El cerco naval de EEUU asfixia al régimen de Maduro y obliga al cierre de pozos petroleros
La estatal PDVSA apunta a reducir en al menos un 25% la producción del Orinoco, hasta unos 500.000 barriles diarios, lo que implica un recorte cercano al 15% del total de la producción venezolana.

Una planta refinadora de petróleo de la estatal PDVSA en Maracaibo, estado Zulia
La presión militar y económica de Estados Unidos sobre Venezuela empieza a mostrar efectos concretos en el corazón de la economía del régimen de Nicolás Maduro, acusado por narcoterrorismo por la Administración Trump.
Según un reporte de Bloomberg, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) comenzó a cerrar pozos en la Faja Petrolífera del Orinoco, la mayor reserva de crudo del mundo, ante la imposibilidad de colocar su producción en el mercado internacional debido al cerco naval impuesto por Washington.
PDVSA inició el cierre de pozos el 28 de diciembre tras quedarse sin capacidad de almacenamiento, con inventarios en aumento y sin salida para los cargamentos luego de que EEUU incautara cargueros petroleros que procedían de Venezuela y buscaban evadir las sanciones estadounidenses. La empresa apunta a reducir en al menos un 25 % la producción del Orinoco, hasta unos 500.000 barriles diarios, lo que implica un recorte cercano al 15% del total de la producción venezolana.
La decisión representa un golpe directo al régimen de Nicolás Maduro, que durante meses intentó sostener las exportaciones de crudo pese a la creciente presión de la Administración Trump. El cierre de pozos es considerado una medida extrema dentro de la industria petrolera, debido a los elevados costos y dificultades técnicas que implica reactivar la producción.
Política
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China, principal comprador del petróleo venezolano, también se ha visto afectada por las restricciones, mientras que PDVSA avanza con cierres progresivos en los bloques Junín, Ayacucho y Carabobo, que concentran gran parte del crudo extrapesado del país.
Bloqueo naval, drones y guerra contra el narcotráfico
El cierre de pozos se produce en el marco de una estrategia de cerco integral contra Maduro desplegada por Estados Unidos por orden del presidente Donald Trump. La ruta combina presión militar, sanciones y una ofensiva directa contra las rutas del narcotráfico.
Desde el inicio del operativo, fuerzas estadounidenses han destruido más de 30 embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas en el mar Caribe y el Pacífico oriental, en una campaña que Washington presenta como antidrogas, pero que también apunta a cortar una de las principales fuentes de financiamiento del régimen chavista: el tráfico de cocaína.
A todo este esfuerzo se sumó, según confirmaron fuentes anónimas de la Administración a distintos medios, un ataque con drones dentro del territorio venezolano, atribuido a la CIA, contra instalaciones portuarias presuntamente utilizadas por el grupo criminal Tren de Aragua para almacenar y despachar cargamentos de droga. Se trata del primer ataque conocido de Estados Unidos contra un objetivo terrestre dentro de Venezuela, marcando una escalada significativa del conflicto.
En paralelo, Washington ordenó el bloqueo e incautación de petroleros sancionados que intentaban entrar o salir de puertos venezolanos, expulsando buques de aguas cercanas y paralizando la logística de exportación de crudo. Esta combinación de medidas dejó a PDVSA sin capacidad operativa para seguir produciendo al ritmo previo.