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Una cautiva del Estado Islámico liberada por Israel: 'Nos dieron de comer carne de bebé'

La joven yazidí Fawzia Amin Saydo relató por primera vez la brutalidad de los terroristas de EI y Hamás, entre quienes dicen "no hay diferencia".

Fawzia Amin Saydo, exesclava del Estado Islámico y Hamás

Fawzia Amin Saydo, cautiva de EI y HamásYouTube/Voice of America.

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Fawzia Amin Saydo fue secuestrada por el Estado Islámico (EI) cuando tenía 11 años. Los terroristas invadieron su ciudad, Sinjar, en el norte de Irak, en 2014 y la llevaron a Siria. Recién a inicios de octubre de este año, tras ser golpeada, violada y comerciada como esclava, fue liberada por el Ejército israelí cuando se encontraba bajo las garras de Hamás

De vuelta en su país natal, la joven comenzó a contar, poco a poco, su década de pesares como uno los más de 6.000 mujeres y niños yazidíes sometidos a esclavitud desde que el EI arrasó su zona en 2016. 

"Cocinaron arroz y también carne y nos lo trajeron", contó al medio británico The Sun, sobre uno de sus primeros episodios tras su captura, cuando llevaban, recuerda, entre cuatro y siete días sin comer. "Mientras comíamos sabíamos que algo iba mal porque el sabor era raro, pero comimos porque teníamos hambre", dijo antes de explicar que, cuando terminaron, los terroristas les dijeron "que la carne era de bebés". Una mujer sufrió "un ataque al corazón y murió". "Nos enseñaron fotos de los niños y bebés decapitados y nos dijeron 'estos son los niños que se comieron'".

La joven fue vendida como esclava cinco veces. En una, tuvo dos hijos con un terrorista que pegaba y abusaba de ella. "Siempre hacía lo que me decían porque era muy joven y estaba muy asustada", dice sobre las mujeres del Estado Islámico, quienes trataron de convertirla al islam.

"Hamás y el Estado Islámico son lo mismo"

En 2020 viajó a Gaza, buscando protección en la familia de su captor, que había sido arrestado. Se encontró, sin embargo, un trato "abusivo": le pegaban, no la dejaban salir de su casa, era una sabaya (esclava). 

"Nunca fui libre de hacer lo que quería. Si lo hubiera sido, me habría ido antes de Gaza". Una vez unos terroristas del grupo gazatí le apuntaron con un arma ala cabeza, simplemente porque había salido afuera con una amiga: "Decían que no estaba permitido".

Extrañaba a su familia, relató a Voice of America. "Empecé a tomar pastillas, como 50 a la vez", dijo al medio, "pero no me mató". "Intenté acabar con mi vida 21 veces".

La obligaban a trabajar en un hospital, donde recuerda haber visto que "todos tenían armas, todos tenían armas por todas partes". "Todos los hospitales se utilizaban como bases de Hamás", dijo en una nueva confirmación de que el grupo yihadista se refugia zonas sensibles como centros sanitarios. A principios de año, Israel emprendió operaciones en el hospital Al Shifa, el más grande de la Franja de Gaza. Escuelas, casas particulares, edificios de la UNRWA, son algunos de los lugares donde se ha encontrado armamento de Hamás.

Tras su liberación, Hamás emitió un comunicado asegurando que Fawzia se encontraba allí por voluntad propia. Ella lo desmiente, "es una absoluta mentira", e insiste en que no la dejaban salir de la casa, de que "eran muy malos, mataron gente, me obligaron a estar allí". Y sentencia: "No hay diferencia entre Hamás y el Estado Islámico".

Retorno a casa

Un video de Fawzia pidiendo ayuda en TikTok la puso en contacto con la abogada que hoy la representa, Zemfira Dlovani. En una operación mediada por el documentarista Alan Duncan, periodistas, activistas y empresarios, las fuerzas israelíes lograron hacerla escapar en un automóvil, vigilado por drones, luego una ambulancia de Naciones Unidas y, nuevamente, un carro hasta su familia. 

El retorno de la joven, ahora de 21 años, a los brazos de su familia fue capturado en videos que rápidamente se difundieron por redes sociales: 

Sus hijos quedaron atrás. Son, ahora, su principal preocupación.

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