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Bélgica: investigan a 13 de personas por su posible participación en el genocidio cometido por ISIS contra los yazidíes

En agosto de 2014, en el transcurso de dos semanas, la región iraquí de Sinyar fue invadida por la organización terrorista islámica, que emprendió una brutal campaña que incluyó esclavitud, torturas, secuestros, asesinatos y violaciones, con el fin de llevar a cabo una limpieza étnica contra la minoría yazidí.

Manifestación yazidí frente a la Casa Blanca en 2019 (Wikimedia Commons)

Manifestación yazidí frente a la Casa Blanca en 2019Wikimedia Commons

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La Fiscalía Federal de Bélgica abrió una investigación contra 13 ciudadanos de ese país que habrían participado en el genocidio cometido por la organización terrorista Estado Islámico (ISIS) contra la minoría yazidí en el norte de Irak en 2014, declaró el ministro de Justicia saliente Paul Van Tigchelt, informó el portal de noticias belga Sudinfo.

Van Tigchelt explicó que “se trata de procedimientos largos y complejos, con numerosas solicitudes de asistencia judicial internacional, que requieren desplazamientos de investigadores y magistrados".

Los yazidíes, víctimas de un histórica persecución islamista

Los yazidíes son seguidores de una religión de Medio Oriente, que según ellos es aún más antigua que el judaísmo, cuyas raíces se remontan a siglos antes de la era cristiana en la antigua Persia y se asemeja a la fe zoroastra. Los yazidíes han absorbido diversas tradiciones del islam sufí y de otras culturas de Mesopotamia.

A lo largo de la historia, sus vecinos musulmanes han visto a los yazidíes como "adoradores del Diablo", por lo que han tenido que vivir constantemente huyendo, y en los últimos años se han establecido entre la región autónoma del Kurdistán y las montañas de Sinyar y de Shekhan, ambas en la provincia iraquí de Nínive.

La comunidad yazidí en Irak cuenta con alrededor de medio millón de miembros, que representan menos del 2% de la población iraquí, compuesta por más de 40,000,000 de habitantes. Otras grandes comunidades viven en el exilio en Siria, Armenia y Alemania.

La masacre más reciente sufrida por los yazidíes sucedió en agosto de 2014, cuando según se señala en el sitio web de la fundación Nadia’s Initiative, de la conocida sobreviviente y activista yazidí Nadia Murad, el mundo fue testigo de un genocidio. En el transcurso de dos semanas, la región iraquí de Sinyar fue invadida por la organización terrorista ISIS, que emprendió una campaña para llevar a cabo una limpieza étnica contra los yazidíes.

La fundación agrega que aproximadamente 400.000 yazidíes huyeron a la vecina región del Kurdistán iraquí y decenas de miles se refugiaron en el monte Sinyar, donde estuvieron al borde de la hambruna. El resto, al no poder huir, fueron asesinados o secuestrados y sometidos a horribles actos de violencia: esclavitud, trabajos forzados, tortura y violación. Se estima que ISIS mató a 5.000 hombres y mujeres yazidíes.

La masacre, indica Nadia’s Initiative en su sitio web, se produjo debido a que ISIS considera a los yazidíes “infieles” y obligó a los hombres a convertirse al islam o morir. Las mujeres, en cambio, no tuvieron opción. Fueron secuestradas, forzadas a casarse con el mejor postor, esclavizadas sexualmente y obligadas a convertirse al islam.

La fundación subraya que más de 6.000 mujeres y niños fueron capturados por ISIS y casi 2.800 siguen desaparecidos en la actualidad. Y añade que la violencia sexual se utilizó estratégicamente como arma de guerra y en los manuales del grupo terrorista se explicaba cómo traficar mujeres yazidíes. Además, ISIS creía que las violaciones destruirían a la comunidad desde adentro.

Fawzia Amin Saydo, la mujer yazidí liberada por Israel de las garras de Hamás

Fawzia Amin Saydo fue secuestrada por ISIS cuando tenía 11 años. Los terroristas invadieron su ciudad, Sinyar, en el norte de Irak, en 2014 y la llevaron a Siria. Recién a inicios de octubre de este año, tras ser golpeada, violada y comerciada como esclava, fue liberada meses atrás por el Ejército israelí cuando se encontraba bajo las garras de Hamás

La joven fue vendida como esclava cinco veces. En una, tuvo dos hijos con un terrorista que pegaba y abusaba de ella.

En 2020 viajó a la Franja de Gaza, buscando protección en la familia de su captor, que había sido arrestado. Se encontró, sin embargo, un trato "abusivo": le pegaban y no la dejaban salir de su casa; era una sabaya (esclava). 

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