjunto acordado por Israel y el Líbano para supervisar y ayudar en la implementación de los compromisos, como así también ambos países reportarán cualquier violación prevista del acuerdo al comité y a la UNIFIL.
Sin embargo, la resolución 1701 tenía que haberse implementado hace casi 20 años, y eso hubiera evitado este conflicto. Pero todo parece indicar que no es de su mayor interés llevar calma a la región.
Si el Gobierno libanés y la ONU realmente quieren cambiar la situación, como dicen, no pueden permitir que Hezbolá se establezca en el sur del Líbano ni se rearme, y no por 60 días, sino para siempre. Israel está dispuesto a ayudarlos a cumplir con sus obligaciones para dar un paso hacia la paz en Medio Oriente. El balón está en su lado del campo.