Síndrome Starbucks: las ciudades demócratas no pueden controlar el crimen

La cadena de cafeterías se ve obligada a cerrar 16 locales, todos en ciudades demócratas, por incidencias relacionadas con las drogas y el crimen.

La cadena de cafeterías Starbucks va a cerrar 16 establecimientos en varias ciudades de los Estados Unidos, según informa The Wall Street Journal. Los motivos no son económicos; el cierre se debe al consumo de drogas y otros incidentes dentro de los locales que han sido denunciados por los empleados de la cadena. Seis de los locales se cierran en el área Los Ángeles, otros seis en Seattle, dos en Portland, uno en Philadelphia y uno más en Washington.

El pasado lunes, las jefas de operaciones Debbie Stroud y Denise Nelson escribieron un mensaje a varios empleados en el que reconocían lo siguiente: "Hemos leído todos los informes de incidentes que habéis presentado. Son muchos". Starbucks ha estado teniendo problemas porque varios de los empleados se negaban a trabajar en esas condiciones.

El CEO de la compañía, Howard Schultz, se duele de que los líderes de las ciudades demócratas donde van a cerrar los locales han "abandonado su responsabilidad de luchar contra el crimen". Schultz es donante del Partido Demócrata.

Se da la circunstancia de que los 16 establecimientos están en ciudades demócratas. Desde el año 2000, los índices de criminalidad se han disparado, y la mayoría de las grandes ciudades están en manos del Partido Demócrata. Este aumento de la criminalidad ha coincidido con la campaña Defund The Police. que ha surgido en el contexto de Black Lives Matter.

Es lo que podríamos llamar el Síndrome Starbucks: los alcaldes no son capaces de controlar el crimen, o lo favorecen con sus políticas progresistas. Y los negocios se mantienen con dificultades o se ven obligados a cerrar.

Desfinanciar a la policía

Los alcaldes demócratas han tenido una actitud ambivalente al respecto del movimiento que busca retirar los fondos a la policía en distintas ciudades. Por un lado, muchos quieren sumarse a esa corriente, pero, por otro, reducir los medios de la policía tiene un efecto directo en la criminalidad.

El alcalde de Los Ángeles es Eric Garcetti. Lo ha sido durante casi una década (desde 2013), y hay datos preocupantes por lo que se refiere a la criminalidad. Por ejemplo, la incidencia de los homicidios es la más alta en quince años: en los seis primeros meses del año ha habido 181, por los 180 del pasado año o los 153 de hace diez.

Tras la muerte de George Floyd y las protestas organizadas en las calles, el alcalde Garcetti anunció un recorte de 150 millones de dólares en el presupuesto de la Policía. El presupuesto era entonces de 1.700 millones. El presupuesto mengua, pero no ocurre lo mismo con el crimen, que no deja de subir. De hecho, lo que ocurrió en 2020 es un cambio de tendencia: hasta entonces el crimen bajaba y desde ese año no ha dejado de subir.

Algo parecido le pasa a West Hollywood, otra de las poblaciones en las que Starbucks se ve obligada a cerrar. La alcaldesa se ha visto obligada a rechazar una propuesta para reducir el presupuesto para la oficina del sheriff.

La alcaldesa de Santa Mónica, Sue Himmerlich, no hizo mención al crimen en su propuesta política. Pero su ciudad tiene un verdadero problema: mientras que la tasa de criminalidad sigue bajando para el conjunto del país, en Santa Mónica sube. De hecho, es considerada una de las ciudades más peligrosas de California.

Seattle: Ceder parte de la ciudad al crimen

Seattle, la capital del estado de Washington, es la sede de cuatro cafeterías de Starbucks que cerrarán antes de que termine el mes. Su alcalde, el demócrata Bruce Harrell, ha declarado: "No toleraremos el crimen". Harrell lamenta la grave incidencia de la criminalidad, y afirma que es una situación que ha heredado: es alcalde desde el primer día de 2022.

Su antecesora es la también demócrata Jenny Durkan. Tras la muerte de George Floyd, durante su mandato se creó un área donde dejó de aplicarse la ley: CHOP, acrónimo de Capitol Hill Organized Protest. Desde entonces, la criminalidad se ha disparado en la ciudad. El número de crímenes en junio de 2020 era de 2.810, después de estar bajando de forma consistente en los meses anteriores. Desde entonces, el crimen no ha dejado de crecer, y el último dato, que es de mayo de 2022, recoge 4.026 crímenes. La mención a junio de 2020 no es caprichosa: es cuando quienes lideraron las protestas se hicieron con el control de un área de la ciudad.

El último de los locales de Starbucks que va a cerrar está en la capital. La alcaldesa, Muriel Bowser, no se ha dejado llevar por la campaña para retirar la financiación a la policía. No obstante, la violencia y el crimen son cada vez más frecuentes en las calles de Washington DC. Hace 10 años, en 2012, se produjeron 88 asesinatos. El año pasado fueron 226. En 2021 el número de asesinatos creció un 14%. En lo que va de 2022, la tasa de crecimiento se mantiene: un 14%.