ANÁLISIS
León XIV expone sus prioridades en la misa de Investidura: Amor, Unidad y Paz
En la homilía, el papa marcó un estilo propio, con un claro mensaje social: "Todavía vemos demasiada discordia, heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo al diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres".

León XIV, en su primer paseo en papamóvil en la Plaza de San Pedro
León XIV volvió a hacer muestras de su propio estilo al marcar claramente sus prioridades de cara a su papado: el Amor, la Unidad y la Paz, con mayúsculas como base de la Justicia Social, la clave detrás de la elección de su nombre.
Frente a una abarrotada Plaza de San Pedro, el pontífice lanzó un grito que puede leerse como la hoja de ruta que piensa seguir desde su posición como líder de los más de 1.400 millones de católicos del mundo: "Todavía vemos demasiada discordia, heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo al diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres".
Primer recorrido por la Plaza de San Pedro con el papamóvil
Antes de comenzar la ceremonia, León XIV saludó a los feligreses congregados y recorrió por primera vez en el papamóvil la plaza de San Pedro. Durante el solemne acto, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, uno de los papables favoritos al inicio del Cónclave, fue el encargado de hacerle entrega del Anillo del Pescador. El cardenal Zenari le impuso el Palio.
Visiblemente emocionado, y frente a autoridades de todo el mundo -entre ellas el vicepresidente JD Vance-, el papa recordó a su antecesor, apuntando que su muerte dejó a la Iglesia "como ovejas sin pastor" hasta su propia elección: "Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría, recorriendo con ustedes el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una sola familia".
Llamado a "echar las redes" para "salvar a la Humanidad de las aguas del mal y la muerte"
A partir de ahí, su misión, tal y como el fue encomendada al propio San Pedro por Cristo, tiene dos dimensiones principales: "El Amor y la Unidad", y un llamado a "echar las redes" a la humanidad para "salvarla de las aguas del mal y de la muerte. Esta misión permanece vigente hoy: lanzar siempre y nuevamente las redes y navegar por el mar de la vida para que todos puedan reencontrarse en el abrazo de Dios".
"El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo. No se trata nunca de capturar a los demás con prepotencia, propaganda religiosa o medios de poder, sino siempre y únicamente de amar como lo hizo Jesús".
"Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del Amor!"
Algo que requiere que el sucesor de Pedro no ceda nunca a "la tentación de ser un líder solitario o un jefe por encima de los demás, convirtiéndose en dominador de las personas que les han sido confiadas". Por el contrario, deben servir la fe de los hermanos, caminando con ellos. “Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado".
"Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del Amor! Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos al encuentro de Dios y amémonos los unos a los otros", concluyó el Pontífice.