Tensión entre Trump y Cyril Ramaphosa debido a las acusaciones de "genocidio" de blancos en Sudáfrica
"Le están quitando la tierra a la gente, y en muchos casos está siendo ejecutada ", afirmó el republicano y exigió explicaciones. La delegación invitada, en cambio, insistió en que el país africano sufre de inseguridad pero que no existe persecución racial alguna.

Donald Trump y Cyril Ramaphosa
Cyril Ramaphosa no quería ser el próximo Zelenski. Acudió este miércoles a la Casa Blanca con una misión: evitar una escena de tensión, en vivo y directo, como la ocurrida con su homólogo ucraniano. El escenario era el mismo, el Salón Oval; el coprotagonista, también: Donald Trump. Motivos para el desencuentro, además, sobraban.
Para intentar calmar los ánimos, Ramaphosa apeló a la pasión de Trump por el golf: su delegación de altos cargos gubernamentales, un empresario y una sindicalista, estuvo acompañada por dos leyendas del golf, Ernie Els y Retief Goosen. Aunque sea imposible evaluar el grado de éxito de la estrategia, el republicano les dedicó algunas de sus primeras palabras ante los medios: "Ustedes dos son fantásticos". "De verdad aprecio que hayan venido".
Tras un inicio cordial, al ser preguntado sobre su decisión de aceptar refugiados sudafricanos, Trump dijo que había recibido "quejas tremendas" sobre el país. Unos 50 afrikaners (sudafricanos blancos) aterrizaron en Washington la semana pasada. La Administración les concedió asilo político, alegando que sufren de persecución racial para confiscar sus tierras. Incluso, en palabras de Trump antes del encuentro, de "genocidio". Su Administración aseguró que traerá más.
Ley de Expropiación
Críticos de la norma afirman que se está utilizando para quitar propiedades a la minoría afrikaner, heredera de colonos europeos. Sus defensores aseguran que servirá para aumentar la propiedad de la población negra, mayoritaria.
"Espero que recibamos una explicación", le espetó el republicano a Ramaphosa en el Salón Oval. Más adelante en la conversación, este último ensayó una respuesta, afirmando que el mandatario debía oír las voces de sudafricanos blancos que negaban la versión de la persecución, como las de los miembros blancos de su delegación: "Si hubiera un genocidio afrikaner, puedo apostar que estos tres caballeros no estarían aquí".
Trump respondió pidiendo que atenúen la luz, "podría mostrarle un par de cosas". La sala estuvo en silencio mientras pasaban un video de más de 4 minutos con supuesta evidencia de los ataques. "Esto no lo he visto", reaccionó en un momento el mandatario africano. "Necesito averiguarlo".
Las imágenes en cuestión: rallies políticos con arengas contra los blancos, incluidas consignas para asesinarlos, y una ruta franqueada por decenas de cruces blancas que pertenecerían a afrikaners asesinados. La Casa Blanca luego compartió el video:
El presidente estadounidense siguió mostrando una serie de artículos impresos de supuestos ataques contra sudafricanos blancos. "Todas estas son personas blancas que fueron asesinadas recientemente".
"En primer lugar, aquello no es política de nuestro Gobierno", contestó Ramaphosa, tras recibir la pila de artículos. Además, dijo que su país es una democracia con múltiples partidos, donde hay variedad de opiniones que no coinciden con la suya. Reconoció que abunda la inseguridad, pero afirmó que "la mayoría de las víctimas son negros".
"Hay ayuda que podemos recibir de ustedes, los EEUU, para hacer frente a todos estos actos de criminalidad", prosiguió, instando a continuar el diálogo en privado. Sin éxito: "Le están quitando la tierra a la gente", dijo Trump. "Y esas personas en muchos casos están siendo ejecutadas".
Luego llegó el turno del equipo de Ramaphosa: tanto el golfista Els como el ministro de Agricultura, John Steenhuisen, y el empresario Johann Rupert, todos blancos, aseguraron que no existía tal hostigamiento de parte del Gobierno. Los persecutores, aseguró Steenhuisen, son partidos extremistas minoritarios.
El mensaje común: hay violencia, pero no es contra un sector de la población. El país entero es víctima.
Dos guerras, posiciones muy distintas
Aunque quedó tiempo para poco más antes de que las delegaciones continuasen hablando en privado, sí llegaron a dialogar sobre las guerras de Ucrania y Gaza.
En cuanto a la primera, los mandatarios coincidieron en la importancia de alcanzar una tregua. "Nosotros también hemos estado trabajando para eso", dijo el sudafricano, añadiendo que las negociaciones estadounidenses gozaban de su "apoyo absoluto". "Es un baño de sangre", "sí lo es".
Mostraron menos acuerdo alrededor del segundo conflicto. Sobre la demanda del Gobierno sudafricano contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, Trump dijo que no "esperaba nada". "Quién sabe cuál será el fallo".
Ramaphosa guardó silencio.
Antecedentes del acalorado encuentro
Los puntos de tensión abundaban antes de la reunión. En marzo, la Casa Blanca declaró persona non grata al embajador de Sudáfrica en EEUU. "Ebrahim Rasool es un político que incita al racismo, que odia a Estados Unidos y al presidente", escribió entonces el secretario de Estado, Marco Rubio, enlazando a una noticia en que criticaba a Trump.
El presidente estadounidense también redujo la asistencia económica al país africano. Ambos se encuentran cruzados también en sus alianzas internacionales, con el Gobierno africano en la lupa por sus relaciones con Irán, Qatar y el grupo terrorista Hamás.
En los próximos meses, además, el Congreso estadounidense debe decidir si renovar el acceso libre de aranceles a ciertos productos sudafricanos, bajo la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA), y Sudáfrica debe pasar la presidencia del G20 a Estados Unidos a finales de año.
Más cerca en la agenda, el grupo de 20 países celebrará una cumbre en Sudáfrica. El republicano ha puesto en duda su asistencia. Ramaphosa, una vez más, apeló a la diplomacia del golf: invitó al estadounidense a un amistoso durante el encuentro. Trump, de momento, no confirmó su asistencia.