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El disidente cubano José Daniel Ferrer se exilia forzosamente en Estados Unidos tras décadas de persecución del régimen castrista

“El liderazgo de Ferrer fue una amenaza para la dictadura y una esperanza para el pueblo cubano. Estados Unidos seguirá acompañando a quienes luchan por la democracia”, dijo el secretario de Estado, Marco Rubio.

El disidente José Daniel Ferrer durante una conferencia de prensa en Miami, Florida

El disidente José Daniel Ferrer durante una conferencia de prensa en Miami, FloridaAFP

Emmanuel Alejandro Rondón

El reconocido disidente cubano José Daniel Ferrer llegó este lunes 13 de octubre a Estados Unidos, tras aceptar un exilio forzado luego de años de persecución, repetidas condenas y torturas bajo el régimen comunista castrista.

El líder opositor, de 55 años, fue trasladado desde la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba, hacia el aeropuerto internacional de dicha ciudad, donde se reunió con su esposa Nelva Ortega, su hijo menor Daniel José, y otros familiares antes de embarcar con destino directo a Miami.

Según confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores del régimen castrista, la salida del dirigente “se produce tras una solicitud formal del Gobierno de los Estados Unidos y la aceptación expresa de Ferrer García”. La Administración Trump gestionó su traslado y protección en coordinación con funcionarios del Departamento de Estado.

El secretario de Estado, Marco Rubio, le dio la bienvenida a Ferrar.

“Bienvenidos a la libertad @jdanielferrer. Tras años de represión, tortura y abusos por parte del régimen cubano, Ferrer y su familia se encuentran en Estados Unidos. El anhelo del pueblo cubano por las libertades fundamentales y la democracia es una inspiración para muchos. Reafirmamos nuestro compromiso con una Cuba libre, justa y democrática”, dijo Rubio en ‘X’.

Rubio también sostuvo que la Administración del presidente Donald Trump continuará presionando por la liberación de más de 700 presos políticos que siguen detenidos en la isla.

“El liderazgo de Ferrer fue una amenaza para la dictadura y una esperanza para el pueblo cubano. Estados Unidos seguirá acompañando a quienes luchan por la democracia”, afirmó.

“Golpizas, torturas y humillaciones”

El 3 de octubre, el disidente cubano envió una carta pública en la que explicó su decisión de aceptar el exilio forzoso, denunciando “golpizas, torturas, humillaciones, amenazas y condiciones extremas” sufridas durante su reclusión ilegal. En el texto, afirmó que su salud se encontraba gravemente deteriorada y que su permanencia en prisión sólo respondía al ensañamiento del régimen comunista contra la disidencia.

Ferrer había sido excarcelado en enero de 2025, en el marco de un acuerdo negociado con el Vaticano durante el mandato del expresidente demócrata Joe Biden, pero fue nuevamente encarcelado en abril tras retomar su actividad política en la isla. Su caso, desde décadas, es un símbolo de la represión persistente contra la oposición pacífica en Cuba.

A su llegada a Miami, Ferrer fue recibido por funcionarios del Departamento de Estado y agentes de seguridad que garantizaron su salida de Cuba por vías privadas.

La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental celebró la excarcelación, calificando la trayectoria del activista como “una inspiración para todos los defensores de los derechos humanos en América Latina”.

José Daniel Ferrar, símbolo de la “Primavera Negra”

Ferrer pertenece a la generación de disidentes y activistas encarcelados durante la “Primavera Negra” de 2003, cuando el régimen de Fidel Castro, ya fallecido, detuvo a 75 opositores, intelectuales y periodistas críticos de la dictadura comunista que impera en la isla. Pasó más de una década en prisión antes de reorganizar su movimiento político y fundar la Unpacu, que promovió la resistencia civil no violenta y denunció las violaciones sistemáticas de derechos humanos en Cuba, ganándose el reconocimiento de la comunidad internacional.

Su salida de Cuba pone fin a su propia trayectoria de represión y resistencia interna que duró más de veinte años. Su lucha, ahora, continuará en el exilio, como el de decenas de miles de connacionales que huyeron de Cuba.

Su caso también reaviva el debate sobre la falta de libertades en la isla y la persecución que aún enfrentan quienes se oponen públicamente al régimen de Miguel Díaz-Canel, sucesor de los hermanos Castro.

Mientras tanto, la Administración Trump reiteró su llamado a la comunidad internacional para mantener la presión diplomática sobre La Habana, exigir la excarcelación de los presos políticos y promover una transición democrática en la isla.

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