No dejemos que China ataque a América desde América
Los estadounidenses pueden pensar que viven en paz, pero el Partido Comunista cree que está enzarzado en una lucha existencial contra Estados Unidos. El 'People's Daily', en nombre del Partido, declaró una "guerra popular" en mayo de 2019. El régimen chino está llevando a cabo una "guerra sin restricciones" hace décadas.
La Asociación America ChangLe del barrio chino en Manhattan, que cerró tras una redada del FBI el año pasado, acaba de reabrir con una gran ceremonia que celebraba... ¡el 4 de Julio! Esta es la nueva forma de guerra política de China, descarada en extremo.
Ya es hora de poner fin a la capacidad del régimen chino de llevar a cabo una guerra política desde el propio suelo estadounidense. La defensa de América comienza con el cierre de la Asociación America ChangLe.
El 17 de abril, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció la detención ese mismo día de dos personas por "conspiración para actuar como agentes" de la República Popular China y obstrucción a la justicia. La pareja - "Harry" Lu Jianwang y Chen Jinping- había "trabajado para establecer la primera comisaría de policía en el extranjero en Estados Unidos" para la sucursal de Fuzhou del Ministerio de Seguridad Pública chino.
La sucursal era una "comisaría clandestina" que operaba bajo la tapadera de la America ChangLe Association en el barrio chino de Manhattan. La instalación que cerró el pasado otoño, tras una redada del FBI, había sido gestionada por el Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista de China.
Las acciones de China fueron escandalosas, pero los estadounidenses deberían preguntarse por qué el régimen chino pensó que podía, sin permiso, establecer una comisaría de policía en suelo americano.
La respuesta: los presidentes estadounidenses han sabido durante décadas que los diplomáticos y agentes de China violaban la soberanía estadounidense y no hicieron nada o prácticamente nada para detener estas actividades. Por lo tanto, los comunistas chinos pensaron, naturalmente, que podían salirse con la suya con una conducta aún más descarada.
Es bueno que el FBI haya cerrado la comisaría del barrio chino, pero, como informa Radio Free Asia, aquella a era "una mera astilla en los esfuerzos de Pekín contra Estados Unidos".
Por un lado, el Departamento de Trabajo del Frente Unido, una de las "armas mágicas" del régimen, gestiona "Centros de Servicios para Chinos en Ultramar" en otras ciudades. La Daily Caller News Foundation informa de que estos OCSC, como se les conoce, se encuentran en San Francisco, Houston, Omaha, St. Paul, Salt Lake City, St. El New York Post cree que hay otras comisarías chinas en Nueva York y Los Ángeles.
El Departamento de Trabajo del Frente Unido, órgano del partido comunista para relacionarse con organizaciones e individuos extranjeros, funciona a menudo como un servicio de inteligencia, especialmente cuando colabora con las operaciones de inteligencia del Ejército Popular de Liberación, otro órgano del Partido, y del gobierno central chino. La comisaría cerrada en Nueva York se utilizó como base para atacar a quienes se encontraban legalmente en Estados Unidos.
Los estadounidenses pueden pensar que están en paz, pero el Partido Comunista cree que está enfrascado en una lucha existencial contra Estados Unidos. El People's Daily, en nombre del partido único, declaró una "guerra popular" contra Norteamérica en mayo de 2019. El régimen chino está hace décadas llevando a cabo una "guerra sin restricciones".
"El principal medio de la China comunista para derrotar a Estados Unidos es la guerra política", declaró a Gatestone Kerry Gershaneck, miembro de la OTAN para Hybrid Threats. "Aunque es justo decir que el PCCh prefiere ganar esta guerra sin luchar, es más exacto decir que el PCCh pretende ganar sin que nosotros contraataquemos. Mediante la guerra política, el PCCh nos desarma intelectual y psicológicamente a medida que coopta, corrompe y, en última instancia, controla a las élites estadounidenses clave, en particular a los responsables políticos y de política exterior."
La campaña de guerra política del Partido Comunista es exhaustiva y eficaz. Es casi seguro que Pekín ha comprado a la mayor parte de la familia Biden. En marzo, un portavoz del equipo jurídico de Hunter Biden admitió que Hunter había recibido "fondos iniciales de buena fe" de una empresa energética de China. Eso era esencialmente una admisión de soborno porque, en ausencia de corrupción, ninguna empresa china en estas circunstancias pagaría el capital inicial.
Los chinos ciertamente piensan que Biden ha sido comprado. En noviembre de 2020, Di Dongsheng, de la Universidad Renmin, pronunció una conferencia a la que se dio amplia publicidad dentro de China. Di afirmó que China, con Biden en el Despacho Oval, controlaría políticas del más alto nivel en Washington. Argumentó que China podría hacer ofertas que no podrían ser rechazadas y que con efectivo se podía comprar a cualquier estadounidense.
Di consiguió su mayor carcajada cuando mencionó dos palabras: "Hunter Biden".
Además de los Biden, China ha comprado a cientos -si no miles- de políticos, académicos, empresarios y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley a nivel federal, estatal y municipal.
¿Cómo lo sabemos? El Ministerio de Seguridad del Estado chino se puso en contacto por primera vez con el diputado Eric Swalwell (D-Ca.) no cuando formaba parte del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes -donde es de gran valor para Pekín- sino cuando era concejal de la ciudad de Dublín, California. Swalwell no podía ser el único aspirante a político que Pekín había estado cautivando.
Swalwell fue seducido por la dulce Christine Fang, ahora conocida por ser una agente del Ministerio de Seguridad del Estado. "El Partido Comunista Chino utiliza tres 'tácticas de interferencia política' codificadas por colores para ganar influencia sobre los ciudadanos estadounidenses en casa, así como sobre aquellos que ingenuamente viajan a China", explica a esta publicación Charles Burton, del Instituto Macdonald-Laurier, con sede en Ottawa. "El azul se refiere a sofisticados ciberataques a ordenadores, smartphones y habitaciones de hotel para posibles chantajes. El dorado se refiere a sobornos, mientras que el amarillo significa 'tarros de miel', seducción sexual".
Como señala Burton, ex diplomático canadiense en Pekín, estas tácticas codificadas por colores "forman parte de un esfuerzo sofisticado, coordinado por los agentes del enorme Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista, que trabajan bajo cobertura diplomática en las embajadas y consulados chinos".
Los agentes chinos trabajan, entre otros lugares, en los cuatro consulados de Pekín y la gran embajada en Washington, D.C., así como en unas nueve comisarías de policía, muchos bancos y empresas estatales, Institutos Confucio y Aulas Confucio, y organizaciones como la Asociación de Estudiantes y Académicos Chinos. El régimen chino, a lo largo de décadas, ha penetrado en casi todas las organizaciones influyentes de Estados Unidos.
América se enfrenta a un reto que subestima. Como advierte Gershaneck, autor también de Political Warfare: Strategies for Combating China's Plan to 'Win Without Fighting' (Guerra política: estrategias para combatir el plan chino de "ganar sin luchar" ), "hoy, con su moderna tecnología y su enorme poder político, militar y económico, la guerra política de la República Popular China presenta un desafío totalitario sin precedentes en la historia de la humanidad."
¿Qué debe hacer Estados Unidos ante semejante desafío? El régimen utiliza cualquier punto de contacto para destruir América, por lo que América necesita cortar cualquier punto de contacto con el régimen.
Los estadounidenses no pueden permitirse dejar dentro de Estados Unidos a ningún miembro del Partido Comunista ni a ningún saboteador, agente, funcionario, banquero o directivo de empresa chino. No debería haber consulados chinos en Estados Unidos, y el personal de la embajada, compuesto por cientos de personas, debería reducirse al embajador, su personal y su familia.
¿Extremo? De ninguna manera. ¿Por qué deberíamos permitir que China ataque a Estados Unidos desde Estados Unidos?