Revelada: la base secreta de drones del Mossad en Irán
Israel llevó a cabo durante años operaciones encubiertas dentro de la República Islámica, desplegando equipos de comando, armamento de precisión y vehículos aéreos no tripulados explosivos.

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Han surgido nuevos detalles sobre las operaciones preparatorias que facilitaron el ataque de Israel contra Irán. Las fuerzas militares y de inteligencia israelíes colaboraron extensamente durante varios años, desarrollando los expedientes de inteligencia necesarios para ejecutar el asalto preventivo israelí denominado “Operación León Naciente”.
Estas preparaciones incluyeron la recopilación de inteligencia detallada y la realización de operaciones de vigilancia dirigidas a altos funcionarios del aparato de seguridad iraní y científicos nucleares que posteriormente fueron eliminados. Estos esfuerzos se llevaron a cabo en paralelo a una campaña operativa clandestina destinada a debilitar las capacidades estratégicas de misiles de Irán.
Dentro de este marco, el Mossad orquestó una colaboración de inteligencia, operativa y tecnológica con unidades de las Fuerzas de Defensa de Israel y contratistas de defensa, ejecutando misiones de sabotaje encubiertas en lo profundo del territorio iraní, junto con amplias operaciones de la Fuerza Aérea israelí.

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Estas operaciones coordinadas se centraron en la infraestructura estratégica de misiles y las redes de defensa aérea de Irán. La estrategia institucional requirió largos periodos de planificación, lo que exigió una coordinación audaz y sofisticada, combinada con un pensamiento estratégico innovador y tácticas de engaño operativo.
Cada misión exigió una investigación meticulosa y una recopilación de inteligencia precisa, tecnologías de vanguardia y un amplio despliegue de fuerzas de comando que operaran clandestinamente en todo Teherán y en todo Irán, mientras evadían la vigilancia de seguridad e inteligencia de la República Islámica.
A través de sus actividades operativas, agentes del Mossad introdujeron sistemas de combate especializados a gran escala, posicionándolos estratégicamente en territorio iraní y dirigiéndolos hacia objetivos designados con precisión y eficacia.
Esta operación comprendió tres marcos operativos institucionales distintos y sofisticados. En primer lugar, unidades comando del Mossad operaron en todo el centro de Irán, desplegando sistemas de armas guiadas con precisión en zonas estratégicas abiertas cerca de instalaciones enemigas de misiles tierra-aire. Al comenzar las operaciones israelíes, coordinadas con ataques de la Fuerza Aérea israelí en todo Irán, estos sistemas recibieron señales de guía y activación, disparando misiles de precisión simultáneamente hacia los objetivos designados con notable exactitud.
En una segunda fase operativa diseñada para neutralizar los sistemas de defensa aérea iraníes que amenazaban a los aviones israelíes, el Mossad ejecutó operaciones clandestinas desplegando sistemas de ataque y tecnologías avanzadas montadas en plataformas móviles. Cuando comenzó el ataque sorpresa, estos sistemas de armas actuaron y eliminaron por completo sus objetivos designados: instalaciones defensivas iraníes.
La tercera fase operativa implicó que el Mossad, a través de redes de agentes, estableciera instalaciones de drones explosivos infiltradas profundamente en territorio iraní mucho antes del ataque. Durante las operaciones israelíes, estos drones explosivos fueron activados y dirigidos contra lanzadores de misiles tierra-tierra ubicados en la base Esfejabad de la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, cerca de Teherán, lanzadores que representaban una amenaza significativa para la infraestructura estratégica y civil de Israel.