Una nueva e importante encuesta revela que la mayoría de los estadounidenses saben que China financia el asesinato con fentanilo de más de 100.000 americanos por año
Mientras debaten cuestiones que van desde la inflación hasta la crisis fronteriza, nuestros dos principales candidatos presidenciales tienen que hacer frente también a este ataque orquestado contra nuestra nación, nuestra sociedad y nuestro futuro.
En un reciente sondeo nacional, más de la mitad de los encuestados respondieron que China está exportando fentanilo a Estados Unidos con el propósito deliberado de dañar o desestabilizar a nuestra nación. De ser cierto, algunos podrían razonablemente describir esa estrategia como un acto de guerra.
Para China, sería la hora de una venganza histórica. Después de haber perdido a una generación, una nación y un imperio a causa del opio introducido por la Gran Bretaña Imperial durante el siglo XIX, nadie sabe mejor que los chinos que una plaga de drogas puede poner a un país literalmente de rodillas.
Sociedad
El DOJ acusa de espionaje a un asilado político chino residente en Nueva York
Víctor Mendoza
Por lo tanto, no debería sorprender a nadie que China se haya convertido en un centro de fabricación ilícita de fentanilo, con narcotraficantes exportando la sustancia química asesina a la única nación a la que el Partido Comunista chino debe dañar estratégicamente si quiere hacer realidad su intención de dominar el resto del siglo XXI: Estados Unidos. El Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el PCCh informó esta primavera que, más que sólo hacer la vista gorda frente a quienes están creando las drogas, China está apoyando directamente la creación de fentanilo y otras sustancias similares al ofrecer "rebajas fiscales y otros beneficios financieros" a esos fabricantes, siempre y cuando esas drogas se vendan fuera de China:
"Según el informe, funcionarios chinos fomentan la producción de precursores químicos concediendo 'subvenciones monetarias y premios a empresas que trafican abiertamente con materiales ilícitos de fentanilo'".
No hace falta ser un analista de la CIA para apreciar el porqué de semejante acción.
Los estadounidenses saben
La causa y el efecto no han pasado desapercibidos para el público estadounidense. Esa encuesta reciente, realizada por la respetada empresa nacional de sondeos McLaughlin & Associates, reveló que un asombroso 52,4% de los estadounidenses sospecha que los chinos están exportando la droga mortal con el propósito específico de desestabilizar nuestra sociedad. Un 19,4% se mostró en desacuerdo y un 28,3% no expresó opinión alguna.
A la pregunta de si nuestras relaciones diplomáticas con China deberían depender de que Pekín cerrara esas fábricas de fentanilo, el 54,5% de los encuestados dijo rotundamente que sí, mientras que el 21,3% dijo que no y el 24,2% no opinó ni una cosa ni la otra.
La encuesta nacional también reveló que más de un tercio de los estadounidenses conoce a alguien cuya vida ha sido dañada o arrebatada por el fentanilo. Cuando aproximadamente 100 millones de estadounidenses saben de primera mano cómo esta droga está destruyendo vidas, más que estadísticas frías para los reportes, estas cifras indican que es hora de reconocer la magnitud de la crisis. Para subrayar la amenaza, las autoridades médicas dicen que en 2023 se produjeron más de 112.000 muertes relacionadas con el fentanilo en nuestro país. También advierten que ha sido más penetrante que las epidemias del crack y los opioides del pasado.
Los candidatos presidenciales de los dos principales partidos, que se encuentran abordando cuestiones que van desde la inflación hasta la crisis fronteriza, deben estar preparados para hacer frente a este asalto orquestado a nuestra nación, nuestra sociedad y nuestro futuro. Tienen que declarar qué medidas directas y afirmativas tomarán si asumen la Presidencia para dejar claro a China que más que por aranceles, sanciones o exportaciones, juzgaremos nuestra relación bilateral según cómo y cuándo cierren este flujo de veneno.
Irónicamente, esta encuesta se publicó al mismo tiempo en que el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se encontraba en Pekín para intentar mejorar la conflictiva relación entre nuestros dos países.
No se había dicho públicamente que el ataque con fentanilo desde Pekín iba a estar en la agenda, pero debería estarlo. Pocas naciones saben mejor que China lo que las drogas pueden hacer a una sociedad. Todavía recuerdan con pesar lo que describen como un "siglo de humillación" creado por la introducción del opio en su imperio.
Está claro que piensan que ahora le toca a Estados Unidos.