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Gustavo Petro, una lección de política exterior a las 3.40 de la madrugada

El presidente Colombiano le ha mostrado al mundo entero todo lo que no se debe hacer cuando se trata de negociar con Trump. 

Gustavo Petro Cordon Press

¿Por qué el presidente colombiano tomó una de las decisiones más arriesgadas de la historia diplomática de su país a las 3.40 a. m.? Millones de colombianos siguen sin entender el ataque de Gustavo Petro cuando en la madrugada del domingo, a través de X, desautorizó la llegada de dos vuelos con migrantes colombianos deportados de Estados Unidos; y es que una decisión de ese tipo parece irracional.

Las teorías tratando de explicar el asunto son muchas y han causado gran polémica en redes sociales. Mi apuesta es que el presidente Colombiano, en un arrebato de madrugada, creyendo que era capaz de alcanzar lo que se propusiera, sacó a relucir lo más dañino de su ego y decidió retar nada más y nada menos que a Donald Trump. 

Petro es un socialista de verdad, y cuando digo de verdad me refiero a que a lo largo de su vida ha llegado hasta las peores consecuencias de esas ideas. Durante años fue guerrillero del M-19, la grupo terrorista que se tomó el Palacio de Justicia en Colombia. Luego, durante su carrera en el Senado defendió a las guerrillas, fungiendo como una especie de brazo político de las FARC y el ELN. Cuando llegó a la presidencia dijo abiertamente que desde niño había soñado con ese día. Seguramente entre sus sueños de infancia también estaba el de retar al “gran imperio" y ser una especie de libertador. Por eso en uno de sus extraños tuits escribió: "No nos dominarás nunca. Se opone el guerrero que cabalgaba nuestras tierras, gritando libertad y que se llama Bolívar".

Petro combina dos problemas muy dañinos, las ideas socialistas extremas y un ego que debe pesar toneladas. Lo más probable es que en su arrebato de madrugada, haya creído que era la oportunidad para unir a Latinoamérica en contra del imperio opresor, y también para que su nombre figurara a nivel internacional. Lo segundo lo logró, aunque seguramente no en los términos heroicos que esperaba, porque de lo que se habla a nivel internacional es de cómo tuvo que recular.

Sobre unir a la región para retar al imperio, logró exactamente lo contrario. Petro se convirtió en una lección para toda latinoamérica sobre lo que no hay que hacer en materia de política internacional y, especialmente, lo que no se debe hacer con Trump. Hay que decir que incluso Trump actuó con paciencia. Hacer devolver dos aviones cuando ya están en el aire no solo es una grosería completamente inadmisible e inexplicable por parte de un Gobierno, sino que efectivamente pone en riesgo la seguridad nacional de los Estados Unidos, aún así Trump decidió frenar las sanciones que había anunciado después de que Petro se echara para atrás. Hubiera podido en alguna medida mantener el castigo y no lo hizo.

Soy fiel creyente de que el arrepentimiento hay que abrazarlo. Si alguien se equivoca y pide perdón, es bueno aceptar las disculpas y pasar la página, pero lastimosamente sospecho que el cambio de opinión de Petro no viene de la humildad de reconocer un error, sino del temor que le dio que su Gobierno tambaleara ante el estruendoso rechazo de los colombianos a su decisión. El presidente vio la reacción del país rechazando el peligro en el que Petro los estaba poniendo. Los colombianos no quieren sufrir las consecuencias económicas que implicaría que su principal socio comercial le imponga aranceles del 50 %

En todo caso, sin importar los motivos, Petro se convirtió en ejemplo, para el mundo entero, de lo que le puede ocurrir a un país, en cuestión de horas y solo con sanciones económicas, si no maneja adecuadamente su relación con la nueva Administración de Trump. De ahora en adelante, los gobiernos de la región recordarán el histórico error de Petro y no se atreverán a actuar a la ligera con Trump.

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