La conexión del régimen castrista con el terrorismo islámico
En el documental “Terrorismo: la conexión cubana”, producido y publicado por el Centro para una Cuba Libre, se revela la preocupante y persistente relación de Cuba con organizaciones como Hezbolá y Hamás.
Desde el pasado 7 de octubre, cuando el grupo terrorista Hamás lanzó una serie de salvajes ataques contra Israel, el mundo volvió a renovar sus preocupaciones por los países que fungen como actores facilitadores de las principales organizaciones terroristas del mundo. Uno de ellos es Cuba, un país que, bajo la Administración Trump, entró en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo en 2021.
Durante el pasado mayo, se pensó por unos días que el Gobierno de Joe Biden emularía a la Administración Obama y eliminaría a la pequeña isla caribeña de este listado luego de que el propio Departamento de Estado admitiera que está cooperando con la isla en algunas actividades para combatir el terrorismo. Sin embargo, finalmente, la Administración Biden declinó de la supuesta idea en medio de una reacción furiosa de los principales líderes cubanoamericanos republicanos del país. Hoy por hoy, la decisión de mantener a Cuba en esta lista cobra especial sentido, especialmente por las conexiones históricas del régimen castrista con el terrorismo islámico y los enemigos de Estados Unidos y su principal aliado en Medio Oriente, Israel.
En el documental “Terrorismo: la conexión cubana”, producido y publicado por el Centro para una Cuba Libre, se revela la preocupante y persistente relación de Cuba con el terrorismo internacional.
En dicho trabajo audiovisual, se muestra con lujo de detalle la conexión originaria y escalofriante de cómo el régimen cubano fungió como actor clave para el apoyo de actividades terroristas alrededor del mundo durante décadas.
Impulsando el terrorismo desde sus orígenes
Desde el propio inicio de la Revolución Cubana, que desembocó a su vez en uno de los regímenes dictatoriales más longevos de la región, el régimen de Fidel Castro empezó a jugar un rol activo en el apoyo al terrorismo global.
“El terrorismo ha sido parte integral de la política exterior en apoyo de los objetivos de otros países”, afirmó Jaime Suchlicki, experto en asuntos cubanos citado en el documental.
Para ese plan, el régimen castrista no solo ofreció y estableció campos de entrenamiento en la isla, sino también servicios de inteligencia, apoyo diplomático e incluso financiamiento a grupos yihadistas como Hamás y Hezbolá, cuyas operaciones en la región se han expandido a pasos agigantados. Esta relación permitió que organizaciones terroristas desarrollen y perfeccionen sus tácticas, poniendo en riesgo la seguridad global, representante una amenaza particular para Estados Unidos y los países de Latinoamérica.
Esta realidad se aupó de los orígenes del castrismo, que adaptó al terrorismo como una característica intrínseca y un medio perverso para lograr sus objetivos de revolución global.
Por ejemplo, desde los sesenta, Cuba fue promotor de los secuestros de aviones, convirtiendo a la isla en un refugio para los secuestradores. Entre 1961 y 1973, 159 aviones fueron secuestrados en Estados Unidos y unos 85 fueron desviados a Cuba. Este dato, según expertos en seguridad aérea citados en el documental, demuestra la complicidad del régimen cubano en el impulso de estos actos de terrorismo aéreo que tuvieron su apogeo en el siglo pasado.
El Centro para una Cuba Libre también destaca que la conexión del régimen castrista con el terrorismo no se limita a América Latina. En 1966, Fidel Castro organizó la conferencia tricontinental en La Habana, con el objetivo de derrocar el orden mundial liderado por Estados Unidos. En esa conferencia se estableció que, para luchar contra Washington, eran válidos todos los medios, incluido el terrorismo. La conferencia fue un éxito a niveles de convocatoria, reuniendo a delegados de Asia, África y América y consolidando una red de apoyo y entrenamiento para grupos extremistas.
De acuerdo con el documental, La Habana no solo ofreció entrenamiento militar y táctico, sino también literatura subversiva traducida a numerosos idiomas y distribuida globalmente.
Por esta razón, Cuba empezó a jugar su propio papel en la formación de terroristas del Medio Oriente. Desde finales de los años 60 y durante las décadas siguientes, La Habana entrenó a cientos de terroristas palestinos en tácticas subversivas en campos secretos dentro de la isla. De este apoyo se beneficiaron directamente grupos como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Por supuesto, la conexión histórica entre Cuba y el terrorismo islámico genera una alerta continua en la actualidad, cuando Estados Unidos, por su rol en la guerra entre Israel y Hamás, está amenazado directamente por los grupos yihadistas de todo el mundo. De hecho, el documental revela cómo el ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023 ha renovado el escrutinio sobre los vínculos de La Habana con Irán, Hezbollah y, especialmente, Hamás.
El rol de Venezuela y la conexión del chavismo con el terrorismo islámico
El documental también examina la hermandad ideológica, política y operacional entre las dictaduras de Cuba y Venezuela, revelando cómo esta alianza amplificó el apoyo al terrorismo en la región.
Con la llegada del difunto Hugo Chávez al poder en 1999, Venezuela se convirtió en el aliado más cercano y fundamental de Cuba, adoptando muchas de sus tácticas desestabilizadoras. Bajo la supervisión de los servicios de inteligencia cubanos, Venezuela básicamente se transformó en un santuario para grupos terroristas como Hezbolá, las FARC y el ELN, que operan dentro del territorio venezolano libremente bajo la inacción de las fuerzas estatales.
Un exmilitar venezolano, en un revelador testimonio para el documental, describe a su país como un "laboratorio" forjado por Cuba para impulsar actividades terroristas a nivel internacional. La profunda cooperación entre ambos regímenes se materializó en la entrega de identidades falsas, pasaportes y otros documentos que facilitan la movilidad y las operaciones de grupos terroristas en la región. Una situación que debería alarmar a la comunidad internacional y poner en alerta a Estados Unidos y sus aliados regionales.
Fundado en 1997, el Centro para una Cuba Libre tiene como misión promover una transición pacífica hacia una Cuba que respete los derechos humanos y las libertades políticas y económicas. Su documental se puede encontrar en YouTube.